Puerto Príncipe. El primer ministro de Haití, Jean Max Bellerive, dijo ayer que se han contabilizado ya más de 200.000 muertos por el terremoto que asoló Puerto Príncipe hace tres semanas y precisó que esta cifra no incluye los cadáveres que han quedado bajo los escombros ni las víctimas enterradas por sus propias familias. Bellerive planteó en el Senado la necesidad de cambiar la estructura del Gobierno para poder afrontar la crisis derivada del seísmo. "El Gobierno, tal como está constituido ahora, no puede aportar resultados frente a esta situación", dijo el primer ministro, quien ofreció como alternativas formar un Ejecutivo de crisis, con una redefinición de la misión de los ministros, o dejar el gabinete como está y crear, además, un Comité Nacional de Crisis. En un balance global de la gestión del Gobierno, explicó que tras el terremoto fue necesario tomar medidas urgentes para conseguir el restablecimiento de las comunicaciones, la retirada de los cadáveres de las calles y la reordenación del tránsito en la devastada capital. Bellerive mencionó también la urgencia en lograr de nuevo la disponibilidad de carburante y la gestión de la atención a los heridos en los hospitales, así como relanzar las actividades comerciales y organizar la coordinación de la ayuda internacional. Todo ello se consiguió con cierta normalidad menos la coordinación de la ayuda. Bellerive se refirió a los problemas de infraestructura que hubo en el aeropuerto de la capital, lo que impidió en los primeros momentos la llegada de aviones, y dijo que en la distribución de la ayuda hay "una frustración de la población y también una frustración del Gobierno". Según él, el problema principal es que la ayuda pasa por las ONG en vez de pasar por el Gobierno, cuando "muchas de las ONG no estaban listas para ello". Además, explicó que hay otra complicación en la distribución de la ayuda porque los damnificados del terremoto se confunden con otras personas que ya vivían en una situación de precariedad y pobreza antes de la catástrofe, lo que dificulta el reparto y crea "tensiones". Tres semanas después del devastador terremoto que dejó al menos a 1,1 millones de personas sin hogar, el problema del alojamiento sigue siendo el más acuciante tanto para el Gobierno como para las agencias humanitarias que están trabajando en el país caribeño, ante el temor de que llegue la estación de lluvias sin que los damnificados tengan un lugar en el que cobijarse. estadounidenses detenidos Por otra parte, la situación de los diez estadounidenses detenidos cuando trataban de sacar de Haití a una treintena de niños sin documentos se complicó ayer con la aparición de una docena de familiares de los niños, entre ellos la madre de cinco de los menores. La mujer, que responde al nombre de Magonie, acudió ayer a la Dirección Central de la Policía Judicial (sede provisional del Gobierno) en compañía de otras que también afirmaban ser madres de algunos de los menores, y declaró a los periodistas que pensaba que sus hijos estarían mejor con los estadounidenses. "Se los di al pastor (que encabezaba el grupo) para que les diera una vida mejor, pero ahora me siento arrepentida", dijo la mujer momentos antes de que agentes de policía la condujeran al interior de las dependencias para prestar declaración. Según explicó la madre, el pastor le aseguró que podía proporcionar a los pequeños una vida mejor que la que tendrían si seguían en la situación en la que estaban.
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