Durante el EGI Eguna del pasado 9 de abril en Azkoitia, el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, cargó duramente contra movimientos "disidentes" de la izquierda abertzale como Gazte Koordinadora Sozialista, a los que acusó de ser "revolucionarios de salón" e “hijos de la burguesía”, al tiempo que censuró su identificación con la Rusia del “tirano y neoimperialista” Putin. Como un vaticinio, al día siguiente varios albergues de Bilbao que acogen refugiados ucranianos amanecieron con pintadas con el símbolo de la hoz y el martillo, y la Z que identifica los vehículos militares rusos. También aparecía la firma Antifaxistak, y el susto de los refugiados fue considerable.
En la Ertzaintza este ataque ha generado sorpresa por lo extemporáneo del mismo. Fuentes consultadas ponen el foco en cuál puede ser su verdadera finalidad y destacan en primer lugar que la información de dónde residen los refugiados “es bastante selecta, no lo sabe mucha gente. ¿Cómo llega alguien a conocer dónde están?”, se preguntan.
Inciden además en el hecho de que no se hayan producido muestras de rechazo a la llegada de los desplazados, que se distribuyen por miles en todo el Estado, y en que estas pintadas hayan aparecido en concreto en Bilbao. Lo que ya adquiere tintes surrealistas, a su juicio, es que alguien reivindique la Z que se exhibe en el armamento o en los tanques rusos. “En el contexto de esta sociedad, eso no lo hace ni el más tonto de la clase”, exponen.
La postura respecto a la invasión de Ucrania es precisamente una de las patatas calientes a las que la izquierda abertzale ha tenido que hacer frente en las últimas semanas, y ha provocado que Otegi criticara a Putin con argumentos tan peregrinos como que es “de derechas y un privatizador nato”.
La web de Sare Antifaxista recogió la aparición de estas pintadas el 11 de abril de forma aséptica. Sí cargó contra el tuit de condena que escribió Ortuzar, en el que dijo que los autores “son igual de fatxas que Putin, Abascal o Le Pen”. Este colectivo le acusó de “disparar contra todo lo que se mueve al estilo Bolsonaro, Orban, Salvini, Zemmour... Utilizando, como no, el Deia”.