1.Creo que hay lecciones en múltiples ámbitos. El sistema de salud se ha visto sobrepasado. La inversión permanente e ineludible en un sistema sanitario público es una de las lecciones que se deben extraer. Una segunda reflexión es si debiéramos replantearnos las compras masivas de componentes en países como China. Dependemos demasiado de acontecimientos muy ajenos para nuestra producción, quizá sea el momento de plantearse acudir más a lo local. Además es necesario reforzar nuestra estructura industrial, pues se ha mostrado que los países con mayor fortaleza industrial han aguantado la crisis mucho mejor. La industria es un tesoro que en particular el País Vasco debe seguir impulsando.

2.Si la paralización económica es muy corta, la crisis será intensa pero corta, pero si se alarga, no habrá dinero público que pueda compensar el colapso económico. Para la salida económica, es fundamental que los ERTE no acaben en ERE de extinción, y para eso las pequeñas empresas necesitan mucha liquidez y transferencias para que vuelvan a la actividad. Esto rescata también a los trabajadores suspendidos de empleo. Es preciso seguir apoyando a los autónomos, aligerando sus costes hasta que vuelvan a la normalidad, para evitar los ceses de actividad. Y finalmente, hay que ayudar a las familias que quedan fuera de las coberturas ofrecidas, incluida la RGI, esto es, aquellas personas que trabajaban en la economía informal.

3.La inversión permanente en salud, en infraestructuras y también en investigación, es una lección a aprender de esta crisis. Un sistema como el de la RGI sirve para llegar a muchas, aunque no a todas las familias más vulnerables, aquellas que están excluidas del sistema. La fortaleza industrial se ha mostrado como una solución ágil y rápida a muchos de los problemas que nos han surgido en un shock como éste. Por eso, la potencia industrial no ha de cambiarse, pero sí reforzarse. Es preciso repensar si las empresas están actuando bien en cuanto a la cadena de suministros.

4.Si bien no soy una experta sanitaria, entiendo que la salida debiera ser gradual, pero alineada a un conocimiento que debiera ser más exhaustivo sobre zonas y colectivos menos expuestos al contagio. Este virus afecta de modo muy leve a niños y jóvenes y muy grave a mayores. Los mayores contagios, y sobre todo los más graves, se han producido en las residencias de mayores, y en segundo lugar, entre los sanitarios. Estos dos colectivos, y en general todas las personas mayores, son las que deben protegerse de manera muy particular en la salida del confinamiento. Los sanitarios deben trabajar en condiciones, y las residencias de mayores deben ser cuidadas con extremo cuidado. Y el resto de la población, comenzar a ir a trabajar, pasear, hacer deporte, sin acudir a lugares muy concurridos y tratando de ser conscientes de que se deben mantener las distancias y las precauciones de salud. Iremos recuperando una relativa normalidad, poco a poco. Pero igual hay que aprender a teletrabajar más, a viajar menos…