El lehendakari, Iñigo Urkullu, ha asistido este domingo en la localidad guipuzcoana de Azpeitia a la solemne Misa Principal con la que se ha cerrado el Año Ignaciano, y que se ha celebrado en la Basílica de Loiola, coincidiendo con la festividad de San Ignacio, patrón de Gipuzkoa.

Urkullu ha estado acompañado por la consejera de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente, Arantxa Tapia, en el acto religioso, que pone fin a la rememoración del 500 aniversario de la conversión de San Ignacio de Loyola y cuya Eucaristía ha estado presidida por el arzobispo Francisco Pérez, administrador apostólico de la diócesis de Donostia.

Asistentes a la festividad

La presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeria, también ha asistido a los actos oficiales programados con motivo de la festividad de San Ignacio de Loiola, en los que, asimismo, han tomado parte el diputado general de Gipuzkoa, Markel Olano, y los diputados forales Eider Mendoza, José Ignacio Asensio, Aintzane Oiarbide, Jokin Perona, Jabier Larrañaga y Harkaitz Millan.

Previamente a la entrada en la Basílica, el lehendakari, que ha acudido, como en anteriores ocasiones, acompañado de su mujer, Lucia Arieta-Arauñabeña, ha sido recibido por la alcaldesa de Azpeitia, Nagore Alkorta y el resto de la Corporación municipal, así como por Tejeria y Olano. Este año no se ha realizado la tradicional comitiva de autoridades desde el Ayuntamiento de la localidad hasta la Basílica de Loiola.

Cierre del Año Ignaciano

En la Misa, el Padre General de la Compañía de Jesús, Arturo Sosa, ha destacado que este acto religioso supone "una acción de gracias por tanto bien recibido" por la Compañía en el Año Ignaciano, que comenzó en Iruñea en mayo de 2021.

Así, ha recordado que a lo largo de este año desde la Compañía de Jesús se ha pedido para mitigar "el sufrimiento injusto de tantas personas y pueblos", y se ha renovado deseo de la orden religiosa de "seguir más de cerca a Jesús pobre y humilde" y continuar "caminando con Ignacio", sin olvidar la "acción misionera".

"Nuestro tiempo es tan complejo como el que fue el de Ignacio de Loyola, y hoy se convierte en una invitación a comprometerse en el servicio a los demás con una entrega generosa y total", ha expresado.