Bajo la pregunta "¿Cómo podemos transformar nuestro sistema de salud para que también siga respondiendo durante las próximas décadas?" ha arrancado este jueves en Bilbao la primera reunión del Pacto Vasco de Salud, presidida por el lehendakari Imanol Pradales junto al consejero de Salud Alberto Martínez. En el encuentro también intervienen las distintas formaciones políticas y los sindicatos, a excepción de ELA , que ha decidido apartarse de este proyecto que busca consolidar y mejorar el Sistema de Salud Vasco y convertirlo en referencia europea.

En este primer encuentro, el consejero Martínez ha presentado un diagnóstico de Osakidetza fundamentado en datos como "borrador de trabajo" para avanzar en la consecución de este "acuerdo de país". Se trata de un documento que se someterá a debate con la finalidad de disponer de él a principios de octubre.

Osakidetza se enfrenta a grandes retos como consecuencia de los cambios demográficos, tecnológicos y epidemiológicos, como el aumento de las enfermedades crónicas y la aparición de enfermedades emergentes, experimentados en los últimos años.  

A partir de este análisis, se propone un cambio de paradigma para pasar de "un sistema predominantemente reactivo a la demanda de atención aguda para enfermedades episódicas hacia un modelo más proactivo, preventivo, integrado y comunitario", indica el documento.

El siguiente paso será definir "los principios que deben regir Osakidetza", con una propuesta que será sometida a mejora por parte de los agentes implicados. Con todo ello, se establecerán las grandes líneas estratégicas de futuro y las acciones a ejecutar. La previsión es que en marzo de 2025 pueda estar ya plenamente operativo el Pacto Vasco de Salud. En el encuentro de hoy, también se acordará establecer un sistema de seguimiento y evaluación de los acuerdos alcanzados.

Universalidad, equidad, calidad y eficiencia

El Pacto Vasco de Salud persigue garantizar varios aspectos a partir de los principios de universalidad, equidad, calidad y eficiencia en los que se fundamenta la atención sanitaria en Euskadi.

En primer lugar se busca "un acceso universal de toda la población, independientemente de su situación socioeconómica o lugar de residencia".

Un sistema universal sin poner en riesgo sus sostenibilidad. Para ello se implementarán medidas que aseguren su viabilidad a futuro, aunque de momento no se han especificado cuáles.

El compromiso incluye también la mejora continua de la calidad asistencial. Esto requiere "profesionales sanitarios suficientes, comprometidos y reconocidos laboral y socialmente".

El pacto recoge también el compromiso de la "prevención y promoción de la salud" a través del impulso de políticas que fomenten los hábitos saludables e incidan en los determinantes sociales de la salud.

Todo ello sin excluir la voz de la ciudadanía "en la toma de decisiones sobre políticas de salud, desde la transparencia y el diálogo".