Santa Rosa, producto de Colombia. La caja de flores descansaba ayer, abierta junto a decenas más, en un costado de la sala de actos protocolarios del cuartel de la Guardia Civil de Sansomendi, en Vitoria. La colorida estampa se completaba con una enorme y ordenada pila de paquetes de cocaína "de gran pureza", un cartel con los emblemas de la Benemérita y de la Policía Nacional que reivindicaba la autoría de la operación policial, agentes uniformados, palés de madera y la presencia del delegado del Gobierno en el País Vasco, Mikel Cabieces. El conjunto, con las pequeñas cajas de madera abiertas mostrando los bultos marrones del interior y los ramos envueltos en plástico, brindaba a la estancia un ambiente a medio camino entre lo mortuorio y lo surrealista, aunque aclaraba el por qué del nombre del dispositivo que ha dado al traste con una importante banda de narcotraficantes que operaba en el aeropuerto de Foronda: Flower Power.
Rosas y claveles de todos los colores imaginables. Verdes, rojas, amarillas, azules, blancas... En total, más de 47.000 kilos de flores fletados desde Colombia hasta el aeropuerto de Foronda. Hasta ahí, nada sospechoso si tenemos en cuenta que este país sudamericano es el segundo exportador de flores a escala mundial y que el aeródromo alavés es uno de los principales destinatarios de vuelos de carga de todo Estado. Pero en esta ocasión las rosas ocultaban algo más que espinas y el cargamento floral algo más que ornato y fragancia.
Los palés que soportaban el peso de las 47 toneladas de flores tenían truco. Los listones de madera de la base habían sido ahuecados para albergar paquetes y paquetes de cocaína. Tantos, que cuando los agentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil los pesaron, la balanza marcó todo un récord en incautaciones: 2.016 kilos. Más de dos toneladas de polvo colombiano de la máxima calidad listo para convertir las navidades en algo más que blancas.
Cabieces, que posó frente al impresionante alijo acompañado por la subdelegada del Gobierno en el País Vasco, Gloria Sánchez, no ocultaba su satisfacción por el éxito de la operación, "una de las más importantes que se han llevado a cabo en los últimos años en el País Vasco". Bromeó sobre la cantidad de dinero que la droga hubiese generado en el mercado negro -"yo, como no compro de eso, no sé el valor que puede alcanzar", comentó ante la nube de periodistas - y felicitó tanto a los agentes policiales como judiciales por su labor en el dispositivo. "La droga es algo que mata y que nos quita la libertad. Tenemos que convencernos y ser conscientes de esa realidad", explicó el responsable institucional.
A la espera de que se levante el secreto de sumario, que sólo permite la exposición de la droga -cuyo valor superaría los 70 millones- e informar de que se han practicado trece detenciones, pocos detalles oficiales han trascendido sobre la operación Flower Power. Cabieces se deshacía ayer en disculpas por no poder ampliar la información, con lo que dejaba claro que además de proceder al análisis de la mercancía aprehendida -un requisito rutinario y largo teniendo en cuenta de que se trata de dos toneladas-, aún quedan flecos policiales pendientes.
La investigación dio comienzo en 2008 y puso en conocimiento de los agentes la existencia de una organización criminal que pretendía introducir importantes cantidades de cocaína en España por vía aérea. La idea consistía en emplear como cobertura el envío de mercancías legales en los que camuflarían la carga ilícita.
cargamento de prueba La banda debió pensar que los experimentos deben hacerse con gaseosa y, por ello, recientemente lanzaron un primer envío de flores a modo de prueba. Los responsables de la investigación supervisaron su tránsito, pero como sólo contenía mercancía legal dejaron que llegase a su destino. El éxito del ensayo animó a los integrantes del clan, que rápidamente enviaron un segundo cargamento, esta vez repleto de cocaína, con dirección a Foronda. Aunque ellos no lo sabían, la expedición estaba condenada de antemano al fracaso y justo después de que las cajas tocaran tierra dieron comienzo los arrestos.
La Policía sabía, incluso, que el grupo había reservado una nave industrial en las inmediaciones del aeropuerto donde tenían pensado almacenar el cargamento para separar las flores de la cocaína. Tras la entresaca, cada mercancía seguiría su propio camino comercial, con lo que se aseguraban que la venta de rosas y claveles seguiría ocultando futuras remesas de droga.
Al tiempo que la droga era descubierta en la base de los palés, los agentes irrumpían en la nave y arrestaban a seis personas. Otras tres, responsables de controlar el correcto desarrollo de la liberación aduanera en el aeropuerto, fueron detenidas en un establecimiento de hostelería próximo y uno más a los pies del propio avión.
un abogado detenido En las horas posteriores se logró localizar y detener a tres personas más en Madrid y a un abogado en Barcelona. Según ha trascendido, el letrado fue contratado por el cártel colombiano responsable del envío para introducir la droga en España a través de una empresa catalana legal cuyo dueño desconocía los hechos. Tanto es así, que había dado plenos poderes al abogado para gestionar el cargamento. Además, los agentes detuvieron también en la capital catalana a un testaferro y al administrador de una empresa que operaba como tapadera para blanquear dinero. Ambos habían creado varias sociedades fantasma para dificultar el rastreo de los beneficios resultantes de la operación. El grupo eligió las flores porque el trámite aduanero para los productos perecederos es más rápido que para el resto de las mercancías. La decisión de remitir los palés a Vitoria y no a Barcelona se debió a que el de Foronda es uno de los principales aeropuertos de mercancías y no despertaría tantas sospechas. "Esperamos que lo sucedido sirva para disuadir del tráfico de drogas no sólo en Foronda, sino en toda España", concluyó ayer el delegado del Gobierno.