- El teléfono del PNV ha vuelto a sonar para negociar una nueva prórroga de quince días en el estado de alarma. El Gobierno español se puso el jueves en contacto con el portavoz jeltzale en el Congreso de los Diputados, Aitor Esteban, para plantearle con carácter muy genérico la necesidad de abordar una sexta prórroga que arrancaría el 8 de junio. Todo parece indicar que será menos dura y casi simbólica, con el único propósito por parte del Estado de controlar el movimiento de ciudadanos entre las comunidades autónomas para mantener a raya el virus, pero sin entrar hasta la cocina en sus competencias. Eso es precisamente lo que va a negociar el PNV, que espera que las comunidades sean las que dirijan el último tramo de la vuelta a la normalidad en las calles, que puedan tomar las decisiones en la fase 3 que empieza en una semana y que las competencias vuelvan íntegramente a sus manos. El propio presidente español, Pedro Sánchez, podría concretar hoy mismo en rueda de prensa sus intenciones.
"Hay que ver negro sobre blanco qué propone el Gobierno español, pero en algunos medios de comunicación se apuntaba que esta fase 3 podría ir en la línea de lo que ya habíamos solicitado: ¿es necesario tener el estado de alarma hasta el final de la fase 3, y mantenerlo en todos los lugares del Estado? Seguramente, no. Parece que esas informaciones apuntaban a que flexibilizaría esa fase 3, incluso dejando en manos de las comunidades autónomas las decisiones que se pudieran tomar en torno a ella. Si se avanza en esa línea, y es lo que vamos a negociar con el Gobierno español, podría ser que pudiéramos apoyarlo", dijo en Onda Vasca. También aclaró que esa prórroga debe ser la última.
Esta sexta prórroga abarcaría hasta el 22 de junio, sería la última, y llega en un momento en que las relaciones del PNV con Sánchez han regresado a un ámbito de cierta confianza tras el acuerdo para que Euskadi gestione el pago del ingreso mínimo vital. Sánchez es consciente de que tiene que desmontar esta situación de excepcionalidad y devolver competencias a las autonomías si quiere sacar adelante una votación que se presenta muy cuesta arriba. De ahí que haya realizado movimientos como acotar el mando único y mantener como única autoridad delegada al ministro de Sanidad, y no a los de Transportes, Interior y Defensa. También ha abierto camino a la cogobernanza en la fase 2. Sánchez ha deslizado la idea de un estado de alarma asimétrico que estará vigente solo en algunas comunidades, y también que será una prórroga ligera, solo para restringir la movilidad de los ciudadanos. Está por ver si los gobiernos autonómicos tendrían libertad para diseñar las medidas de la vuelta a la normalidad en las calles en esa fase 3. El Gobierno Vasco ya contemplaba en su plan Bizi Berri la posibilidad de que el estado de alarma dejara de estar en vigor a finales de mayo, lo que supone ir ya con retraso, pero en la práctica el Ejecutivo de Urkullu cree que no ha habido estado de alarma en sentido estricto por las opciones de cogobernanza que han existido. Galicia, gobernada por el PP de Feijóo, también ha pedido expresamente salir del estado de alarma el 8 de junio.
Sánchez tiene sobre la mesa dos opciones. Puede intentar sacar adelante la prórroga con los mismos partidos que la última vez, lo que incluye a PNV y Ciudadanos, o puede tratar de recuperar la mayoría de la moción de censura y pactar con PNV y ERC, lo que obligaría al socialismo a plantear alguna concesión hacia Catalunya para evitar el voto en contra de los republicanos. La idea de la prórroga asimétrica, con solo algunos territorios con el estado de alarma vigente, puede convertirse en un castigo para Catalunya y alejarlo de ERC, porque ahora mismo la pandemia está peor controlada en el área metropolitana de Barcelona, Lleida, y comunidades autónomas como la madrileña. De ahí que se dé por hecho que el estado de alarma, si fuera asimétrico, seguiría en Catalunya y Madrid porque no pasarían a la fase 3. Otra opción es que se deje libertad a las comunidades autónomas incluso aunque no lleguen a la fase 3, y que el estado de alarma formalmente se mantenga en todo el Estado, pero su contenido sea mínimo, solo para impedir el movimiento de personas entre comunidades autónomas. ERC podría plantear alguna condición adicional para poner fecha a la mesa de diálogo con Catalunya, pero el Gobierno español ya se ha puesto la venda antes de la herida y ha dicho que no negociará nada al margen de la situación sanitaria. Con Ciudadanos, por otro lado, puede complicarse la interlocución por la crisis en la Guardia Civil, pero en principio quiere pactar.
Por otro lado, el presidente de la ejecutiva jeltzale, Andoni Ortuzar, avisó ayer en Radio Euskadi de que los seis votos del PNV son "los definitivos" y no los de EH Bildu en el Congreso. "Bildu puede intentar jugar en Madrid la partida, pero si esto fuera el mus, puede jugar a la pequeña. Nosotros podemos jugar a la mayor, a los pares y al juego. Sus cinco votos algunas veces ayudan, pero casi siempre no son necesarios", dijo. Recordó también que el PSOE ha arrojado "agua y hielo" sobre el pacto de la reforma laboral.