Vitoria. La investigación sanitaria vuelve a contar con un decidido impulso desde el territorio histórico. O mejor dicho, dos. El Hospital Txagorritxu estrenó ayer su nuevo laboratorio de investigación, dotado de la más puntera tecnología, así como el nodo que le integra en el Biobanco vasco para la investigación O+EHUN. Una doble puesta de largo que refuerza el liderazgo del centro gasteiztarra en el campo de la investigación, especialmente en el estudio de las encefalopatías espongiformes transmisibles humanas, más conocido como el mal de las vacas locas.

Para mantener esta posición de cabeza, Txagorritxu dispone desde ayer del primer banco de neurociencias de la CAV, una de las tres secciones en las que se divide su nodo, donde se almacenarán los cerebros de todos los pacientes que fallezcan en Euskadi como consecuencia de enfermedades por priones. Siempre, por descontado, que exista el consentimiento informado de las personas donantes o de quienes les representen. El centro pretende seguir así a la cabeza de un ámbito en el que es referencial desde hace una década.

Al margen de este depósito de cerebros, el nodo de Txagorritxu se compone de otros dos bancos específicos, uno de ADN y otro de tumores, destinados a analizar respectivamente muestras de sangre y suero y tejidos tumorales de pacientes vivos. En primera instancia para diagnosticar y tratar patologías, posteriormente para avanzar en la labor investigadora.

Dotado de una amplia área de crioconservación -arcones congeladores, un tanque de criopreservación o un congelador en rampa-, el nodo se completa con una sala para el cultivo de células y diverso equipamiento para la extracción de ADN. Como el resto de nodos del Biobanco vasco, está integrado en un sistema de telepatología que permite a los investigadores, ubicados en los distintos hospitales de la red, observar al mismo tiempo la imagen de una determinada muestra biológica, sea cual sea el lugar en el que se encuentre físicamente.

El O+EHUM, y más en particular el nuevo nodo de Txagorritxu, está dotado de una estructura que permite la recogida de todo tipo de muestras biológicas, su procesamiento y almacenamiento en unidades especializadas, así como su cesión a la comunidad investigadora, tanto local como nacional e internacional. Al margen del de Txagorritxu, el Biobanco está conformado por otros nueve nodos interconectados que se ubican en los hospitales públicos de Santiago, Basurto, Cruces, Galdakao y Donostia, el Centro vasco de Transfusiones y Tejidos, centros privados como el Instituto Oncológico, la Policlínica Gipuzkoa y el propio Departamento vasco de Sanidad.

inversión récord En lo que al nuevo laboratorio de investigación respecta, la unidad pretende convertirse en una "referencia" para todas las personas que desarrollen proyectos de investigación genética y molecular en la provincia. Una entidad "al servicio de quien investiga" que pretende estimular la realización de nuevos proyectos y abrir nuevas líneas de investigación, en los campo de la medicina, la enfermería, la biología y la farmacia.

El laboratorio, que al igual que el nodo del Biobanco se ubica en el segundo sótano de Txagorritxu -dentro del área de Anatomía Patológica- está dotado de equipamiento de última generación: citómetro de flujo, secuenciador, termocicladores a tiempo real... en definitiva, instrumentos de biología molecular y de genética imprescindibles en el campo de la investigación transnacional. A juicio del gerente de Txagorritxu, Francisco Villar, el laboratorio supone para el hospital "un significativo avance y un motor para la investigación de excelencia".

El presupuesto global de las dos unidades asciende a los 1,37 millones de euros. La obra civil, financiada al 100% por Osakidetza, ha supuesto casi la mitad del desembolso total, 518.012 euros. El equipamiento para los bancos de ADN, tumores y cerebros ha sido financiado por el Ministerio de Educación y Ciencia, con una partida de casi 700.000 euros, mientras que el Instituto Carlos III y el BIOEF se han hecho cargo de un desembolso de 152.255 euros para sufragar el equipamiento destinado a la investigación.