Hay que tener muy mala suerte para sufrir cuatro accidentes en menos de una hora, pero algo de suerte también hay que tener para salir casi indemne de tanta desgracia. Es lo que le ha sucedido a un norteamericano de 32 años, James Halsey, en el sur de California, y por suerte puede contarlo. De hecho lo ha hecho en la cadena de televisión ABC.
El hombre regresaba a casa tras intentar acudir a una consulta en el cercano hospital Big Bear Lake. La cosa había empezado mal, porque tuvo que darse la vuelta al encontrarse con una tormenta de nieve. Y enseguida llegó el primer accidente: “Me di cuenta de que un automóvil venía en dirección contraria, así que al evitar chocar resbalé y destrocé la llanta delantera”.
De ese siniestro salió ileso, pero el coche no podía seguir circulando y tuvo que llamar a la aseguradora para que acudiera con una grúa. Mientras esperaba en el arcén sufrió el segundo accidente. Otro vehículo golpeó por detrás al suyo y de rebote él acabó volando. “Volé por los aires y, en algún momento, aterricé debajo del coche”. El resultado: varias heridas en las manos, pero por suerte nada más, y al menos pudo contar con la ayuda del conductor que había golpeado su coche.
Pero poco después llegó la tercera desgracia. Mientras se envolvía las doloridas manos en el jersey para intentar protegerlas a la espera de que llegara la ambulancia llegó otro coche que volvió a embestirlo. Acabó entré los dos vehículos, pero milagrosamente sin males mayores.
Por suerte, la ambulancia llegó, pero aún le quedaba un cuarto accidente. Cuando los sanitarios ya lo habían subido al vehículo, un coche chocó contra la ambulancia. Finalmente consiguió llegar hasta el hospital pero con un objetivo muy diferente al de la consulta inicial a la que había renunciado por el mal tiempo. Dos horas después ya se encontraba en su casa sin más lesiones que las heridas en las manos y los sustos acumulados. “Dios me protegió”, declaró Halsey.