En cuestión de horas, la tensión se ha rebajado de manera considerable. Después de que el secretario general del PSE cuestionara la lealtad del PNV en algunas alcaldías socialistas y amagara con revisar su acuerdo tras las elecciones municipales y forales del próximo año, Eneko Andueza no ha querido ahondar en esas declaraciones tras reunirse este miércoles con el lehendakari. Se decantó por proyectar unidad en la gestión de las consecuencias de la guerra de Rusia contra Ucrania, pidió a los partidos de la oposición que no sean populistas, y rechazó abrir un nuevo frente de discrepancia por el uso de los remanentes, donde admite que su utilización debe estar tasada.
Poco antes, el burukide del PNV Koldo Mediavilla reducía a una "anécdota" las tensiones de las que habla Andueza. Las atribuyó a la "impronta personal" que quieren marcar algunos alcaldes del PSE por encima de los pactos suscritos, según dijo en Onda Vasca. Los socialistas vinieron a decir que, como el PNV no les da estabilidad en ciertos municipios, la tienen que buscar en EH Bildu y Podemos para aprobar las Cuentas o los proyectos.
Fuentes socialistas consultadas por este periódico aclaran que Andueza no ha querido realizar "ningún planteamiento revisionista" sobre sus acuerdos, ni realizar un movimiento que ponga en peligro la estabilidad de la legislatura municipal. Tampoco ha querido deslizar que vaya a cambiar a futuro la actitud con la que se sentará a negociar con el PNV tras las elecciones de 2023. Circunscriben las tensiones a las alcaldías socialistas en Irun, Eibar e Iruña Oka, y no creen que vaya más allá. Lo dicen en dos sentidos: descartan romper el acuerdo global con el PNV en municipios y Juntas Generales cuando la legislatura se encuentra ya tan avanzada, y descartan también una revancha que suponga descabalgar a los jeltzales en municipios como Tolosa con una alianza con EH Bildu. "Hacemos un balance positivo de los acuerdos", recalcan.
LA ENTRADA O NO EN LOS GOBIERNOS
Esta discusión no es nueva. Se remonta a la etapa de Idoia Mendia y se ha centrado siempre en municipios donde PNV y PSE tienen una especial rivalidad electoral, relaciones personales más tensas (el caso del alcalde de Irun, José Antonio Santano, es paradigmático), y donde los socialistas ya intentaron que los jeltzales se incorporasen a los equipos de gobierno para blindarse y acotar la capacidad del PNV para marcar perfil. El debate ha adquirido mayor repercusión al verbalizarlo Andueza, quien ha ascendido a la secretaría general del PSE con una intención de diferenciarse más de los jeltzales, y en un primer momento especuló con mayorías alternativas de izquierdas.
El pacto con EH Bildu y Elkarrekin Podemos-IU se ha enfriado, no obstante, por su exigencia de que la izquierda abertzale condene el terrorismo de ETA. El PSE no contempla un cambio de agujas antes de que se acabe la legislatura municipal (sería muy problemático un pacto con EH Bildu antes de los comicios), y enfría que se vaya a producir después.
Los pasquines socialistas contra la alcaldía jeltzale de Sestao o las tensiones con el PNV en Tolosa habían alimentado la hipótesis de que las fricciones fueran a más, pero solo demuestra que estas tensiones existen en casos concretos y por las dos partes, cuando Andueza solo ve "deslealtad" en el PNV.
UN PACTO CON GARANTÍAS PARA DURAR
Mediavilla atribuyó lo sucedido a la proximidad de las elecciones, y la llegada al PSE de un dirigente que "quiere marcar perfil" y realiza declaraciones intentando acentuar "ámbitos de discrepancia". "Es un error. Haría bien en destacar los ámbitos de acuerdo, porque es lo que la ciudadanía valora. Si, efectivamente, ha habido problemas en el ámbito local, es por falta de liderazgo en determinados representantes locales que han intentado marcar su impronta personal por encima de los acuerdos. Lo considero una anécdota en el conjunto del pacto. La relación funciona con garantías suficientes como para prolongarse en el tiempo", dijo.