- La crisis abierta entre el PSOE y Unidas Podemos a causa de la denuncia de los morados de intromisiones de Nadia Calviño en el área de Yolanda Díaz continuó ayer con el discurso que ofreció la líder de UP en el Congreso de CCOO, en el que reiteró su total compromiso con la derogación de la reforma laboral, el principal campo de batalla entre los dos socios del Gobierno español. Sin embargo, otra de las pugnas internas en el Ejecutivo -la relativa al hasta ahora diputado morado Alberto Rodríguez- se cerró ayer por la tarde con el anuncio de Rodríguez de que abandona la política y la militancia en Podemos.
Respecto al choque por la reforma laboral, Yolanda Díaz, en lugar de dar un paso atrás y tratar de limar asperezas con los socialistas, mantuvo el pulso e incidió en su intención de suprimir por completo la norma aprobada por el Ejecutivo de Mariano Rajoy en el año 2012. “Derogaremos la reforma laboral a pesar de todas las resistencias, que las hay y son muchas”, aseguró la vicepresidenta segunda en su intervención en el cónclave sindical.
Por tanto, sigue la pugna entre la vicepresidencia primera y la segunda, después de que el viernes los morados reclamaran una reunión urgente de la comisión de seguimiento del pacto de Gobierno, para analizar las “intromisiones” que en el Ministerio de Trabajo aprecian por parte de Nadia Calviño.
Esta última, en su papel de garante de la ortodoxia económica de Bruselas, trata de evitar que la reforma laboral se elimine por completo y opta por limitarse a introducir ciertos cambios. Enfrente tiene a una Yolanda Díaz que ha hecho de la derogación de la norma su principal caballo de batalla en su proceso de afianzarse en el liderazgo de la coalición morada.
En ese sentido, parece que la figura de Díaz gana enteros en la izquierda y ayer se dio un baño de masas en una cumbre de CCOO, en la que fue recibida entre gritos de presidenta y sí se puede. “Vamos a derogar la reforma a pesar de todas aquellas personas que, estén donde estén, jamás han querido eliminar el modelo laboral de precariedad que ha impuesto la derecha unilateralmente en nuestro país”, reiteró la líder de Unidas Podemos en una intervención en la que se centró exclusivamente en las cuestiones que competen a su Ministerio, entre las que anunció que seguirá en la senda de subidas del Salario Mínimo Interprofesional y un plan de choque contra la siniestralidad en el trabajo.
El otro elemento desestabilizador en la relación entre el PSOE y Unidas Podemos era hasta ayer el relativo a Alberto Rodríguez, tras el embrollo sobre su inhabilitación por el Supremo y la decisión final de Meritxell Batet de retirarle el escaño. A este respecto, Rodríguez sorprendió anunciando su retirada de la primera línea política y, sobre todo, con su abandono de la militancia en Podemos.
“Uno debe saber cerrar ciclos”, expresó tras ser aclamado por simpatizantes a su llegada al aeropuerto de Tenerife, horas después de que desde UP matizaran que la anunciada querella por prevaricación contra Meritxell Batet no la presentaría el partido, sino Alberto Rodríguez “a título personal”. Así las cosas, y tras la matización sobre la acción judicial contra Batet, Rodríguez ha optado por hacerse a un lado, y con su salida cierra un enfrentamiento entre socios que había enrarecido por completo el clima en el Gobierno de coalición, y da cierto aire a la relación entre PSOE y Podemos.
Fue Alberto Garzón el que pudo precipitar la salida de Rodríguez al anunciar ayer por la mañana que la querella es una acción legal “a título personal” de Alberto Rodríguez. “Es natural que el afectado haya pensado iniciar las acciones legales que sus asesores jurídicos consideren oportunas. Se trata de una acción jurídica a título personal por parte de alguien que está indignado por este proceso que no debía haberse producido”, explicó el ministro de Consumo, en un intento de desmarcar a la coalición morada de la causa judicial contra Batet.
En cualquier caso, y a pesar de las continuas desavenencias, ninguna de las dos partes contempla una ruptura en la coalición de Gobierno que desembocaría en unas elecciones anticipadas, que en el momento actual no convienen ni a los socialistas ni a los morados. A este respecto, la intención de Pedro Sánchez es llegar al menos hasta 2023 -sobre el papel los comicios generales deberían celebrarse en noviembre de dicho año- para amortizar el tirón de los fondos europeos y de la augurada recuperación económica, con buenas previsiones de crecimiento para el Estado español.
Pero en el momento político actual, con una derecha y extrema derecha crecidas y que, según algunas encuestas, podrían sumar para llegar a la mayoría absoluta en el Congreso; tanto el PSOE como Unidas Podemos quieren evitar una convocatoria de elecciones generales. Respecto al socio minoritario de la coalición, tiene pendiente además la reconstrucción del espacio de la izquierda tras la retirada de Pablo Iglesias, así como la consolidación del liderazgo de Yolanda Díaz.
En las filas del PSOE, Pedro Sánchez optó por guardar silencio ayer y en una comparecencia desde La Palma evitó cualquier alusión al choque interno en el Gobierno. El único pronunciamiento sobre el asunto central que divide al Ejecutivo español lo realizó la vicesecretaria general de los socialistas, Adriana Lastra, que aseguró que será su partido el que derogue la reforma laboral.
“Lo va a hacer el PSOE”, dijo Lastra en el congreso de los socialistas extremeños en el que se oficializa la reelección de Guillermo Fernández Vara. Una convención en la que hoy intervendrá Pedro Sánchez y se prevé que se pronuncie sobre los últimos acontecimientos en el choque interno que vive el Gobierno que encabeza debido a la degoración de la reforma laboral.
“Hay personas que jamás han querido eliminar el modelo laboral de precariedad”
Vicepresidenta segunda
“Derogaremos la reforma laboral y lo va a hacer el PSOE, porque es posible una recuperación justa”
Vicesecretaria general del PSOE