El lehendakari mira de reojo a Madrid, atento a los movimientos para la formación de un nuevo Gobierno español y, sobre todo, para que no se produzca una repetición electoral que extienda una mancha de inestabilidad sobre todo el mapa y reste productividad al año que le queda a la legislatura vasca en lo que se refiere a la aprobación de leyes. Esta preocupación la hizo pública a finales de mayo, cuando todavía no se habían celebrado las elecciones generales. Ahora, en un Congreso marcado por la fragmentación política, los partidos tienen de plazo hasta el 27 de noviembre para investir a un nuevo presidente español, o las elecciones se repetirán el 14 de enero. En ese contexto, la consejera de Desarrollo Económico y Sostenibilidad, Arantxa Tapia, ha apostado este miércoles por “la estabilidad y el trabajo cuanto antes”, y ha alertado del riesgo de parálisis en el reparto de los fondos europeos, ya aquejado de por sí de serias trabas burocráticas que obstaculizan su llegada a la empresa privada; o en la transición energética. Recordó, en ese sentido, que el propio Estado español asume desde julio la presidencia de turno europea, hasta diciembre, y que Bruselas también está atenta.

En una entrevista concedida a Radio Euskadi, Tapia admitió que, “en cuanto se produce un mínimo de inestabilidad o un riesgo de inestabilidad, sea en el ámbito europeo o en el español, se traslada a nuestra sociedad”. Por ello, abogó por “la estabilidad y el trabajo cuanto antes”. “No solo lo dice el lehendakari. La propia Europa está mirando al Estado español”, recordó. Cuando se le preguntó si los fondos europeos pueden quedar paralizados, dijo que es así efectivamente, y “no hay que olvidar que al Estado español le toca la presidencia de la Unión Europea”. Aseguró que los fondos europeos ya venían lastrados por un “exceso de burocracia que provocaba que no llegaran a las empresas” y que, aunque “una parte ha llegado a la administración, la empresa privada en su mayoría no los ha recibido”. “Estar en una situación de interinidad dificulta muchísimo”, lamentó.

Esta preocupación la extendió a la transición energética, que también depende “de la estabilidad y la toma de decisiones”. “Esta situación de interinidad no es buena para nadie”, resumió la consejera jeltzale.

Consejo de Gobierno, el martes

La consigna por el momento en el Gobierno de Urkullu es seguir adelante y tratar de encauzar el mayor número posible de compromisos del programa con la ayuda de la mayoría absoluta que suman PNV y PSE, y con el respaldo adicional de algún grupo de la oposición. El próximo martes tendrá lugar el primer Consejo de Gobierno tras el parón vacacional, donde es tradición que el lehendakari pronuncie un discurso sobre los retos pendientes. Tapia adelantó algunas de las prioridades de su departamento, empezando por la aprobación de la Ley de Transición Energética en el Parlamento “antes de que acabe la legislatura”. “Para mí es el reto mayúsculo”, recalcó. También mencionó el inicio de las obras del Data Center de Abanto, una infraestructura para almacenar datos en la nube y hacerlo desde la cercanía, sin estar “en manos de otros que están alejados de Euskadi”. “Esperamos iniciar las obras en otoño”, dijo, para añadir que la expectativa es poner en marcha la infraestructura en cuestión de un año y medio.

El vicelehendakari primero y consejero de Seguridad, Josu Erkoreka, también alertó en la Ser de que, aunque “haya a quien le guste quitar relevancia a una parálisis institucional”, esta situación es “motivo de preocupación siempre”, sobre todo en momentos de “interrogantes y desafíos importantes en todo el área económica”.

El lehendakari aspira a que el último tramo de la legislatura vasca sea productivo y se puedan aprobar normas clave como la de educación, la referida a la transición energética o la de empleo. Pero también dependerá de lo que suceda en el Estado, porque las convocatorias electorales provocan de manera inmediata la congelación de la actividad parlamentaria, por no mencionar el clima de tensión partidista que suele generarse en ese contexto. El Gobierno vasco es de coalición entre el PNV y el PSE, de manera que, para unos, los socialistas, son los socios de Pedro Sánchez quienes deberían facilitar la investidura y, para otros, para los jeltzales, Sánchez debe ceder también y no caer en la tentación de lanzar los dados otra vez con una repetición electoral para reforzarse en el Congreso.