- Un comando de ETA mató hace dos décadas al exgobernador civil de Gipuzkoa Juan Mari Jáuregui. Su viuda, Maixabel Lasa, se reunió años más tarde con dos de sus asesinos, acogidos a la vía Nanclares, un camino para los miembros de ETA arrepentidos que ella cree que debería haber tenido continuidad. Esos encuentros los “cortó de raíz” el Gobierno del PP, señala Lasa en una entrevista con Efe. “No hubo mucha gente que participara. Si hubieran dejado seguir, ahora estaríamos hablando de más personas, tanto de víctimas como de victimarios, estos últimos haciendo autocrítica de su pasado”, afirma.
Lasa, que fue directora de la Oficina de la Atención de las Víctimas del Terrorismo del Gobierno Vasco, perdió a su marido el 29 de julio de 2000 cuando los terroristas lo asesinaron a tiros en el café del frontón Beotibar de Tolosa. Ambos eran padres de María, que por entonces tenía 19 años. Madre e hija lo han recordado cada año junto a familiares y amigos en actos institucionales y en otros sin público, como la comida en la que se suelen reunirse entre 50 y 60 personas y que en este vigésimo aniversario no van a celebrar a causa de la pandemia. “Ya tendremos tiempo más adelante, ahora lo que prevalece es la salud”, dice María, que en conversación telefónica define a su padre como alguien “que hablaba con todo el mundo, independientemente de su ideología” y que “siempre intentó buscar puntos de encuentro para llegar al entendimiento”.
Como su madre, piensa que el programa de la vía Nanclares “funcionaba” y opina que “fue una pena que el PP lo paralizara al llegar al Gobierno” (el delegado del Gobierno, Jesús Loza, dijo el pasado octubre que el Ejecutivo del PSOE iba a poner en marcha una vía Nanclares 2 tras las elecciones del 10-N, pero luego rectificó sus palabras).
Maixabel Lasa señala que desde que ETA renunció a las armas se han dado “pasos importantes para la convivencia”, aunque entiende que queda la parte “prioritaria”, la de establecer “el relato para la generación que viene por detrás, que se merece saber lo que sucedió”. “Pido valentía a la hora de reconocer que lo que se hizo no estuvo bien, sobre todo en el caso de la izquierda abertzale porque no se dice claro. Pero lo mismo me atrevería a decir de lo que fue el terrorismo de Estado o la extrema derecha, que desaparecieron antes que ETA pero sus víctimas siguen ahí. Hay víctimas que hoy no saben lo que sucedió en realidad con sus familiares y hay incluso desaparecidos que se desconoce dónde están”, destaca. Sabe que no se va a escribir “un relato único”, pero insiste en que éste “tiene que ajustarse a la realidad, no justificando lo injustificable”, y en que las víctimas deben ejercer de “notarios” de tantos años de violencia
“A mí me enseñaron a valorar eso, a respetar a todas las personas. Todos somos diferentes y no tenemos por qué pensar igual”, añade María Jáuregui, que ha recibido críticas e insultos en las redes sociales más de una vez, como cuando hace un año defendió que se entrevistara a Arnaldo Otegi en TVE porque “hay que dar voz a todos los partidos con representación parlamentaria” y desde una cuenta en Twitter la llegaron a llamar “basura terrorista”.
Reclama respeto hacia sus opiniones, “de la misma forma” que ella respeta “al que piensa distinto”, aunque por otra parte asegura que esas polémicas son “puntuales” y no le afectan “demasiado”. “Además, recibo más apoyos que insultos y amenazas”, apostilla.