El Gobierno de Iñigo Urkullu dará este martes el pistoletazo de salida al nuevo curso político tras el verano, con el tradicional primer Consejo de Gobierno en el Palacio de Miramar, en Donostia. Más allá de repetir este ritual, que sirve al lehendakari para marcar las prioridades con un discurso ante la prensa, este Consejo cuenta con algunos incentivos adicionales: este es el último curso de la legislatura antes de las elecciones autonómicas, que tendrán lugar el año que viene y, además, llega en un momento de efervescencia en el Estado español, donde los partidos tienen de plazo hasta el 27 de noviembre para investir al próximo presidente si se quiere evitar una repetición electoral el 14 de enero, que prorrogaría esta situación de interinidad y parálisis en Madrid. Con independencia de lo que suceda en Moncloa, lo que hará este martes el lehendakari, según las fuentes de su equipo consultadas por este periódico, será fijar tres prioridades para este curso: consolidar y priorizar los servicios públicos, el empleo y el crecimiento económico, y el autogobierno y el modelo de Estado.

Es muy probable que Iñigo Urkullu se reserve varios ases en la manga y que no baje muy al detalle de sus intenciones tras el Consejo de Gobierno, ya que el próximo día 14 tendrá que afrontar el pleno de política general del Parlamento Vasco y medirse con la oposición, y ese suele ser el foro para anunciar las grandes medidas y propuestas. 

Servicios y empleo

El Gobierno PNV-PSE tiene de cara las cifras económicas y un nivel de paro que se espera que se sitúe en el 7,5% el año que viene, y cuenta con una mayoría absoluta más que suficiente para sacar adelante las leyes pendientes y los últimos Presupuestos de la legislatura. Pero se enfrenta a un contexto muy delicado que puede influir y que no le beneficia. Por un lado, a nivel sindical se anticipa ya una importante conflictividad laboral y, por otro lado, la proximidad de las elecciones autonómicas ya fue señalada por el líder del PSE, Eneko Andueza, como un factor que puede tensionar la relación entre todos los partidos y también dentro del propio Consejo de Gobierno.

La primera prioridad, los servicios públicos, es el principal flanco de desgaste que puede tener el Ejecutivo hasta las elecciones autonómicas y es ahí donde el Gobierno vasco tiene el reto de combatir la sensación o el discurso de que Osakidetza ya no es lo que era. El pasado mes de julio se cerró el conflicto de las trabajadoras de la limpieza subcontratadas con la firma de un acuerdo entre las empresas y los sindicatos, pero más allá de esa cuestión va a continuar el marcaje de la oposición por las listas de espera o la organización de las cirugías y distintas prestaciones en los hospitales de la comunidad autónoma. Además, los sindicatos de la Ertzaintza ErNE, Esan y Sipe volverán a concentrarse ante Miramar para mantener la presión con sus reivindicaciones.

En paralelo, el PNV ha reconocido que la conflictividad social ha tenido un impacto en los resultados de las elecciones municipales y forales de mayo, aunque en algunas declaraciones ha sostenido que parte de esa conflictividad puede ser inducida. Este mismo lunes, LAB vaticinaba en Radio Euskadi un ciclo de “conflictividad, movilización y huelgas” por la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores y que, a su juicio, puede tener un coste electoral para Urkullu.

El impulso a los servicios sociales se va a intentar también por la vía legislativa. Hace unos meses, el lehendakari dio la consigna de ponerse manos a la obra para tratar de aprobar en el Parlamento, en lo que queda de legislatura, las leyes de Educación, Empleo, Transparencia, Transición Energética y Cambio Climático, y Salud. PNV y PSE tienen escaños más que suficientes, pero en cuestiones como la educación las chispas pueden saltar precisamente con Andueza. El modelo lingüístico, el uso del euskera en las aulas, se está utilizando desde determinados ámbitos mediáticos próximos al PP para desgastar a los socialistas con versiones inexactas sobre el contenido de la propuesta que, sin embargo, añaden tensión al debate. En este terreno, EH Bildu ha optado por una oposición más constructiva y parece que el acuerdo por su flanco no va a peligrar.

