Pedro Sánchez comienza a notar el aliento del lobby atlántico en el cogote. El máximo responsable del Gobierno español ya tiene sobre la mesa un pronunciamiento oficial de los territorios del arco atlántico, que le exigen que aproveche su presidencia de turno europea para poner en marcha la creación de la macrorregión, una nueva estructura vital para los territorios de esa zona, que se juegan su influencia en Europa, su protagonismo en el corredor del hidrógeno y las conexiones energéticas, y el tren de alta velocidad. La Comisión Arco Atlántico, presidida en la actualidad por el lehendakari, se ha reunido este martes en Cardiff, en Gales, y ha aprobado por unanimidad una declaración que invita a que este debate sea una “prioridad” para Sánchez, y que Europa “desarrolle una resolución para la creación de una macrorregión atlántica durante la próxima presidencia española del Consejo de la Unión Europea, como marco estratégico para que la fachada atlántica una fuerzas en torno a un conjunto de prioridades que tomen provecho de todo el potencial del área atlántica para la prosperidad general” del continente.

Este es un emplazamiento directo a Sánchez, quien asumirá la presidencia de turno del Consejo de la Unión el 1 de julio y durante un semestre. Ya ha declarado en público que comparte esta demanda, pero ahora crece la presión para que la encarrile durante su mandato y pase de las palabras a los hechos. La Asamblea General del arco atlántico ha hecho todo lo que estaba en su mano con esta declaración consensuada. Este es el fruto de una intensa agenda de contactos del lehendakari Urkullu para garantizarse la complicidad de sus socios en esta comisión. Sus gestiones comenzaron con la cumbre en Ajuria Enea con Galicia, Asturias y Cantabria, después mantuvo una reunión con los presidentes de Nueva Aquitania y Nafarroa, y a continuación recibió al ministro principal de Gales, Mark Drakeford, quien finalmente ha sido el anfitrión de esta cita.

La macrorregión la compondrían territorios de los estados español y francés, Irlanda, Reino Unido y Portugal. La declaración se ha aprobado por unanimidad, incluso con el voto irlandés, que estaba en duda y que dejará para más adelante sus objeciones sobre la forma que tendría que tener este órgano o el proceso. Francia ya aclaró que no pondría obstáculos si Sánchez propone esta macrorregión, pero habrá que ver cómo se brega el presidente español con sus vecinos del Elíseo, que no han ocultado su preferencia por que Europa termine en los Pirineos, y ni el TAV ni el oeste son una prioridad para Emmanuel Macron, que recela de cualquier iniciativa que le pueda hacer competencia. La declaración invita al Gobierno español a “incluir la macrorregión como prioridad política” y pide al Consejo y a los estados atlánticos que den “un mandato a la Comisión Europea para que desarrolle dicha iniciativa”.

En la reunión de la asamblea, presidida por la secretaria general de Unión Europea y Acción Exterior, Marian Elorza, en nombre del lehendakari, se ha aprobado esta declaración que fija las prioridades y el modelo de gobernanza de la macrorregión, y que pide a la presidencia española que incluya este proyecto en su agenda como prioridad, lo que se traduce en que Sánchez tiene que elevar un mandato a la Comisión Europea.

Plan verde, pesca, corredor atlántico...

Pero, ¿qué es lo que ven en juego los territorios atlánticos? En la declaración aprobada, sus integrantes buscan un hueco destacado y posicionarse en desafíos como el suministro de hidrógeno verde, donde reivindican sus “sitios de producción” de esta energía y las posibilidades de distribuirla a través de sus puertos. Se solicita apoyo financiero para el crecimiento sostenible y la capacidad de innovación, que el Plan Industrial Verde respalde los sectores atlánticos que despuntan, y que se tenga en cuenta el potencial de esta zona por sus puertos y las energías oceánicas.

En cuanto al nuevo paquete de pesca, solicitan apoyo para su descarbonización, pero también diálogo con los territorios costeros y los agentes implicados antes de poner en marcha cualquier desarrollo legislativo. Además, quieren que las empresas emergentes del atlántico “superen la brecha en la financiación de crecimiento conocida como el Valle de la Muerte”.

Sobre las interconexiones, apuestan por un corredor atlántico “continuo y sin interrupciones que conecte toda la región atlántica desde Andalucía hasta Donegal”, y que tanto la Unión Europea como todas las instituciones involucradas “desarrollen todos los esfuerzos necesarios para completar el Corredor Atlántico a su debido tiempo”. Esta petición llega en un momento en que el Estado francés no lo tiene como prioridad y no trabaja con la hipótesis de que el Tren de Alta Velocidad y sus conexiones con Euskadi terminen en 2030, como pide la Unión Europea y acaba de reafirmar la Eurocámara. En este punto, Cantabria ha introducido una enmienda para defender sus conexiones, de manera que los puntos de la red antigua se incluyan en la red básica ampliada.

La declaración reconoce que las regiones fronterizas serán determinantes a la hora de desarrollar una red de estaciones de carga y puntos de llenado de combustible alternativo para coches, aviones y buques. Urkullu y los presidentes de los territorios atlánticos del Estado español ya aclararon que no plantean estas demandas contra nadie ni contra el eje mediterráneo, sino que simplemente piden no quedar relegados ni en la estacada.

El salto a la macrorregión

La declaración apuesta por dar el paso a la macrorregión, para hacer posible una cooperación “más sólida”, para abordar los desafíos territoriales y marítimos, “dirigir la financiación y mejorar la gobernanza multinivel” de la comisión. El documento apunta las posibles prioridades de la estrategia de la macrorregión: una economía atlántica innovadora y sostenible, una zona interconectada y resistente al cambio climático, cohesión social y cultural, y la mejora de la cogobernanza en el espacio atlántico.

De puertas adentro, se apuesta por la participación de las regiones en todos los órganos de gobierno de la futura macrorregión y por involucrar a los agentes socioeconómicos. Se proponen involucrar a Gales y otras naciones no pertenecientes a la Unión Europea (Quebec ha acudido a esta cita) como miembros de pleno derecho.

Elorza alerta del riesgo de "marginar" al atlántico

La secretaria general de Acción Exterior, Marian Elorza, ha pronunciado un discurso de apertura en el que considera que es un momento “clave y propicio” para defender los intereses de los territorios atlánticos ante el riesgo de “marginalización” de esta zona. El eje de influencia de Europa se está desplazando hacia el este ante la futura incorporación de países por la guerra en Ucrania, la salida de Reino Unido del club comunitario que ha dejado al oeste sin un socio con gran autoridad, o los recelos de Francia a abrirse al sur.

Los intereses del atlántico merecen tener mayor peso en la agenda europea. Necesitamos contar con un marco que posibilite a todos los niveles de gobierno trabajar de forma colaborativa, aunando voluntades y esfuerzos, identificando prioridades consensuadas y trabajando de manera coordinada”, zanjó.

En la reunión participaron responsables de exterior de los gobiernos miembro de la comisión atlántica, el presidente de la Conferencia de Regiones Periféricas Marítimas (Cees Loogen), un miembro del Parlamento Europeo y un representante de Quebec. Este paso decisivo para convertirse en macrorregión se ha dado durante el primer año del segundo mandato de Urkullu en la comisión atlántica. También extienden una invitación para participar en la reunión ministerial de octubre de 2023. La macrorregión agruparía a 60 millones de personas, el 12% de la Unión Europea.