La comisión de garantías de ERC ha avalado que el congreso nacional del partido tenga lugar el 30 de noviembre, tal como estaba previsto desde el inicio y pese a que un centenar de consejeros nacionales pidieran, en línea con los postulados de Oriol Junqueras, que se celebrara antes.

Así lo ha explicado, en declaraciones a TV3, la secretaria general del partido, Marta Rovira, que ha defendido que esta convocatoria cuenta con "toda la seguridad jurídica".

Ha recordado que la ejecutiva nacional eligió esta fecha el 15 de mayo "con mucho consenso", con Junqueras todavía como presidente, y luego el consejo nacional del partido la ratificó.

Rovira ha apuntado que la celebración de este congreso extraordinario es "la forma que encontró la dirección al completo para dar respuesta a un ciclo electoral negativo", que llevó a los republicanos a retroceder de 33 a 20 escaños en las últimas elecciones catalanas y a perder la presidencia de la Generalitat.

En relación con este proceso interno, ha reivindicado que en ERC hay ahora "más talento que nunca" y ha pedido que el debate se focalice en la nueva "estrategia política" que seguir, más allá de quienes deben ocupar las posiciones de liderazgo.

Ha evitado, así, posicionarse a favor de la candidatura Nova Esquerra Nacional, si bien esta coincide con sus postulados, pues Rovira ha abogado públicamente, igual que lo ha hecho Pere Aragonès, por llevar a cabo una "renovación necesaria" de los liderazgos.

La otra lista que ha anunciado su voluntad de presentarse es Militància Decidim, liderada precisamente por Junqueras, que ya anticipó cuando dimitió como presidente su voluntad de volver a hacerse con las riendas del partido.

Rovira ha sostenido que "una nueva generación" que no tenga "ningún lazo con 2017" tome las riendas de las distintas organizaciones independentistas, incluida ERC.

Ha admitido, en este sentido, que tiene "un café pendiente" con Junqueras, con quien hizo tándem al frente de ERC durante 13 años. Según la versión de Rovira, Junqueras le remite a reunirse con el presidente del Puerto de Barcelona y persona de su máxima confianza, Lluís Salvadó.