Sumar, la plataforma impulsada por Yolanda Díaz, la vicepresidenta segunda del Gobierno se presentó este martes en Pamplona en Baluarte. El acto tuvo dos momentos claves que dibujan la estrategia de la propia Díaz en la articulación de su liderazgo. El primero llegaba avanzada su intervención: “Lo dije el 8 de julio. Si vosotros y vosotras queréis sumar, y hacéis lo que ya estáis haciendo, Sumar es ya algo imparable. No hay marcha atrás, vamos a continuar. Y como dije el 8 de julio, si vosotras queréis sumar, yo, sí, voy a dar un paso adelante, pero eso sí, de manera colectiva y feminista, con vosotros y con vosotras”. El segundo momento llegó en respuesta de dos preguntas del público, preguntando por su previsible futuro como candidata. La ministra de Trabajo y Economía Social repitió tres ideas fuerza. Que esto “es imparable, “no hay marcha atrás”, pero será una “decisión colectiva”. “No voy a tomar esta decisión sola”, añadió. “No creo en esta manera de hacer las cosas. Lo vamos a hacer juntas, y si vosotras queréis, como dije el 8 de julio, yo estoy dispuesta”.
De esta forma, aunque con este condicional envuelta en el proceso de “escucha” que abandera iniciado en verano, Díaz va perfilándose como candidata mientras va sumando actos, pero sobre todo, dejó claro, cuatro meses después del arranque de Sumar, que ella va a manejar los tiempos, y gestionar a su ritmo y manera este proyecto.
Díaz citó al cineasta Montxo Armendáriz para hacer una alusión que sonaba a respuesta velada a Pablo Iglesias, al que no nombró. “Montxo Armendáriz nos enseña cómo construir este movimiento ciudadano”, dijo, defendiendo la necesidad de un tiempo de reflexión. “Sumar quiere que pensemos un proyecto común para nuestro país, que no tengamos prisa, que lo hagamos en serio, con todo el mundo dentro, no sobra nadie, falta toda la gente, y hay que hacerlo con paciencia, con calma, como Montxo Armendáriz, con lentitud ”. “Sumar va de hacer las cosas de manera diferente, más lenta, con más paciencia, pero creo que de manera más profunda y más seria, no a golpe de titular”. “La buena política no va de gritar mucho”, dijo también.
“Estoy encantada de estar en Iruña”, habían sido las primeras palabras de Díaz a los presentes. El acto empezaba con más media hora de retraso. Arropada por medio millar de personas, entre ellas, Begoña Alfaro, coordinadora de Podemos en Navarra y portavoz de Contigo-Zurekin, que esperaban en la sala del ala izquierda de Baluarte la llegada de Díaz. También Txema Mauleón, el candidato de Contigo Navarra a la alcaldía de Pamplona, o Carlos Guzmán, coordinador de IUN.
Antes de que Díaz tomara el micrófono, hablaron Miren Oñati, trabajadora social jubilada, la profesora y sindicalista Pilar García, el expresidente del Consejo de la Juventud, Miguel Garrido, la activista Fátima Djarra, y el exvicepresidente de Derechos Sociales del Gobierno de Navarra, Miguel Laparra. Pero el interés lo concentraba la política gallega y más aún después de los mensajes lanzados en las últimas horas por el ex líder de Podemos, Pablo Iglesias, reclamando la necesidad de que Díaz aclare cuanto antes si va a ser candidata, y expresase el temor y la contrariedad a que a la militancia de Podemos no se le trate con “respeto”.
Díaz no aludió directamente a Iglesias, ni tampoco mencionó a Podemos, pero sí defendió un proyecto plural, para “levantar un proyecto de país para la próxima década”, explicó. Fue el preludio de una explicación a unas recientes palabras de la propia Díaz diciendo que Felipe González “tenía un proyecto de país”. “Creo que en España ha habido cuatro grandes proyectos de país”, afirmó ayer. Y citó a Suárez, a González, a Aznar y a Zapatero. En cuanto al de González, Díaz subrayó: “No digo que lo avale, nos gustará o no, cada uno que piense lo que quiera”, pero apuntó como un “hecho” que González “emprendió una parte de la modernización de nuestro país”. De Aznar, en cambio, habló de la “burbuja inmobiliaria” y de los “desastres sociales que vivimos en España”. “Ahora toca que desde Sumar levantemos un proyecto de país”, subrayó, “y para eso necesitamos todas las inteligencias, todas las manos y todos los afectos”.
La intervención fue in crescendo, mostrando Díaz cualidades oratorias y subrayando su trabajo como ministra de Trabajo y Economía Social en la idea de una política para “cambiar y mejorar la vida de la gente”. Abogó por subir el salario mínimo y pensiones, y congelar las hipotecas y el precio de los alquileres en vivienda. Y defendió que el sistema público de pensiones “es absolutamente sostenible”. Díaz hizo alusiones por la derecha, sin citar nombres. Como cuando se refirió a la Reforma Laboral: “Hubo dos votos que no solamente hicieron peligrarla, sino que representan lo peor de la política”. Capítulo en el que también incluyó a Ayuso, a la que tampoco citó con apellidos.