- La clase política, principalmente los dirigentes de Unidas Podemos, entonó ayer un sonoro mea culpa por la repentina muerte por coronavirus del expolicía franquista acusado de torturas Juan Antonio González Pacheco, alias Billy el niño, con todos sus honores en vigor. Se trata de las cuatro medallas que le fueron concedidas entre 1972 y 1982 como reconocimiento a su carrera profesional durante la dictadura, y cuya retirada había asumido como un reto personal el líder morado, Pablo Iglesias. "La muerte del torturador González Pacheco sin haber sido juzgado, con sus medallas y privilegios intactos, es una vergüenza para la democracia y también para nosotros como Gobierno", lamentó tras conocer la noticia.
La salida a la luz pública de la concesión de las cuatro medallas al expolicía de la Brigada Político Social del franquismo, acusado de crímenes de lesa humanidad por torturas durante los últimos años de la dictadura, causó un gran revuelo. Más aún cuando se supo que disfrutaba de un 50% de incremento de su pensión gracias a ese reconocimiento. Su retirada fue una de las exigencias de Iglesias desde la moción de censura que aupó a Pedro Sánchez a la Presidencia del Gobierno en junio de 2018. Sin embargo, ello derivó en un tira y afloja entre Unidas Podemos y el PSOE que se mantuvo tras el pacto de investidura en enero entre ambas formaciones.
La apelación de los socialistas a garantizar la seguridad jurídica ralentizó el proceso, aunque el partido morado también admitió haber cometido fallos. El pasado febrero, Iglesias pidió disculpas tras una votación de la Mesa del Congreso que rechazó una petición de EH Bildu para que el Gobierno facilitara a la oposición la hoja de servicios del policía jubilado. Ayer volvió a pedir perdón "a sus víctimas, luchadores por la democracia y la justicia", por no haber llegado a cumplir su compromiso. La intención del gabinete de Pedro Sánchez era aprovechar la nueva Ley de Memoria Histórica, que el PSOE presentó el 24 de enero en el Congreso, para retirar las medallas a Billy el niño. Con su muerte, este intento queda ahora en papel mojado.
El expolicía franquista falleció alrededor de las siete de la mañana en la clínica madrileña San Francisco de Asís, donde ingresó hace varios días aquejado de coronavirus. Su muerte se produjo tras sufrir unas complicaciones en el riñón derivadas del covid-19. Entre las reacciones a este desenlace destaca la de la Coordinadora de Apoyo a la Querella Argentina contra los Crímenes del Franquismo, que aseguró que "nos repugna que haya fallecido sin que sus crímenes hayan sido investigados por los tribunales españoles, sin que se hayan respetado los derechos humanos de las personas que sufrieron sus torturas". Este colectivo recordó que la Audiencia Nacional rechazó la extradición del expolicía a Argentina por la querella abierta en ese país en la que está imputado por crímenes contra la humanidad. Añadió que, pese a que con su muerte se extingue su responsabilidad criminal, los procesos abiertos continuarán su trámite porque van contra otros torturadores integrados en la Brigada Político Social.
El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, calificó de "absoluta vergüenza" que el torturador franquista haya fallecido "con las medallas puestas". El líder de Más País, Iñigo Errejón, registró ayer mismo en el Congreso una iniciativa para instar al Gobierno a retirar a título póstumo "todos sus honores y privilegios".