- La ministra de Igualdad, Irene Montero, de Unidas Podemos, ha agitado el avispero y tensionado su relación con el PNV, uno de los socios clave del Gobierno español del que forma parte. Cuando la relación parecía haberse apaciguado, Montero desató un cruce de declaraciones al apostar por la “justicia feminista” tras conocer la sentencia de la Audiencia Provincial de Bizkaia que absolvió al diputado de Acción Social, Sergio Murillo, y a tres funcionarias del servicio foral de infancia de los delitos de prevaricación, malos tratos y lesiones psicológicas, de los que los acusaba Irune Costumero, madre de una niña a la que la Diputación retiró la custodia. Montero se puso del lado de Costumero y puso en duda la sentencia, al considerar que la justicia “ha dado la espalda” a esta mujer. Dijo que no se puede “permitir más maltrato judicial contra madres que protegen a sus hijos e hijas de la violencia machista”.
El burukide del PNV Koldo Mediavilla le reprochó su “sectarismo, demagogia y soberbia” y recordó que ya le pidió “una rectificación” de las declaraciones que realizó antes del juicio, en las que “ponía en cuestión la profesionalidad de los servidores públicos” de la institución foral. La portavoz de Elkarrekin Podemos-IU, Miren Gorrotxategi, acusó al PNV de haber votado contra la Ley de Infancia, cuando en realidad la apoyó tras pactar una salvaguarda competencial. El portavoz jeltzale en el Congreso, Aitor Esteban, quien había acusado a Podemos de dogmatismo ideológico, fue tajante: “Si para sacar de un aprieto a tu jefa tienes que mentir y engañar a la ciudadanía vasca, malo”.