Hotel Astuy: Toda una experiencia para vivir y saborear en Isla
Semana Santa es la ocasión perfecta para disfrutar del hotel, con renovadas instalaciones y un restaurante con vistas al mar donde la langosta es la gran protagonista.
Cuando el frío del invierno va quedando atrás y la primavera comienza a brotar con fuerza, es el momento ideal para hacer parada y fonda en una bella localidad cántabra como Isla. Allí espera el Hotel Astuy, dispuesto a brindar al visitante todas las comodidades y servicios que pueda requerir, en unas instalaciones ubicadas frente al mar, sobre la arena dorada de la playa de El Sable. Los días de ocio de Semana Santa son la ocasión perfecta para disfrutar de todo ello.
Además, el Astuy es de sobra conocido entre los paladares más exigentes por la calidad de sus langostas. Precisamente, quienes deseen verlas de cerca e incluso pescar la suya propia, pueden concertar una visita guiada a su impresionante vivero natural. Nada mejor para comprobar sus apreciadas cualidades, como el tamaño y el color que las distinguen, junto a la textura, que se podrá catar en el restaurante.
En el comedor, completamente remodelado al hilo de las últimas tendencias, reina un ambiente cálido y acogedor donde el comensal se siente siempre bien acogido.
Menú Mariscada a pedir de boca
El restaurante del Hotel Astuy, además de la carta, brinda un menú Mariscada para dos personas que propone comenzar con una ensalada de jamón y foie, para seguir con una brocheta de rape, gambón y zamburiña. A continuación, un sorbete de mojito marcará la transición hacia el plato principal, consistente en una parrillada de marisco compuesta por abacanto, zamburiña, cigala, nécora, almejas, langostinos y mejillones. El punto final lo pondrá el souflé de la casa.
Todo ello, regado por blanco albariño, tinto de Rioja o rosado de la casa (1 botella por pareja), se puede degustar en horario de comida o cena, al precio de 59 euros (IVA incluido). No incluye cafés y copas.
Cómodas instalaciones
Quienes decidan darse un gusto al paladar pueden completar su visita al Hotel Astuy alojándose en sus habitaciones dobles con vistas al mar, en una amplia junior suite con hidromasaje o bien en sus apartamentos para dos o cuatro personas. Todas sus instalaciones, reformadas con un estilo actual, garantizan la comodidad de quien allí se aloja.
En total, dispone de 53 habitaciones, modernas y funcionales, de cara a hacer la estancia lo más confortable posible. Todas ellas son exteriores, con vistas al mar o a la piscina, para regalarse la vista nada más despertar. Las hay individuales, dobles o incluso familiares con capacidad para cuatro personas, todas con terraza en la que dejarse acariciar por la brisa marina.
En cuanto a los apartamentos, se puede optar por uno estándar, de 30 m2, con dormitorio separado; o bien superior, de 35 m². Estos últimos, con espectaculares vistas esquineras, están dotados de dormitorio exterior con vistas a la playa, bañera de hidromasaje semi-redonda y ducha independiente. Y todos cuentan con sala de estar con sofá, televisor de alta definición y cocina completamente equipada.
Para una estancia de lo más placentera, el hotel dispone de piscina con jacuzzi, un completo gimnasio y aparcamientos a disposición del cliente.
Descanso y aventura
En el Hotel Astuy, rodeado de un entorno paisajístico de singular belleza, se puede combinar el descanso y la relajación con salidas para conocer los alrededores o bien practicar deportes como el senderismo por rutas aptas para todos los públicos o haciendo trecking por los acantilados de Isla, por ejemplo. Y para amantes de los animales, especialmente si se viaja con niños, el Parque de la Naturaleza de Cabárceno promete una divertida excursión en la que vivir aventuras al aire libre.
Isla se ubica a poco más de media hora de Santander, la capital cántabra, que bien merece una escapada. No obstante, en el propio municipio se pueden descubrir tesoros naturales y monumentales. Entre los primeros despuntan la playa del Cándano, la de los Barcos, la del Sable, la de Arnadal y la de la Arena, bañadas por aguas cristalinas.
Y paseando por su casco histórico, declarado Bien de Interés Cultural, se descubrirán edificios importantes como la iglesia de San Julián y Santa Basilisa, una estructura barroca del siglo XVII declarada Bien de Interés Cultural, y el Palacio de los Condes de Isla-Fernández, cuya arquitectura está basada en el clasicismo regional.
El municipio exhibe también tres torres medievales: la de Cabrahigo o de Gracedo, la de los Novales y la de Rebollar, catalogadas como Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento.
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