- Los colectivos de víctimas del terrorismo defendieron ayer la labor que desarrollan estas organizaciones en la actualidad y de cara al futuro para mantener “la memoria” y recordar los efectos del terrorismo de ETA, seguir reivindicando justicia y reparación “pendientes” y hacer de la voz del colectivo un instrumento de deslegitimación de la violencia.
En el marco de la decimoctava edición del seminario organizado por la Fundación Fernando Buesa, en colaboración con el Instituto Universitario de Historia Social Valentín de Foronda, los presidentes de la fundación citada, de la Asociación y de la Fundación de Víctimas del Terrorismo y de Covite reflexionaron ayer en Vitoria sobre el papel que han desempeñado estos colectivos en defensa de las víctimas y sobre su papel en el futuro.
La presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, Maite Araluce, indicó, en una intervención grabada en vídeo, que el paso del tiempo ha hecho que las víctimas “vayan cayendo en el olvido y se tenga que volver a trabajar” para darles visibilidad. Se opuso a negociar con terroristas y defendió el mantenimiento de la política penitenciaria de dispersión de presos de ETA. “Seguiremos alzando la voz -dijo- frente a la normalización política de quienes siguen sin condenar los atentados de ETA y justificando que en algún momento la violencia terrorista estuvo bien”.
La AVT, añadió, también seguirá reivindicando reformas legales para evitar los recibimientos como “héroes” a presos de ETA excarcelados, exigirá la detención de terroristas con causas pendientes, vigilará que “los terroristas cumplan íntegramente sus condenas” y, ante “la nueva política penitenciaria”, agotará “todas las vías legales parea evitar excarcelaciones anticipadas de los terroristas”.
También la presidenta de Covite, Consuelo Ordóñez, que intervino vía online, defendió la labor de su organización: “Mientras hay quien evite condenar el terrorismo y admitir su parte de responsabilidad en la historia de ETA, Covite seguirá teniendo que existir para actuar como esa conciencia moral de esta sociedad, para recordar que lo efectos del terrorismo no desaparecen de un plumazo” cuando ETA anuncia el fin de su actividad.
Covite, continuó, también trabajará para que no se imponga “ese relato edulcorado del terrorismo basado en el olvido y la impunidad”, afirmó Ordóñez, quien censuró que quienes “ordenaban y jaleaban los atentados” de ETA “son los que hoy están condicionando la política en todos los niveles.¡ Qué rentable les ha salido matar!”, concluyó.
La responsable de Covite, que evidenció que la mayoría de las víctimas no están asociadas en una organización y subrayó la pluralidad del colectivo, lamentó que los “herederos políticos” de ETA, en alusión EH Bildu, quieren “imponer” su proyecto desde las instituciones. Ha acusado también al nacionalismo vasco de sacar “provecho”: “Las nueces de ETA es la hiperrepresentación política y social” del nacionalismo vasco y ha considerado que “si ETA no hubiera asesinado” “su brazo político” no tendría la representación en las instituciones que tiene.
La presidenta de la Fundación Fernando Buesa, Natividad Rodríguez, señaló que las organizaciones de víctimas del terrorismo han sido “imprescindibles” para hacer visible al colectivo y tras el cese de la violencia de ETA, además de seguir reclamando justicia y reparación “pendientes”, deben seguir ejerciendo “el papel fundamental de mantener la memoria” y deslegitimar el terrorismo. Rodríguez también defendió la pluralidad del colectivo de víctimas y señaló que nadie debería arrogarse su representación. Asimismo, abogó por que las distintas organizaciones en este ámbito sumen esfuerzos y no compitan entre sí.
Por su parte, el presidente de la Fundación Víctimas del Terrorismo, Tomás Caballero, señaló que “el testimonio de las víctimas puede ser una poderosa herramienta para luchar contra cualquier forma de terrorismo”.
Caballero, que también denunció los recibimientos a los exreclusos de ETA, indicó que aunque se logrado un reconocimiento “casi unánime” de las víctimas, “no está todo hecho” por parte del movimiento asociativo. Según indicó, las generaciones actuales y futuras “tienen derecho a conocer la verdad. Estamos todos convocados en esa tarea, especialmente nosotros”.