Presupuestos y vivienda

En el ámbito económico, el consejero Pedro Azpiazu aprobará el proyecto de Presupuestos el 24 de octubre. Ya antes del verano, prometió un capítulo potente para las políticas sociales, al tiempo que ofreció unas previsiones de crecimiento positivas, del 2,1% del PIB para el próximo año, y un 7,5% de paro. No sería extraño que la oposición vuelva a poner sobre la mesa la exigencia de una reforma fiscal para brindar su apoyo a los Presupuestos, un argumento que ha sido constante y que Azpiazu ha rebatido aclarando que es competencia de las Juntas Generales. PNV y PSE iniciaron una reflexión en enero, pero el ciclo electoral ha impedido que se pueda concretar ya esa reforma. 

Otra de las incógnitas que se ciernen sobre las Cuentas es la forma en que el PSE puede presionar con el objetivo de destinar alguna dotación para la puesta en marcha de la Ley de Vivienda estatal, argumento con el que posiblemente presionen también EH Bildu y Elkarrekin Podemos-IU. Esta ley se tiene que negociar entre los gobiernos vasco y español para tratar de buscar una salida, o la consejería de Autogobierno hará oficial en el Tribunal Constitucional el recurso que aconsejan los servicios jurídicos por invasión competencial.

Viaje de Urkullu a Japón

La situación de interinidad en el Estado, con un Gobierno español en funciones, ha provocado que consejeros vascos del PNV eleven la voz de alarma sobre el impacto que puede tener esta parálisis en el reparto de los fondos europeos o en la transición energética. El Gobierno vasco va a seguir sacando chispas a su agenda y a las leyes pendientes, y el lehendakari Urkullu protagonizará un viaje clave para el Ejecutivo que tiene también su vertiente económica: estará entre los días 10 y 18 de octubre en Japón, un país con el que ya se han intercambiado algunas visitas y contactos en materia de hidrógeno verde o sobre los bonos sostenibles de Euskadi. Con la visita del lehendakari, se espera dar un salto cualitativo en la relación, histórico, para afianzar la cooperación.

Modelo de Estado

En materia de autogobierno, es probable que el mensaje más potente se lo guarde el lehendakari para el pleno de política general del Parlamento Vasco, donde en los últimos tiempos ya ha dado titulares con su apuesta por una Comisión Permanente de Transferencias o recuperar la soberanía previa a la abolición foral. La diferencia ahora radica en que el PSOE ha iniciado conversaciones con el PNV para la investidura de Pedro Sánchez como presidente español, y cualquier anuncio que haga el lehendakari se puede interpretar como una condición del PNV en el marco de ese diálogo, lo que complica en cierto modo la redacción de ese capítulo de su discurso a Iñigo Urkullu.

La situación de interinidad del Estado, que podría tener un nuevo Gobierno para el 27 de noviembre o no tenerlo y dirigirse hacia una repetición electoral el 14 de enero, deja también como incógnita en qué medida se puede concretar con carácter inmediato un nuevo salto en el autogobierno para Euskadi, ya sea a través de un nuevo modelo de relación, un respeto a la bilateralidad, o el cumplimiento del Estatuto de Gernika con nuevas transferencias. 

El traspaso de los trenes de Cercanías y el impulso de la macrorregión atlántica eran los retos más inmediatos que tenía Sánchez sobre la mesa, para cumplirlos de manera inminente, aunque su necesidad de apoyos podría obligarlo a avanzar en más ámbitos rápidamente. El PNV ya avisó hace meses de que las medidas tendrían que aparecer en el Boletín Oficial del Estado antes que dar sus votos porque la confianza ha quedado tocada.

¿Elecciones vascas el 9 de junio?

Las elecciones autonómicas de 2020 tuvieron lugar el julio porque fue la única ventana de oportunidad que dejó abierta el coronavirus, pero es probable que esta vez no se repita esa fecha para 2024. El 9 de junio son las elecciones europeas, lo que podría llevar al lehendakari a hacer coincidir las autonómicas con esa cita, si es que no llega a la conclusión de que se puede contaminar la contienda vasca con los debates estatales entre el PP y el PSOE. La opción del adelanto no es la más probable, teniendo en cuenta que sobrevuela una repetición de las generales y que Urkullu quiere aprobar algunas leyes pendientes.