José María mato
director del CIC Biogune
"Euskadi tiene una producción científica que no es suficiente en relación con su PIB y sus titulados"
El CIC BioGUNE celebra su quinto aniversario. Durante este tiempo, el laboratorio se ha consolidado como un centro de investigación en ciencias de la salud. El reto de los próximos cinco años, dice el profesor Mato, es "transformarnos en un centro de investigación de excelencia".
Idoia alonso
vitoria. ¿Han cumplido el compromiso de ser un centro de investigación en biociencia de excelencia?
Cinco años es un periodo corto de tiempo para un centro de investigación y más para uno como éste que comenzó desde cero. El tiempo pasa rápido, pero creo que hemos cumplido las promesas que dimos, es decir, hacer investigación de forma continuada. La marca CIC BioGUNE se ha establecido como un centro de investigación en el País Vasco, en España, y se está empezando a conocer fuera de España.
¿Qué balance realiza?
Un centro de investigación tiene que tener dos cosas: infraestructuras y resultados. Pero además, en el caso del CIC, el objetivo es que las investigaciones tengan una aplicación. El balance que queremos hacer es que lo hemos conseguido. Las instalaciones son excelentes, no voy a decir que únicas, pero comparables con las mejores del mundo. Respecto a los resultados, estos años hemos hecho alrededor de 140 publicaciones científicas, lo cual empieza a ser un número razonable, si bien debemos lograr mayor calidad y aumentar el factor de impacto de 6 a 7.
¿El reto de los próximos cinco años?
Estamos razonablemente contentos porque el centro hace ciencia, buena ciencia, no digo que sea excelente, y está orientada en parte a la investigación traslacional, es decir, que sirva para algo. El centro está en una buena posición para en los próximos cinco años -que serán clave- demostrar que efectivamente es un centro excelente y su producción científica eclosione. Este centro está bien, pero ahora se tiene que transformar en un centro de excelencia.
Muchos se preguntan qué hay detrás de sus batas blancas.
Hay investigaciones notables, el caso más reciente es el de Oscar Millet. Ha dado con la respuesta a una pregunta interesante que llevaba mucho tiempo sin ser contestada, cómo puede haber vida en sitios donde no debe de haber vida, como en el Mar Muerto. Es una paradoja. Su descubrimiento tiene distintas aplicaciones como en los biorreactores. Manuel Rodríguez, por ejemplo, ha hecho una herramienta que sirve para buscar proteínas implicadas en el cáncer, nosotros u otros.
¿Su herramienta también puede servir para que otros, o el CIC, den con la cura del cáncer?
El conocimiento no ha progresado con grandes Eurekas sino con pequeños Eurekas, y esto es un pequeño Eureka, un pequeño dispositivo para buscar algo que antes no podíamos. A lo mejor llega otro investigador que hace el descubrimiento más importante, pero si usa esta herramienta habremos contribuido en el gran descubrimiento.
El fin último de la ciencia no es el retorno de la inversión pública, pero 12 millones al año es mucho dinero. ¿Qué opina de quienes piden a los científicos mejores resultados?
Creo que se trata de un retorno colectivo. El Gobierno Vasco y la Diputación de Bizkaia han puesto una serie de centros como éste para que contribuyan a la segunda transformación de la economía vasca de cara a los próximos diez años. No se trata tanto de que BioGUNE retorne a BioGUNE todo lo que se ha invertido en él, porque eso no ocurrirá. No hay centros de investigación básica que recuperen todo lo que les han dado. Lo que sí sucede es que estos centros contribuyen a generar un entorno empresarial innovador, aparecen empresas, estas generan otras, traen nuevos talentos...
Por tanto, ese retorno es el tejido empresarial que se beneficia de sus investigaciones.
Sí, y ahora el sector biotecnológico en el País Vasco pesa más. Si en 2020, en el Parque Tecnológico trabajan 4.000 personas en empresas privadas de biotecnología, ellas serán las encargadas de capitalizar el retorno de la inversión. Luego hay un retorno de prestigio y reconocimiento, pero no le vamos a devolver a la sociedad el dinero contante y sonante que ha invertido. Ni Cambridge, ni Harvard o Max Planck tienen como objetivo facturar sino generar conocimiento que el entorno utiliza. Ése es el modelo que hay que seguir, y en eso estamos.
Cinco años es un buen momento para hacer autocrítica.
No todo es perfecto. Ha habido apuestas que hemos hecho que han ido muy bien y otras no tanto.
¿La especialización puede acercarles al objetivo de la excelencia? ¿Dónde están sus fortalezas?
Estoy convencido de que en el futuro una de nuestras fortalezas será la biología estructural porque está apoyada en un buen servicio de proteónica. También hemos iniciado una pequeña línea con un investigador muy interesante que trabaja con priones, los agentes infecciosos de las vascas locas, a ver a dónde va. Hemos tenido mucho éxito también en el análisis de genomas, el análisis del metaboloma... Y hay otras líneas que, comparativamente, no han funcionado. Y es el momento de tomar decisiones. En junio nos examina el comité internacional asesor de BioGUNE y será importante para decidir qué líneas de investigación impulsamos y cuáles no.
Lo que está claro es que usted quiere mucho a sus hijos...
Claro, porque el CIC no sólo es un centro sino que también son personas. Uno tiene un proyecto, incorpora a la mejor gente posible. En esta profesión cambiamos mucho de trabajo, fundamentalmente fuera de España, y si yo no protejo a la gente que trabaja aquí, quién lo va a hacer.
¿Ustedes han apostado por el talento cuántos son?
Actualmente somos 120 investigadores, la mitad son doctores de unas 15 nacionalidades distintas.
¿El cambio de gobierno les ha influido en algo?
El trato del Ejecutivo del lehendakari López ha sido similar al recibido con Ibarretxe. Yo creo que lo han hecho bien, en el sentido, de que no se ha paralizado los papeles.
¿Qué opina del nivel de la ciencia que se realiza en Euskadi?
Creo que la producción científica tiene que mejorar en relación con su PIB, con el número de ciudadanos con estudios superiores, con su balanza comercial... Creo que Euskadi tiene una producción científica que no es suficiente, pero se ha avanzado mucho. Dicho esto, hay áreas que son excelentes como la química orgánica, la física teórica, la astrofísica y el área de biofísica.
¿Le inquieta 2011?
Me preocupa en el sentido de saber si Euskadi sale de la crisis entre las regiones y países de Europa de cabeza. La economía va por ciclos, si Euskadi está en el pelotón de los de delante tendrá un periodo de cinco a ocho años de crecimiento y si no, no tendrá empuje suficiente para afrontar la siguiente crisis porque la caída será muy rápida.
El profesor José Mª Mato, director del CIC BioGUNE, en la sede de Zamudio. Foto: J. M.Martínez
sus frases
"El centro hace buena ciencia pero se tiene que transformar en un centro de excelencia"
"Hemos cumplido con el objetivo de hacer investigación de una forma continuada"