Muchas veces un olor característico desbloquea un recuerdo que nos transporta directamente a nuestra infancia, cosa le ha pasado a Blanca del Río, periodista de belleza, cuando olió por primera vez Tubéreuse Nue, el nuevo perfume de Tom Ford. Según cuenta la periodista, nada más percibir la primera vaporización del perfume, se dio cuenta: “Huele a Nancy, a las muñecas de Feber, a los Nenucos recién salidos de su caja… huele a muñeca como ningún otro perfume lo ha conseguido antes”, comentaba para Elle. El secreto de esta fragancia radica en la flor del nardo, que combinada con el jazmín, nos dan una sensorialidad de inocencia. Aunque no nos podemos dejar engañar, ya que según pasa el tiempo, las notas que se quedan de pimienta timut, ante, pachulí, cacao y azucenas nos envuelven en un halo de sensualidad. Otro punto a destacar es su perdurabilidad gracias al almizcle de madera de agar, el haba tonka y la madera de oud, que lo acaban convirtiendo en un perfume intenso. El único pero es su precio. Esta botella de 250 ml alcanza los 735 euros.
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