Con las maletas y el pasaporte en la mano, el lehendakari ha regresado este miércoles a Euskadi para poner punto final a su viaje institucional por Japón, donde la frase que más ha pronunciado la delegación del Gobierno de Urkullu es que los japoneses conocen lo vasco más de lo que cabía imaginar. Esta incursión en el país nipón se produjo en primer lugar de manera espontánea, por la vía de la cultura popular, como la tarta de queso que cocina un bar de Donostia y que se ha vendido masivamente en el país del sol naciente bajo el nombre Baschee (Basque cheesecake), o el fichaje de Take Kubo en la Real Sociedad. Pero, con este viaje, se ha pasado de lo anecdótico a sentar las bases de un conocimiento más sólido, con la presentación de un ecosistema industrial y una oferta turística amplia, con el objetivo de reforzar la colaboración y abrir el mercado a Euskadi. El seguimiento que han tenido las convocatorias de actos empresariales y turísticos, así como las palabras de aliento de autoridades como la gobernadora de Tokio o el viceministro de Economía, permiten al Gobierno vasco realizar un balance “muy positivo”.

El lehendakari compareció el martes para realizar el balance del viaje, una iniciativa que se sitúa dentro del Año Euskadi Japón 2023. Urkullu recurrió a las cifras para sacar brillo a esta gira. Por un lado, un total de 52 empresas vascas de la industria, el turismo y la gastronomía acompañaron al lehendakari; a la consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia; y al de Turismo, Javier Hurtado. Por otro, más de 12.000 personas acudieron a la primera y la segunda jornada de la Basque Week en el distrito de Toshima, en Tokio, y los talleres de gildas, pintxos y txakoli, donde era necesario inscribirse previamente, estuvieron al máximo de su capacidad todos los días con los ciudadanos japoneses degustando la gastronomía vasca; en el Business Leader Summit, participaron 50 dirigentes de empresas japonesas y 30 gobiernos locales, además de 40 representantes de firmas vascas; una decena de empresas del txakoli y las conservas han mantenido reuniones de trabajo con distribuidoras japonesas; y se organizó una jornada con 60 operadoras de turismo para regresar a las cifras de visitantes japoneses previas a la pandemia, los 40.000 de 2019.

El farolillo vasco-japonés

Urkullu valora igualmente el incremento del número de estudiantes en la Universidad de Tokio para Estudios Extranjeros, la TUFS, en sus cursos sobre cultura vasca; y cree que se ha conseguido abrir el mercado para las empresas vascas y para la gastronomía de Euskadi. Para el lehendakari, este viaje ha supuesto un esfuerzo especial con el objetivo de estrechar las relaciones con un país en su globalidad, y está convencido de que va a servir “para impulsar de manera definitiva la relación con Japón”. 

Él mismo ha estrechado las relaciones institucionales con los gobernadores de Mie y Fukushima; y con la de Tokio metropolitano, Yuriko Koike, quien incorporó a Euskadi a su red mundial de ciudades sostenibles aunque sea una comunidad autónoma y no una metrópolis. Con el alcalde de Hiroshima se trabajó en un futuro convenio para el intercambio de estudiantes con Gernika y a favor de la memoria; y el lehendakari también se entrevistó con la alcaldesa de Toshima, quien le regaló un farolillo o linterna tradicional japonesa con el apellido de Urkullu escrito en el alfabeto katakana (el que se utiliza para transcribir las palabras de origen extranjero), con el escudo del distrito japonés y los colores de la ikurriña, un regalo que Miyuki Takagiwa presentó “como símbolo de amistad”. 

Además, se estrecharon lazos con el viceministro de Economía, Nobuhiro Yoshida, quien dio mayor empaque al Business Leader Summit al admitir en su discurso inaugural el “interés creciente” de las empresas japonesas en Euskadi. Ya se están preparando acuerdos para la construcción de las plataformas eólicas offshore y para contar con los tornillos inteligentes de Erreka. La eólica y el hidrógeno son las dos grandes oportunidades de negocio de Euskadi, que además ha estado presente en la feria de renovables de Fukushima, prefectura con la que tiene un convenio y que es el banco de pruebas de Japón para las energías renovables tras la crisis nuclear desatada a consecuencia del tsunami de 2011. Por lo pronto, el Business Leader Summit ha dado la oportunidad a las empresas vascas de codearse con grandes multinacionales niponas como Mitsubishi, Toyota o Toshiba.

Voltear la balanza

El Gobierno vasco pretende dar la vuelta a las cifras de la balanza comercial con Japón, con quien el intercambio económico no es por ahora demasiado significativo pero se detecta un gran potencial. El año pasado, el país nipón ocupó el puesto número 31 en las exportaciones vascas, y el 26 en las importaciones. Y, además, se compra más de lo que se vende al país del sol naciente. Hasta abril de 2023, las exportaciones ascendían a los 228.921.000 euros, mientras que las importaciones se situaban en 326.760.000. Sin embargo, las exportaciones se mantienen al alza desde el año 2015, con más de 300 empresas vascas que venden regularmente sus productos a Japón.