- Artur Mas se desmarca de Carles Puigdemont tras decidir mantenerse en las filas del PDeCAT, partido del que es fundador, aunque él mismo fue quien también se decantó por el president en el exilio para sucederle en el momento en que la CUP iba a hacer imposible la reelección del precursor de la consulta del 9-N. Fue el portavoz de la formación demócrata, Marc Solsona, quien aseguró ayer que Mas mantiene su militancia celebrando que no se haya bajado del barco “en este momento complejo”, pues a Puigdemont le han seguido varios presos soberanistas, consellers y altos cargos, fieles al proyecto de JxCat. La guerra terminó de estallar este pasado sábado cuando se conoció que la marca que preside David Bonvehí había llevado a los tribunales a la de Puigdemont por el control de sus siglas.
“Siempre ha expresado la voluntad de que él se siente del PDeCAT. Siempre ha intentado participar en proyectos de suma y, por lo tanto, el hecho de que en este momento complejo se reafirme en la militancia en el PDeCAT es una buena noticia”, aseguró Solsona en alusión a Mas, que de hecho no participó en el acto de inicio del progreso congresual de la nueva Junts. Su gesto, a la espera de las explicaciones que pueda dar en los próximos días, como tiene previsto, se puede interpretar como una muestra de apoyo a la actual dirección del PDeCAT, que se limitó a cifrar en un 7% de la militancia el efecto de la estampida, aunque el dato es anterior a que Puigdemont rompiera el carnet.
La ruptura entre ambos espacios de la antigua Convèrgencia ha conllevado numerosas bajas en las filas del PDeCAT de cargos y militantes. Pese a la situación de crisis, Solsona defendió que el PDeCAT y JxCat mantiene las “líneas abiertas”, aunque reconoció que con todo lo que ha ocurrido “es difícil que se puedan articular acuerdos” de cara a las elecciones catalanas. Si bien el Partit Demòcrata nunca “cerrará las puertas” a negociar alianzas, señaló que esta formación tiene el derecho a poder “muscularse” por si tienen que concurrir a las urnas: “Es nuestra obligación”.
Una vez dado el paso desde Waterloo, los anuncios de renuncias cayeron en cascada: desde los consellers Meritxell Budó, Damià Calvet, Jordi Puigneró y Miquel Buch -todos los de JxCat menos Àngels Chacón-, los senadores, los exconsellers presos Jordi Turull, Josep Rull y Joaquim Forn, los diputados del Parlament menos el referido Solsona y Lluís Font, la diputada en el Congreso Míriam Nogueras, altos cargos como Josep Rius, ejecutivas territoriales como la del Alt Empordà y militantes de base. En el grupo del Congreso la situación parece equilibrada: cuatro diputados son afines a Puigdemont y otros cuatro lo son a la formación de Bonvehí.
Pero al PDeCAT se le plantea oscuro el conflicto en relación a cómo queda su posición, por ejemplo, en el grupo de diputados del Parlament o en el mismo Govern, y las repercusiones que las bajas tendrán en su presencia en ayuntamientos, consejos comarcales o diputaciones, que pueden llegar a representar una sangría política, pero también económica, difícil de sostener. La consellera de Empresa i Coneixement, Ángels Chacón, sería la mayor aspirante a encabezar la lista en las elecciones a la Generalitat. O esto o una entente con una vieja conocida: Marta Pascal y su Partit Nacionalista de Catalunya (PNC).
El distanciamiento de Mas con Puigdemont no obedece tanto al mensaje identitario sino al escoramiento de este último hacia postulados de la izquierda más próximos a la CUP. Tampoco ha entendido que el president en el exilio haya hecho caso omiso su mediación para alcanzar un acuerdo que permitiese al PDeCAT conservar un peso específico en la nueva dirección de JxCat. Mas compartía que Puigdemont presidiera JxCat y se encargara de la internacionalización de la causa independentista a cambio de acordar un secretario general que dirigiera internamente el partido, ideara las listas, lo volviera a centrar y se convirtiera en el candidato a la Generalitat.
“Mas siempre ha querido participar en proyectos de suma y sobre todo en este momento complejo”
Portavoz del PDeCAT