- Los socios de Gobierno cierran filas y no aprecian riesgo de una ruptura, aunque siguen señalándose por sus comportamientos. Pedro Sánchez reconoció ayer cierta incomodidad con Unidas Podemos, a quienes pidió bajar “los decibelios” y combinar la exigencia con “el realismo” después de que Pablo Iglesias acusase al PSOE de “tensionar” la coalición. El presidente español aprovechó una intervención en el Pleno en la que el portavoz morado, Pablo Echenique, le emplazó a normalizar las diferencias y ser valiente, para responderle que nunca viene mal reducir el volumen en las disputas en unos momentos de gran turbación para la ciudadanía.
Sánchez se pronunció así cuando el portavoz del PNV, Aitor Esteban, le reprochó la sensación de inestabilidad que genera la “agitación” entre los socios. A lo que el líder del PSOE añadió que está convencido de que su deber es garantizar la estabilidad política e institucional, así como “preservar la unidad de acción de las fuerzas progresistas”. Tras semanas de tensiones entre Podemos y PSOE a cuenta de la regulación del alquiler, la ley trans, los disturbios por el encarcelamiento de Pablo Hasél o el papel de la Corona, el jefe del Ejecutivo dijo estar “razonablemente satisfecho” por la marcha de su Gabinete. “La experiencia es la madre de la ciencia y este es el primer Gobierno de coalición en democracia. Hay mucho que aprender”, admitió.
Echenique le había conminado a dilucidar las diferencias entre los miembros del Gobierno por medio del debate porque, de no hacerlo así, “nos asomaremos al oscuro precipicio del odio y de la extrema derecha”. El portavoz de Podemos indicó que hay sensibilidades diferentes que se deben resolver con diálogo, ya que “tener diferentes posiciones, debatir y llegar a acuerdos, eso sí es normalidad democrática”. A su entender, la actual coalición de Gobierno es la única posible “porque enfrente no hay nadie”, y probablemente, cree que para muchos años. Así, le enumeró los temas a reconducir, entre ellos , los derechos de las personas trans, la ley del sí es sí, las pensiones, la regularización de migrantes, y el mercado inmobiliario o energético.
Paralelamente, Santiago Abascal replicó al líder del PP, Pablo Casado, con una amenaza velada de presentar una nueva moción de censura contra Sánchez, que volvería a colocar en una situación muy incómoda a los populares por obligarles a posicionarse nuevamente sobre la continuidad del Gobierno. Más si cabe después de que Vox haya interpretado el resultado electoral en Catalunya, en el que consumó el sorpasso a PP y Ciudadanos, como un espaldarazo a aquella iniciativa. “Quizá debamos ofrecer a esta Cámara la posibilidad de una segunda moción de censura para que algunos diputados puedan redimirse de su gigantesca irresponsabilidad ante los españoles”, apuntó el líder de la ultraderecha en alusión al PP. Abascal ya había comentado anteriormente que la presentaría “las veces que fuera necesario”, pero nunca lo había deslizado así en el Congreso.
Casado se reafirmó en su ruptura con Vox, consciente de que esa decisión ha tenido un “coste a corto plazo”, en las urnas catalanas, pero se reivindicó como vía de “centro” para salir de la actual crisis. “Yo di un paso adelante y no daré ninguno atrás”, zanjó el presidente del PP.
“Me gustaría que los decibelios bajaran un poco y se combinara la exigencia con realismo”
Presidente del Gobierno español
“Debatamos por encima de nuestras diferencias, es momento de tomar decisiones valientes”
Portavoz de Podemos en el Congreso