Acuerdo, pero sin euforia. Acuerdo, pero con recelos mutuos. El Parlamento Vasco ha celebrado este jueves el primer pleno ordinario de la legislatura tras la investidura del lehendakari Imanol Pradales y tras el paréntesis de las vacaciones de verano, una primera sesión que ha estado muy condicionada por la crisis en Venezuela, pero que también ha servido para abordar cuestiones domésticas y los principales debates sociales de la comunidad autónoma, como Osakidetza o la vivienda. En ese sentido, la legislatura ha arrancado con un primer pacto entre PNV, PSE y EH Bildu sobre las ofertas públicas de empleo en Osakidetza. Ha sido un texto genérico. Se apostaba por mejorar y “revisar” el actual modelo de convocatorias de las OPE, y se aprobó como proposición no de ley, el formato de las iniciativas que buscan impulsar la acción del Gobierno en una dirección determinada. 

La propuesta inicial era de EH Bildu, que volvía a pedir que haya una sola OPE en la vida laboral del personal sanitario y que la nota se guarde para las siguientes convocatorias, pero finalmente se aprobó una transaccional con PNV y PSE que aboga simplemente por mejorar el sistema, lo que se interpretó por ambos socios como un ejercicio de pragmatismo por parte de Bildu que no realizó este grupo en el debate antes de las elecciones, el 22 de febrero. Por otro lado, la propuesta pide analizar las necesidades asistenciales y de personal, aunque en este punto el acuerdo de Gobierno supera la iniciativa y habla de 2.000 nuevas plazas estructurales

El resultado de la votación, en principio, podría ser una buena noticia para Pradales, ya que él mismo persigue un gran pacto de país sobre Osakidetza, pero el debate venía precedido de unas declaraciones pronunciadas la noche anterior por Pello Otxandiano, de Bildu, quien volvió a recrearse en que, a su juicio, el PNV está realizando una “enmienda a la totalidad” de las políticas de la anterior legislatura. En este contexto, el debate parlamentario derivó pronto en un cruce de matizaciones sobre quién cedía ante quién, y PNV y PSE acabaron dando la “bienvenida” al acuerdo a EH Bildu, con menciones tanto de Ekain Rico como de Jon Aiartza al pleno del 22 de febrero.

El socialista Ekain Rico lamentó que el acuerdo se podría haber alcanzado antes de las elecciones porque no estaban “tan alejados”, y dio la “bienvenida” a la coalición abertzale a la senda del acuerdo. Aiartza también, pero ambos lo hicieron con un punto de desconfianza, pidiendo a Bildu que esto no sea un espejismo ni flor de un día, sino que se mantenga en la senda del pacto. Los jeltzales llevan todo el verano cuestionando que Bildu dé la de cal y la de arena en Osakidetza, que pase de prometer oxígeno y dejar este debate fuera de las disputas cortoplacistas y de los Presupuestos, a pedir la comparecencia del consejero Alberto Martínez por la gestión de las emergencias y la muerte de un paciente de Laudio. El lehendakari Pradales resumió su actitud como un puño de hierro envuelto en un guante de seda. En paralelo, además, se mantiene la mesa de Osakidetza que congrega a partidos y agentes de todo tipo, que es donde se espera que fructifique un entendimiento sobre las medidas.

El impulso y los 10 kilómetros por hora

PNV y PSE recordaron que antes de las elecciones, el 22 de febrero, se debatió también la cuestión de las plantillas y la política de personal, y en ese caso no fue posible el acuerdo. El jeltzale quiso alentar el consenso y dijo que los tres partidos pueden estar cerca en estas cuestiones, más cerca de lo que parece, y pidió a Bildu “seguir persiguiendo el acuerdo, porque el reto es acordar”. Eso sí, dejó como recado que una proposición no de ley busca impulsar al Gobierno, y que difícilmente se puede impulsar si quien la propone va a 10 kilómetros por hora, y el Gobierno avanza raudo y veloz con objetivos más ambiciosos, en referencia, por ejemplo, a las nuevas 2.000 plazas estructurales que confirmó el consejero Alberto Martínez.

PP y Sumar se abstuvieron (los populares volvieron a pedir que se revise la exigencia de perfiles de euskera con el argumento de que complican el fichaje del personal), y Vox votó en contra. La proposición no de ley firmada y votada por PNV, PSE y EH Bildu (representan 66 de los 75 parlamentarios) insta al departamento de Salud a “finalizar los procesos de consolidación de las actuales OPEs y a profundizar en las medidas de mejora de la gestión y de resolución rápida de las OPE”; “realizar una valoración de las necesidades asistenciales y de las coberturas necesarias que existen en cada una de las OSIs, y ordenar la plantilla de cada OSI, conforme a la realidad de cada centro, en colaboración con los órganos de representación”; y “abordar, en el seno de la mesa sectorial, fórmulas que den mayor estabilidad al personal y revisar el modelo actual de las convocatorias de OPEs”.

Es cierto que se apuesta por “revisar” el sistema de convocatorias, referencia que no aparecía en la propuesta inicial de PNV y PSE, pero no se incluye la aspiración de EH Bildu de que cada persona se presente a una sola OPE en toda su vida laboral, se le guarde la nota, y solo tenga que presentarse a otra si quiere subir su calificación. Rebeka Ubera mantuvo que la Administración no tiene capacidad para gestionar ofertas de empleo todos los años. Además, avisó de que estará vigilante y que este acuerdo no es “un cheque en blanco”, lo que parecía responder a Jon Hernández, de Sumar, que se abstuvo hasta ver “hechos” y no palabras.