- La llamada a la unidad y a mantener el recuerdo y la dignidad de las víctimas del coronavirus marcó ayer el homenaje civil que el Estado rindió a todas ellas y a los trabajadores esenciales. Un homenaje que, en cierto modo, sirvió precisamente para escenificar unidad con la presencia de todos los presidentes autonómicos sin excepción. No es algo sencillo ni habitual. El president, Quim Torra; el lehendakari, Iñigo Urkullu, otros mandatarios autonómicos y una amplia representación de expresidentes (entre ellos, los populares Mariano Rajoy y José María Aznar, y el socialista José Luis Rodríguez Zapatero) compartieron el acto con el presidente español, Pedro Sánchez, el rey Felipe VI. El monarca fue la única autoridad que pronunció un discurso, en el que pidió estar unidos “el respeto y el entendimiento” para superar la pandemia. El protagonismo, no obstante, lo tuvieron una enfermera y el hermano del periodista fallecido José María Calleja. Vox no acudió por no conocerse la cifra exacta de fallecidos, y otros partidos, como ERC y la CUP, también se ausentaron. Como dato llamativo, el único expresidente español que no acudió fue Felipe González, envuelto en la polémica por los documentos de la CIA sobre los GAL.
La ceremonia, celebrada con sobriedad en el Patio de la Armería del Palacio Real, congregó a los reyes y sus hijas, al Gobierno español, a los poderes del Estado, a todos los presidentes autonómicos y a los principales cargos de la UE y de la OMS. “No olvidemos nunca la lección aprendida”, rogó Aroa López Martín, enfermera jefa de Urgencias del hospital Vall d’Hebrón. Pidió que no se baje la guardia ante los rebrotes. “Nos hemos tenido que tragar las lágrimas cuando alguien nos decía: No me dejes morir solo. Hemos vivido situaciones que dañan el alma”, recordó. A las llamadas de unidad se sumó Hernando Fernández Calleja, hermano del periodista José María Calleja, fallecido por coronavirus. Aseguró que el virus no distinguió entre personas con renombre y anónimas. La melodía de Barber y de Brahms reforzó la emotividad del acto y precedió la ofrenda floral ante el pebetero. Se emplearon las lenguas cooficiales, el inglés y el francés. El acto cerró con la lectura del poema Silencio, de Octavio Paz.