Vitoria. A mediados de marzo, la historia de A. P. M. conmocionó a los vecinos de Errekaleor. La joven, de tan sólo 26 años, moría en las calles de este humilde barrio al salir despedida de un quad e impactar contra un árbol. La víctima iba de acompañante de un amigo, que era quien conducía, pese a que en este tipo de vehículos tan sólo está permitido que viaje una persona.

"No hubo ni que avisar a la familia de la chica. Su madre y hermanos salieron a la calle al oír las ambulancias y se encontraron con todo aquello. Murió en el acto", relató ayer un agente de la Policía Local. Sus palabras estremecieron a quienes las escuchaban: un grupo de estudiantes de entre 16 y 18 años de edad que participaron en un road show, una original iniciativa para educar a los estudiantes en seguridad vial a través de un espectáculo audiovisual protagonizado por personas involucradas en accidentes de tráfico reales.

Entre ellas Pilar, una mujer de 49 años con una lesión medular que le impide moverse del pecho para abajo. "Tenía 17 años entonces, era muy joven, y para mí la silla de ruedas era algo que relacionaba con las personas mayores", explicó. La vida de Pilar se truncó un 5 de enero, la noche de Reyes, cuando bajaba el Puerto de Orduña de regreso de unas vacaciones en el coche de los padres de una amiga. "Menudo regalo le llevé a mi familia", recuerda. También Mar llevó ayer al centro cívico Hegoalde el relato en primera persona de experiencias similares, aunque desde el punto de vista de una enfermera que trabaja en una ambulancia medicalizada. "Es algo que sucede cada día, sobre todo los fines de semana. El domingo, sin ir más lejos, un chaval de 19 años se quedó dormido cuando estaba a punto de llegar a casa y se fue contra un muro. Los bomberos tuvieron que ir a rescatarlo, y su padre estaba entre ellos", contó Marta, quien tuvo para el auditorio un mensaje muy claro: "pensad muy bien con quién os subís en el coche, o en qué estado estáis antes de coger el volante".

A la salida hubo comentarios de todo tipo entre los alumnos La mayoría coincidió en los argumentos dados por aquéllos que ayer se prestaron a contar sus experiencias en la carretera. "Tienen razón, ponerse el cinturón no cuesta tanto", opinaban. Sin embargo, también hubo quien se mostró crítico con el espectáculo. "Por mucho que nos repitan las cosas no vamos a cambiar de hábitos si no nos ocurre nada a nosotras", aseguraba Eva, alumna del instituto Federico Baraibar. "Es cierto -añadía Izaskun, del mismo centro-, si necesitamos el coche para volver a casa lo vamos a seguir haciendo",

Los organizadores de esta original iniciativa, entre los que están Ayuntamiento y Gobierno Vasco, esperan repetir el espectáculo debido a la enorme cantidad de solicitudes que han recibido por parte de los centros de Secundaria.