- “Hemos resistido y hemos respondido, y ahora vamos a avanzar; tenemos unas bases fuertes”, aseguró ayer en el Parlamento Vasco el lehendakari Urkullu, un día después de que el LABI dejara sin efecto, a partir de este lunes, las restricciones a causa de la pandemia que han mermado la actividad económica y generado un gran desgaste emocional entre la ciudadanía. Urkullu respondía a una pregunta del parlamentario del PNV Javier Telleria, en relación a la estrategia que va a seguir el Gobierno Vasco en el primer trimestre de 2022, con la variante ómicron en retroceso y una situación en los hospitales que, pese a que el coronavirus todavía es una amenaza grave -acaba de causar 15 fallecimientos en dos días-, invita al optimismo.

A juicio del lehendakari, a partir de ahora “podemos hablar de un tiempo fundacional, de una nueva época de recuperación, de relanzamiento y transformación”, según dijo a la portavoz de EH Bildu Maddalen Iriarte, para lo que el Gobierno Vasco se plantea tres objetivos.

El primero es “la cohesión social, igualdad e inclusión en una sociedad de diversidad creciente”. El segundo consiste en “crear condiciones” que permitan a la juventud construir sus proyectos de vida y de familia “con autonomía”. El tercer objetivo pasa por “reforzar el sentido de comunidad frente al individualismo, fortalecer la solidaridad frente a la falta de empatía, fortalecer los valores cívicos compartidos”, dijo Urkullu, “en una realidad global y dinámica sometida al cambio y a la incertidumbre constante”.

Además de esos objetivos concretos, el Ejecutivo afronta el reto de impulsar “la transformación económica, la recuperación y el relanzamiento” de Euskadi tras la pandemia. “Todos los indicadores muestran la buena evolución de la economía vasca, y también la del empleo; tenemos la tasa de paro más baja de todas las comunidades”, manifestó al respecto.

El Gobierno Vasco sigue con atención el debate que entre los expertos se desarrolla en torno a la posibilidad de rebajar la pandemia del covid-19 a la categoría de endemia. Por ello Iñigo Urkullu considera que ha llegado el momento también de perseguir el “objetivo prioritario de “recuperar el servicio sanitario en su integridad y superar la situación emocional y de incertidumbre de nuestra sociedad”.

En ese sentido, el lehendakari lanzaba un mensaje a la ciudadanía. Dijo que el Gobierno Vasco es consciente de “lo que se ha luchado y de lo que se ha sufrido, de todo lo que se ha conseguido para mantener el equilibrio entre la prioridad de la salud pública y la actividad social, educativa y cultural, económica o comercial”.

Enfrente, la oposición censuraba que esa tensión en los servicios sanitarios a la que se refería el lehendakari esconde detrás unas características estructurales, más allá de las evidentes dificultades que ha planteado la pandemia.

“Más allá del reconocimiento verbal, más allá de los aplausos, creo que tenemos que ponernos manos a la obra por unas condiciones dignas de trabajo, y para atender ?y quiero subrayar esto, para atender? los retos de futuro de Osakidetza”, enfatizaba Maddalen Iriarte.

Por su parte, Miren Gorrotxategi, portavoz de Elkarrekin Podemos-IU, criticaba la “lectura autocomplaciente de la situación de Osakidetza” de Urkullu, y achacaba “los problemas estructurales” del Servicio Vasco de Salud a “los recortes que se iniciaron en 2008” y a “la falta de planificación en general, y de plantilla”. “Es verdad que la pandemia los ha hecho aflorar”, admitió, “pero los problemas vienen de antes”.

El presidente del PP vasco, Carlos Iturgaiz, pedía desde el atril de la Cámara vasca al lehendakari que “pregunte en la Atención Primaria, desbordada, que sigue sin reforzar dos años después”, o “por los problemas con los trabajadores de Osakidetza”, o “a la hostelería, al turismo, los espectáculos, incluso el comercio, que durante todo ese tiempo han vivido cada anuncio de su gobierno como un jarro de agua fría”.

El lehendakari aseguró comprender las dificultades. “Ni las niego ni las oculto -dijo-; ahora bien, no se puede criticar y criticar a la sanidad vasca cuando es la mejor valorada de todo el Estado por la Federación de Defensa de la Sanidad Pública”.

Todas estas críticas a la situación de la sanidad vasca en la pandemia surgieron en el contexto de la inminente huelga convocada por los sindicatos con presencia en Osakidetza para el 25 y 28 de este mes.

Al respecto, Urkullu admitió que “tenemos un problema, sí, y es la escasez de personal médico especializado en medicina familiar y salud comunitaria. Un problema en Euskadi y en todas las comunidades y países de nuestro entorno -añadió-, que no se arregla con una huelga”. A su juicio, “no se puede hablar de desmantelamiento ni de problemas estructurales”.

En ese sentido, recordó que “este año vamos a invertir 107 millones en 39 instalaciones y equipamientos”, y que Osakidetza cuenta con el mayor número de profesionales de toda su historia, que se ha contratado a personal jubilado y se ha convocado una OPE para 3.535 profesionales.

“Hemos resistido y hemos respondido, y ahora vamos a avanzar; tenemos bases fuertes”

“El objetivo es recuperar el servicio sanitario y superar la situación de incertidumbre”

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