l año 1953 fue de recordados cambios políticos en el mundo. Durante aquellos días, el Gobierno Vasco exiliado en París con sus primeras espadas en alto continuaba su lucha con cierta esperanza de que los aliados pusieran difícil la existencia del régimen totalitarista del dictador Franco. Para ello, el ejecutivo del lehendakari Aguirre mantenía en continuo movimiento a sus representantes en movimientos, partidos políticos o congresos y tratar de lograr pequeños pasos con dos banderas: la de la democracia antifranquista y la ikurriña.

La hemeroteca de aquel calendario recogió la muerte de Stalin, el comienzo del famoso viaje del Che Guevara o la entrada en vigor de la Convención Europea de los Derechos Humanos. En agosto, los vascos -tanto los exiliados como los que residían en Euskadi- lamentaron un hecho histórico grave para quienes siendo cristianos no podían asimilar el Concordato con la Santa Sede del Vaticano. La firma de aquel tratado supuso la legitimación exterior de la dictadura franquista y reforzaba el peso social de la Iglesia Católica.

No era de recibo el aval vaticano al reconocimiento del franquismo en el extranjero para quienes defendían la democracia desde el dogma religioso, caso del PNV en el Gobierno Vasco. Pero este lastre no paralizó a los Aguirre, Leizaola, Irujo, Landaburu o Madariaga que continuaron con su presencia allí a aquellos foros a los que podían llegar.

Así las cosas, las actividades internacionales de la Delegación de París se sucedían. El Gobierno de Euzkadi estaba presente en equipos internacionales como el de la Unión de Demócratas Cristianos, la Unión Europea de Federalistas, la Unión de Minorías y Nacionalidades Europeas, el Movimiento Europeo, el MRP -partido francés cuyas siglas significaban en castellano Movimiento Republicano Popular- o la Unión Parlamentaria.

A este listado debemos agregar la participación en Asociación de amigos de la República francesa, el Congreso de la Libertad por la Cultura o la Jornada de los Estudios Europeos. “Aparte de la colaboración constante de los miembros de la Delegación en las referidas organizaciones internacionales, unos u otros están adheridos a otras asociaciones diversas de carácter francés o europeo occidental que constantemente los invistan a sus reuniones, sus conferencias o fiestas”, apuntaban fuentes del Gobierno vasco en la revista Euzko Deya en su edición en la capital gala con Pedro de Basaldúa como director de la cabecera en aquel año.

“Destacamos entre las conferencias o fiestas la Unión Francesa de Federalistas, la Federación, Les Amitiés de Marc Sangnier, quien fuera fundador del movimiento francés democristiano”, apostillaban.

Y 1953 avanzaba con cambios en el Estado español bajo la dictadura de Franco, que había ganado la Guerra Civil tras junto a otros militares españoles haber dado un golpe de Estado fallido contra la legítima Segunda República. En aquellos meses, la reforma del bachillerato condujo a una separación entre las ciencias y las letras, un decreto del Ministerio de Información y Turismo reorganizó la Filmoteca Nacional, inauguraron el aeropuerto de Santander y el desgobierno del régimen totalitarista seguía haciendo de las suyas con total y totalitaria impunidad.

A juicio del Gobierno de Euzkadi, sus relaciones diplomáticas internacionales van “incrementándose o afianzándose” al cabo de los años y “el hecho vasco aumenta en su prestigio y simpatía”, dejaron escrito en un informe y matizaban más: “Los miembros de la Delegación de París han colaborado también durante el año pasado en diversas revistas extranjeras tratando temas nacionales vascos o de problemas universales”.

El ejecutivo de Aguirre constituyó, además, en la ciudad regada por el río Sena, un grupo de entidad continental vasca denominada Ezkualtzaleen Biltzarra. “Este grupo organiza frecuentes reuniones y conferencias. Por su tribuna han pasado ya el lehendakari, Leizaola, Landaburu, el canónigo Onaindia, Ibigañabetia, Alberdi y otros compatriotas, alternando en la exposición de temas vascos con los vasco-continentales residentes en París o invitados a venir a dar estas conferencias. El señor Irujo es miembro de la directiva de Ezkualtzaleen Biltzarra en París que dirige estas actividades vascas, de tipo cultural, en la capital de Francia”.