- El Consejo de Dirección del Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos-Gogora celebró ayer su primera reunión de la presente legislatura, que estuvo presidida por el lehendakari Iñigo Urkullu y en la que aprobó su proyecto de presupuesto para 2021. El mismo asciende a 2.093.000 euros y quedará reflejado en el proyecto de Presupuestos Generales de la Comunidad Autónoma Vasca para el año próximo.
En este encuentro del Consejo de Dirección de Gogora, entidad que dirige Aintzane Ezenarro, la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, fue además nombrada vicepresidenta del Consejo. En su intervención durante el acto, la consejera expresó que ejercerá su labor con “la mejor de las disposiciones, con voluntad de diálogo y consenso, y con esperanza”, ya que, defendió, “es mucho más lo que nos une que lo que nos separa”.
Artolazabal aseguró que en el centro de su gestión, y del Instituto Gogora, se situará “la persona y la dignidad”, así como “el respeto, la protección y la promoción de los derechos humanos, de todos los derechos”. Apeló también a la deslegitimación “del terrorismo y la violencia”, junto con “el reconocimiento del otro”, y concluyó su discurso reivindicando “una memoria humanitaria en primera persona del singular y del plural”.
Iñigo Urkullu también pronunció unas palabras para destacar el papel de Ezenarro “dando continuidad a la dirección del instituto”, el de la consejera y del viceconsejero Josean Rodríguez Ranz, así como del resto de incorporaciones al Consejo de Dirección de Gogora.
La ley de creación de Gogora establece que su función será “preservar y transmitir la memoria de las experiencias traumáticas marcadas por la violencia durante los últimos cien años; la memoria del sufrimiento injustamente padecido y también del esfuerzo por construir y defender una convivencia democrática y una sociedad basada en la defensa de los derechos humanos y la paz, aun en las peores circunstancias”.
El objetivo del Instituto, por tanto, es promover la configuración de la memoria “de forma inclusiva” y garantizando además la participación ciudadana. “Pero la expresión del pluralismo en la configuración de la memoria tiene un límite: la memoria no se puede utilizar ni para excluir, ni para equiparar acontecimientos. La memoria tampoco puede ser utilizada para legitimar ningún terrorismo o conculcación de derechos”, precisa.