Todos hemos sufrido en más de una ocasión el hipo, ese saltito involuntario que de forma implacable sacude nuestro pecho y que si se prolonga en el tiempo lejos de ser gracioso puede llegar a resultar muy molesto.

Indudablemente sabes de qué hablamos, pero a lo mejor desconoces por qué se produce. El hipo llega de repente y se debe a una irritación del diafragma que le lleva a contraerse de forma súbita entre dos respiraciones normales y afecta al nervio vago. Este músculo, que separa el pecho del abdomen y que tiene un papel importante en la respiración, baja cuando inhalamos aire y sube cuando lo exhalamos. 

Cuando este mecanismo se altera y el diafragma sube o baja antes de lo normal, la respiración se desacompasa provocando el hipo. A cada contracción le sigue un cierre repentino de las cuerdas vocales que es lo que produce el 'hip', 'hip', ese sonido tan característico del hipo.

Lo más habitual es que el hipo dure solo unos minutos, aunque a veces se hagan interminables, y se pase solo. Según su duración, el hipo puede ser agudo (menos de 48 horas), persistente (entre 48 horas y un mes) o intratable (más de dos meses).

Comer deprisa, demasiado y con la boca abierta, tomar alimentos picantes o muy condimentados, beber alcohol, tabaco o abusar de las bebidas con gas, estar nervioso, tener irritado el estómago o la garganta y sufrir problemas de esófago o neumonía, son algunas de las causas que pueden desencadenar el hipo.

Un hombre, molesto por un ataque de hipo. Freepik

¿Qué opina la ciencia?

Al tratarse de algo habitual, existen muchos trucos para acabar con el hipo, incluido el inoportuno susto que alguien está siempre dispuesto a darte. Y entonces te preguntas: ¿es realmente eficaz ese sobresalto para acabar con el hipo? Pues bien, la ciencia tiene su opinión.

Pese a que no existen pruebas científicas sólidas que confirmen la eficacia de las distintas técnicas para acabar con esta molestia, desde el Departamento de Otorrinolaringología del Centro Médico de la Universidad de Nueva York afirman que todos estos remedios lo que hacen es despistar al cerebro, evitando así que se concentre en el hipo al trasladar su atención a una nueva situación. 

Por ejemplo, en el caso de aguantar la respiración, se interrumpe el movimiento normal del diafragma y al mismo tiempo aumenta el nivel de dióxido de carbono en el cuerpo, lo que puede hacer que el cerebro deje de fijarse en el hipo para concentrarse en algo más importante como es la reanudación del suminstro de oxígeno.

En el caso concreto del susto, hay especialistas que lo explican basándose en que al asustarnos se produce una contracción repentina del diafragma, lo que afectará al nervio vago que es el causante del hipo. Este nervio vago, al recibir el sobresalto, pasará a ocuparse de esa otra señal distinta a la del hipo que le envía el diafragma, haciendo así que este desaparezca. El susto también puede activar en el cuerpo una respuesta de estrés de lucha o de huida para ponerse a salvo, lo que también desviará la atención respecto al hipo.

Una mujer asusta a un hombre con hipo, que se sobresalta. Freepik

Trucos sencillos e ingeniosos

Además de los trucos más tradicionales como dejar de respirar unos segundos o el susto, hay otros bastante ingeniosos que prometen acabar con el hipo. Diez de ellos son: 

1- Aguanta la respiración y coloca las manos en la parte superior del marco de una puerta inclinándote hacia adelante.

2- Apriétate los oídos mientras sorbes agua de un vaso con una pajita.

3- Bebe agua del lado contrario del vaso.

4- Bebe un vaso de agua fría sin respirar.

5- Haz respiraciones abdominales. Coge aire lentamente sintiendo cómo llenas el abdomen y mantenlo entre 10 y 20 segundos. Después expulsa el aire lentamente. 

6- Túmbate de espaldas y llévate las rodillas al pecho para cerrar el diafragma.

7- Siéntate, tócate con los dedos la punta de los pies y así cerrarás el diafragma.

8- Toma una cucharadita de limón, de azúcar o de vinagre.

9- Tira de la lengua con los dedos índice y anular. Estimularás los músculos y los nervios que están en la garganta y calmarás el hipo.

10- Con el pulgar de una manos presiona la palma de la mano contraria por unos segundos.

Ninguno de estos remedios es infalible ni está probado científicamente. Sin embargo, al tratarse de trucos inofensivos merece la pena probarlos ya que si nos ayudan a desviar la atención del hipo es posible que nos llevemos la grata sorpresa de verlo desaparecer.