añado por el modesto río Omecillo, el valle acoge tres pequeñas poblaciones, Quintanilla, Valluerca y Bóveda. Esta última nos abre las puertas a interesantes excursiones, suaves y poco conocidas, que nos llevarán a los altos de la sierra de Gaubea. Descubriremos el frente calizo que envuelve el parque natural de Valderejo y un colosal menhir que sobrevive al paso del tiempo en el mismo lugar en el que fue erigido hace la friolera de 5.000 años.
Salimos de Bóveda tras las balizas de la GR-1 en dirección al puerto de La Horca. Cruzamos la carretera frente a la fuente, el lavadero y el abrevadero. Atravesamos el puente sobre el río Omecillo y giramos a la derecha. La calle se transforma en camino agrícola que avanza entre campos de cereal. La pista viene a morir en una pradería de pequeñas encinas donde, en primavera, crecen las amapolas. Un sendero toma el relevo a la parcelaria y entra en el hayedo. Tras este, en un claro, hay una caudalosa fuente que alimenta el abrevadero. Lo dejamos atrás y la rodada se divide en dos. Seguimos el ramal de la derecha emboscados bajo las densas repoblaciones de pino silvestre que pueblan la vertiente oriental de la sierra.
Ladera abajo, alcanzamos los sembrados de cereal que ocupan el fondo del barranco de Duengo. Por el lateral derecho de los campos, continúa la ruta que asciende hasta una cerrada curva de la carretera. Sin tocar el asfalto, el sendero balizado cruza bajo un murete de piedra y discurre por un terreno adehesado de encinas, antes de alcanzar el puerto de La Horca.
El GR 1, Sendero Histórico, abandona aquí las tierras alavesas para continuar por suelo burgalés. Estamos en la raya entre las tierras más occidentales de Euskal Herria y las Merindades burgalesas. Un gigantesco mojón señala el lugar por donde surca la carretera entre los picos de Recuenco a la izquierda y Peña Alta de Losa a la derecha.
Del puerto arranca una pista de firme pedregoso que se encarama a la vertiente sur de la sierra para alcanzar la meseta superior junto al portillo de Lerón. Dominan jaras, carrascas y encinas, también brota un pequeño hayedo en la parte alta, con un ambiente mesetario, con presencia de un lapiaz muy erosionado, que no interpone demasiadas dificultades en nuestro deambular. Dejamos a la derecha el alto de Pinilla, coronado por un bello mojón cubierto de llamativos líquenes. A sus pies, el pequeño escarpe que sustenta la cumbre dibuja una bella visera.
El ancho camino nos guía sin dificultad hasta el portillo de Lerón. Estamos bajo la doble cumbre del Recuenco y el Lerón, en un terreno despejado cubierto de brezos y algunas hayas enormes, restos del bosque primitivo.
Un sendero impreciso nos lleva hasta el punto más alto de Valderejo, la cima de Recuenco, con magníficas vistas sobre los escarpes de Vallegrull, la sierra de Arzena, los montes de La Peña y las cumbres de Losa y Tobalina. La sierra Gobea dilata su frente calizo de oriente a occidente, desde los afilados cresteríos de peña Carria hasta la rasa cumbre donde nos encontramos.
Ponemos rumbo hacia el cercano mojón que corona la cumbre de Lerón. A sus pies, y protegida bajo el minúsculo escarpe que sostiene la cumbre, se encuentra la cabaña de la Mesta, antiguo aprisco de pastores del siglo XVIII rehabilitado. Los pastores de la Mesta que regresaban de las tierras norteñas hacia la meseta castellana, debieron encontrar en estas montañas el lugar idóneo para alimentar sus ganados. Para ello establecieron una serie de refugios como esta curiosa cabaña de aspecto cupular.
Desde Lerón, enfilamos hacia los cortados donde despunta el elegante menhir El Gustal. Asomados al vacío no tardamos en comprender los motivos por los que nuestros antepasados eligieron este lugar para levantar este espigado monolito. La estilizada aguja de piedra caliza contempla el escondido valle donde habita la aislada aldea de Lalastra que abre sus puertas a los visitantes del parque natural de Valderejo. A nuestros pies el curioso barranco de Paules, encerrado a modo de cuenco entre altivas paredes de la sierra, ve nacer al río Purón, que, en su salida del valle, da forma a un soberbio desfiladero.
Fue descubierto en 2001 por un grupo de arqueólogos vizcaínos. Estaba tumbado en el suelo y partido en dos. No fue arrancado de su emplazamiento original, por eso la base permanecía hincada en el suelo pero muy basculada. Las dos partes permanecían en contacto y encajaban perfectamente. El monumento prehistórico mide 3,55 metros de altura, mientras que su grosor apenas rebasa los 25 centímetros. El monolito se encuentra firmemente anclado en un agujero de 70 centímetros de profundidad en el que aparecieron numerosos fragmentos de herramientas de sílex. Fue levantado con el mismo material calizo que aflora por doquier en este suelo de lapiaz. No poseía grabado alguno, ni marcas visibles en su super?cie. Junto al hallado en la cima del cercano monte Lerón por el sacerdote e investigador Félix Murga en 1987 y el de Ribota en la cercana población de Bóveda, este nuevo hallazgo aportó datos fundamentales para el estudio de los menhires alaveses. Desde octubre de 2007 está restaurado. Sobre su signi?cado territorial, su proximidad a las fuentes del río Purón hablan de una función simbólica, de veneración a los cursos de agua, a las fuentes que manan del interior de la tierra.
Desde Vitoria/Gasteiz seguimos la carretera N1 hasta Nanclares de la Oca. Continuamos por la N622 hacia Pobes y Espejo. Remontamos la carretera en dirección al puerto de Urduña y nos desviamos a la izquierda por la carretera que surca el valle de Gaubea [Valdegovía] hasta Bóveda.
Desde Bilbao seguimos la carretera N625 por el puerto de Urduña hasta pasado Berberana y Fresneda. Antes de llegar a Espejo nos desviamos a mano derecha por la N622 que cruza el valle de Valdegovía y nos lleva hasta Bóveda. También por Artziniega y el puerto de Angulo hacia el valle de Losa. Pasado San Pantaleón de Losa, nos desviamos por la N622, y pasado el puerto de La Horca descendemos hasta Bóveda.
9 km
2 h 40 min
540 m
moderada-fácil.
en la cabecera del barranco de Duengo.
Cuadernos Pirenaicos. Parque Natural de Valderejo. Escala 1:25.000. Sua Edizioak.