La tradicional ofrenda floral a la tumba del expresident Lluís Companys con motivo del 82 aniversario de su fusilamiento ha aflorado la sima abierta en el mundo independentista y las divergencias estratégicas entre Esquerra y Junts tras su divorcio en el Govern. Mientras los posconvergentes no pierden ripio en presionar a los republicanos en puertas del horizonte electoral, con las Cuentas catalanas por aprobar y con Pere Aragonès cercado tanto por sectores soberanistas como por la oposición que le demanda un pacto de izquierdas; ERC se arroga el hecho de ser la “casa común” del independentismo” y de “quienes aman Catalunya”, en palabras de Oriol Junqueras, que a su vez huye de un acuerdo presupuestario con el PSC que el president no acaba de desdeñar.

Tampoco callan desde el Consell per la República de Carles Puigdemont, representado en el citado homenaje por Antoni Castellà, quien ha cargado duramente contra Esquerra y le ha emplazado a reconstruir la unidad en el secesionismo. De hecho, ha desvelado que en el marco de los contactos para reconstruir el llamado Estado mayor del procés, el pasado febrero se produjo un encuentro entre partidos y entidades en el que se puso “sobre la mesa” una propuesta concreta de hoja de ruta y de “encaje” de este órgano parainstitucional. “Todo el mundo estuvo de acuerdo: CUP, Junts, ANC y Òmnium. Pero fue vetada por ERC”, ha revelado el dirigente soberanista. En paralelo, el secretario general de Junts, Jordi Turull, acompañado por la presidenta del partido, Laura Borràs, ha aprovechado para reiterar que desde muchos estamentos del Estado español, con quien ERC quiere alcanzar un referéndum acordado, pervive la “mentalidad de aplastar a las instituciones catalanas”. Pero “ahora no lo hacen con pelotones de fusilamiento, sino con pelotones vestidos con toga”, ha precisado el posconvergente.

“Estamos en el siglo XXI y hay presidentes en el exilio, líderes y representantes del pueblo de Catalunya en el exilio”, ha denunciado Turull. Y ha añadido: “Por culpa de un Estado que cíclicamente ha probado de todo y que está dispuesto a todo para anular liderazgos políticos. El Estado ha encarcelado y enviado gente al exilio, pero no ha podido matar ni encarcelar el alma de un pueblo que sigue vivo”. Por ello, ha reivindicado que “hay un pueblo determinado, alzado, que quiere alcanzar esos valores que reivindicó Companys, un país libre, lleno de igualdad, justicia y progreso”. Por su parte, Borràs ha recordado que “Companys tenía la convicción de que le fusilaban por ser presidente de la Generalitat. Es la lucha del Estado contra una causa: el independentismo catalán”.

Iniciativa en Madrid

Entre tanto, ERC ha anunciado que ha presentado una iniciativa en el Congreso con la que pretende conseguir que el Gobierno español rinda homenaje al expresident, fusilado en 1940, mediante un acto desagravio con carácter “solemne” que debería celebrarse “en el menor plazo de tiempo posible”. “Exigimos al Estado que pida perdón por su ejecución”, ha proclamado Junqueras, que quiso hilar bastante fino. “Hoy ERC, modestamente, pero también con toda la convicción y con respeto a todo el mundo, pero con la voluntad, vuelve a ser y quiere ser la casa común de todos los que aman la república, la independencia y la justicia en nuestro país”, ha valorado en una alusión velada hacia Junts. Las diferencias entre ambas fuerzas alcanzan también a sus posiciones en Madrid. JxCat, en palabras de su portavoz Míriam Nogueras, ha apelado a que sería incongruente que Esquerra le aprobara los Presupuestos a Pedro Sánchez sosteniendo a un Ejecutivo que, a su juicio, “no cumple con Catalunya”, y subrayando que el grado de “exigencia” que tiene Junts con Moncloa es “bastante más elevado” que el de “otros partidos catalanes”.

Desde las entidades civiles, Òmnium Cultural ha reclamado al independentismo “generosidad, firmeza y resiliencia para conseguir sus objetivos”, mientras que la ANC, apartada de esa dinámica partidista a la que acusa de haber quebrado el procés, ha emprendido una acampada reivindicativa de dos días en la plaza Catalunya de Barcelona para denunciar lo que consideran la “persecución” y la “causa general” contra el independentismo. Su presidenta, Dolors Feliu, ha ofrecido su respaldo a todos los “represaliados” y ha avisado de que la “represión” del Estado no les asusta. “Estoy segura de que si Companys ahora nos viera, tendría sentimiento de tristeza, de que no lo hemos conseguido. Tras todos estos años, ahora podemos hacerlo. La gente está en la calle y su sacrificio puede no ser en vano”, ha sentenciado.

El PSC, a la expectativa

Y en esta pugna sin cuartel, el líder de la oposición, Salvador Illa, se empeña en afirmar que él no va a ejercer de salvavidas de Aragonès pero “sí de los catalanes”, lo que no aclara si validará las Cuentas. Se limita a cuestionar al president “quién manda en ERC y quién toma las decisiones en el Govern”. “Es el mundo al revés: el principal grupo de la oposición ofreciéndose para que pueda haber un presupuesto con una base amplia en Catalunya, y el Govern sin aclararse. Pedimos al Govern y a Aragonès que se aclaren”, ha rematado en el Consell de un PSC a la expectativa y que se jacta de practicar una “política constructiva y respetuosa”.