A día de hoy no es habitual que tres valientes rompan nuevas barreras en deportes de un marcado signo masculino. Sin embargo, desde hace poco más de un año acaba de quebrarse una muy importante en Álava para orgullo de muchos amantes de los herri kirolak.
Y es que el levantamiento de piedra femenina está viviendo un hecho histórico. La presencia de mujeres practicando esta modalidad tan arraigada entre los hombres ha llegado para quedarse porque, además, muchas tienen un futuro prometedor.
La escuela Arabako Harri Eskola cuenta con tres levantadoras que están cambiando los códigos de este deporte, ya que hasta hace poco no se veían mujeres en la plaza levantando piedras. No obstante, gracias a Eider García Durana, Sara Jiménez de Aberasturi y Saioa Iglesias Ramos, todo eso ha cambiado.
Tras llevar algo menos de un año en este deporte, las tres alavesas han irrumpido con fuerza y ya se están dejando notar. Es más, Sara y Eider participaron hace días en el programa televisivo “Harri Herri”. Pues bien, la segunda harrijasotzaile hizo historia en él al ser la primera mujer alavesa en levantar 100 kg.
Las conquistas de las tres deportistas no se quedaron ahí, ya que también han logrado ser las primeras mujeres alavesas que salen a competir en Euskadi. Eider, la protagonista del récord, se sonroja al hablar de este hecho histórico y le quita hierro al asunto.
“Estoy muy contenta. Es un orgullo ser la primera mujer alavesa en lograr eso, en especial, porque cuando vi que me había tocado la rectangular de 100 kilos, pensé que nunca antes lo había hecho, y en ese momento conseguí realizar en dos minutos cinco alzadas”, explica.
"Este es un mundo muy masculino y sí produce cierto orgullo ser como las precursoras; estoy muy contento por mi récord de los 100 kilos porque nunca antes lo había hecho"
A pesar de su hito, Eider no se queda ahí y ya piensa en nuevos posibles desafíos como el Campeonato de Euskadi a finales de año. “Hay rivales muy potentes, pero me gustaría estar entre las tres primeras. Incluso, un primer planteamiento es poder sacar una txapela, así que toca trabajo duro”.
Su compañera Sara, que también estuvo con ella en el programa de televisión, admite que “hubo bastantes nervios al estar con todos los harrijasotzailes famosos, cuando nosotras no llevamos ni un año entrenando”.
En ese sentido, la alavesa califica la experiencia como “brutal” porque, matiza, “no fue lo mismo que salir a una plaza, pero sí una experiencia única”.
Los duros comienzos
En cuanto al poco tiempo que llevan entrenando, Sara aún recuerda con cierta nostalgia ese primer día de trabajo. “Fue un desastre porque solo teníamos piedras de pesos de hombres, y al principio pensé que quizá podría levantar sin problemas, pero luego vi que había mucha técnica y no pude. Pero eso fue una manera de ponerme un reto, ya que comprobé cómo Eider ya levantaba buenos pesos y yo también quería hacer lo mismo”.
Respecto al porqué se atrevió con este deporte, Sara saca a la palestra sus razones con naturalidad. “Fue casualidad encontrarme con Saioa en los interpueblos. Entrenábamos juntas a Crossfit y ella fue quien me comentó que iba a venir a probar y me animé con ella”, rememora.
Algo que corrobora su amiga Saioa al 100%. “Un día simplemente se me metió en la cabeza. Es más, estaba preparando una carrera y siempre que salía a correr y veía una piedra pensaba, yo puedo con eso. Además, cuando empecé a entrenar me di cuenta de que el levantamiento de piedra era casi más técnica que fuerza”.
"Al principio fue un desastre porque solo teníamos piedras de pesos de hombres; pensé que quizá podría levantarlas sin problemas pero vi que había mucha técnica y no pude, eso fue una manera de ponerme un reto"
Desde que las tres alavesas decidieron empezar en este sacrificado deporte tuvieron claro que abrirían un nuevo camino. “Fue un poco de forma inconsciente. Nuestro entrenador nos contó la situación actual. Es cierto que anteriormente sí que hubo chicas en Álava, pero no habían tenido marcas. Nosotras en ese sentido hemos sido las primeras mujeres en salir a la plaza, hacer marcas y registrar unos buenos resultados, así que nos sentimos muy orgullosas por ello”, confiesa Eider.
Por su parte, Sara reconoce que el camino hasta aquí ha estado plagado de dificultades. “Los herri kirolak son un deporte minoritario; ya vimos a las primeras de cambio que tuvimos la barrera física de los materiales, ya que no había ni siquiera piedras para mujeres. Poco a poco fue mejorando la cosa y a día de hoy ya podemos entrenar con cierta normalidad”, se congratula.
Saioa remarca con orgullo que “hemos aprendido mucho” cuando echa la vista atrás. “Todavía pienso en cómo hemos crecido en comparación a cuando empezamos que no teníamos todas las piedras. Ahora que ya disponemos de todos nuestros chalecos y todo nuestro material vengo a entrenar muy contenta. Sí sentimos que se nos está dando bombo, pero también hay otros espacios donde las mujeres también están haciendo cosas increíbles”, aplaude.
Los desafíos del futuro
De cara a los meses venideros, Eider no se pone límites a su ambición. “Esta situación anima bastante y te sube la moral para ir a futuras competiciones como la de Euskadi, buscar hacer un gran papel y hacer buenas marcas. De esta forma, más chicas se animarán a probar en este deporte. Queremos abrir un nuevo camino en Álava para que todas las chicas que lo deseen puedan levantar piedras. Este era un mundo muy masculino y sí que da cierto orgullo ser como una especie de precursoras”.
"Cuando empecé a entrenar me di cuenta de que el levantamiento de piedras era casi más técnica que fuerza; siempre que salía a correr y veía una piedra pensaba que yo podía con eso"
Aunque las tres estén mirando ya al futuro con optimismo a la hora de exhibirse en las competiciones, Sara ya se muestra feliz hoy en día tras su primera exhibición en las campas de Armentia.
“Mis amigas y familiares nunca habían podido ir a verme a los pueblos; en esta ocasión sí que han podido acercarse y eso significó mucho para mí. No suelo ver caras conocidas y el otro día sí que reconocí a la gente y me puse más nerviosa”, remarca esta harrijasotzaile alavesa.
En cuanto a los campeonatos, Sara tiene como objetivo principal “mover las piedras de competición a nivel de Euskadi y como reto personal, sabiendo que es mi punto flaco, levantar piedras a golpes”.
Por su parte, aunque se encuentra en estos momentos lesionada y quiere volver cuanto antes a la competición, el mayor objetivo de Saioa radica en disfrutar de este deporte. “Todavía soy bastante nueva y tengo que aprender mucha técnica. Hay muchas piedras con las que todavía no he empezado, así que tampoco quiero correr demasiado y sí disfrutar del día a día”.
Aunque las tres alavesas están dando sus primeros pinitos y ni siquiera llevan un año, ya tienen ante ellas un exigente calendario. Tras la exhibición en Armentia en San Prudencio, donde participó Sara, el miércoles también estuvo en la romería de Estíbaliz con la propia Eider y Saioa.
En su mente también figuran las fiestas de San Isidro, un campeonato en Zarautz y diferentes exhibiciones, como por ejemplo en Izarra. En definitiva, un calendario exigente como preludio de un verano donde quieren seguir dando que hablar y certificar logros que pasen a la historia de los herri kirolak.