- Ortuzar atendió el viernes a este periódico por teléfono, pero tuvo que volver a descolgar el auricular ayer para actualizar la entrevista después de que el presidente Sánchez confirmara la prórroga del estado de alarma para afrontar el coronavirus. Responde desde su casa en Sanfuentes, en Abanto Zierbena, donde está aprovechando estos días para hacer bricolaje en el jardín, y atender sus funciones en el PNV.
¿Ha sido comunicada la decisión al PNV?
—Sí. Además de la conversación que tuve yo el jueves con Sánchez, esta mañana (por ayer) ha llamado al portavoz en el Congreso, Aitor Esteban, y lo ha puesto en antecedentes sobre lo que luego ha contado en rueda de prensa. Tampoco sabemos exactamente cuáles van a ser los textos que se van a llevar a convalidación. La previsión es que el pleno sea el miércoles.
Sánchez ha anunciado que prorroga otros quince días el estado de alarma, hasta el 26 de abril, pero la gran industria y la construcción podrán retomar totalmente la actividad antes, tras Semana Santa. ¿Es la condición que ponía el PNV para apoyar la prórroga?
—Más que condición, era nuestra posición de salida. Rectificar es de sabios y han tenido que hacerlo. El problema no está en las empresas, sino en que se tomen las medidas necesarias para que no haya contagios pero se pueda seguir produciendo. Ya de por sí hay una situación de anomalía y ninguna empresa está trabajando con normalidad.
Primero rectificó el decreto para ampliar el número de empresas que podían trabajar, ahora anuncia que no va a prorrogar esa medida... ¿Sánchez ha hecho méritos para recuperar la confianza del PNV?
—No, hombre, no somos tan pretenciosos como para pensar eso. Seguro que han analizado en profundidad los pros y los contras, y se han dado cuenta de que lo que decíamos era razonable.
¿El PNV ha recuperado la confianza?
—La confianza se consigue día a día. Vamos a ir viendo. Desde la crisis del pasado domingo hasta hoy las cosas han mejorado en las formas y el fondo, no tenemos por qué negarlo. Las formas han mejorado porque ha habido contactos con el lehendakari y con el partido, y hay un interés por demostrar que ha habido un cambio de actitud. En el fondo, vemos que se aviene a nuestras posiciones, pero hay otros temas que vamos a ver cómo quedan en el papel, como las políticas activas de empleo. Ahí vamos a ser beligerantemente contrarios. Esas políticas son las que vamos a necesitar para salir de la crisis económica y recuperar el empleo. Hay que agudizar el ingenio, presionar en Europa y no quitar el dinero a las comunidades para poner parches.
¿Es suficiente la rectificación sobre las empresas para que el PNV apoye la prórroga del estado de alarma, o pone como condición que se relaje el mando único y se descentralice el poder como en Alemania?
—Tenemos que ver el texto. El estado de alarma no creemos que vaya a tener medidas de mayor endurecimiento de las que conocemos hoy, de mayores restricciones en la vida social. Se apunta a que la nueva prórroga va a tener medidas de flexibilización. Cuando veamos lo que se vaya aprobando, iremos dando nuestra conformidad. No nos gustó la gestión del estado alarma inicial, ni la centralización de compras en materia sanitaria, ni lo que pasó el domingo pasado. No se nos puede pedir actos de fe. Si persiste la comunicación fluida y hay una normalización de las relaciones, una comunicación previa de la toma de decisiones al Gobierno Vasco y al PNV, nos iremos corresponsabilizando y votando a favor. Si no, acataremos, porque actuaremos con lealtad. Apoyaremos lo que nos guste, y no apoyaremos lo que no guste. Ni actos de fe, ni cheques en blanco.
Sánchez ha avisado de que habrá sucesivas prórrogas, pero con menos restricciones para las personas. ¿Es asumible para el PNV, que había pedido por el contrario que no se alargara la situación de modo innecesario?
—Vamos a ir viendo qué condiciones lleva aparejadas cada prórroga. Nuestros técnicos sanitarios también nos dicen que no se puede hacer una apertura total del confinamiento a situación de normalidad porque estaríamos poniendo en peligro gran parte de lo conseguido con este esfuerzo. Tampoco vamos a ser nosotros los que pongamos en peligro lo conseguido. Va a haber dos parámetros de valoración: la salud y la afección a la economía y el empleo.
¿Quiere que Sánchez relaje el confinamiento ya a partir de Semana Santa, en el caso de las familias con niños o para hacer deporte?
—Todos los técnicos sanitarios dicen que esta semana que empezamos ahora va a ser la que va a dar el dato de cuáles son los avances y cuál es la previsión. Con el Gobierno Vasco y con el español estamos hablando de cuáles pueden ser las medidas de relajamiento para mejorar un poco la calidad de vida de la gente: una pequeña movilidad con los niños, permisos para hacer deporte, etc. Y salir de casa con las debidas protecciones. Está la famosa polémica de las mascarillas, pero ya dirán los técnicos lo que hay que hacer. No se puede pasar de cero a cien, del confinamiento total a ir mañana todos de verbena. El confinamiento en términos generales está siendo positivo y está haciendo que se evite el mayor peligro que teníamos, el colapso de las UCI porque se produjera un aluvión de casos en muy pocos días. Txagorritxu va entrando en la normalidad, y no hay falta de instalaciones. Otra cosa es las condiciones en que se mantenga ahora el confinamiento.
¿Qué paso antes del sábado de la semana pasada? Se habla de que hubo una llamada a Aitor Esteban, y Sánchez le dijo que no iba a cerrar las empresas, pero cambió de idea...
—Sí, habida cuenta de las filtraciones que había en algunos medios de comunicación, ese viernes tomó contacto Aitor Esteban con Pedro Sánchez, y Sánchez le dijo que esa medida no estaba prevista, que las filtraciones carecían de sentido. Pero luego, supuestamente, hubo unos informes muy drásticos de la comisión de expertos sanitarios que recomendaban a Sánchez tomar todas las medidas conducentes a rebajar la movilidad de la sociedad al 80%. Estábamos en aquel momento rondando el 70%. Y supuestamente por eso tomaron la decisión, pero no nos la comunicaron. El Gobierno Vasco había tenido contacto con ministros que habían garantizado que no se tomaría la medida y habían pedido que los apoyáramos públicamente.
El PNV ha enviado fotografías de sus reuniones semanales. ¿Es un mensaje ahora que pide la máxima actividad económica?
—Claro. Primero, es muy importante para la ciudadanía ver que el partido que gobierna la mayor parte de las instituciones está trabajando para salir de este doble agujero sanitario y económico. También para demostrar que, con garantías sanitarias, se puede seguir adelante.
¿Sánchez debería levantar el mando único en la compra centralizada de material, por ejemplo, y en la toma de decisiones económicas?
—Lo importante es la eficacia, rapidez y seguridad. Quien conoce el terreno y es el competente siempre va a hacer las cosas mejor que quien está alejado. El Ministerio de Sanidad lleva treinta años dedicado a tareas de planificación y legislación sanitaria. La ejecución de la política está transferida a las comunidades, que son las que llevan años gestionando el día a día de los hospitales, la compra de provisiones... y tienen mucha más eficacia para comprar que la que ha tenido el ministerio.
¿El mando único de Sánchez es un lastre?
—Hubiera sido más eficaz una gestión compartida de la toma de decisiones. Si el problema es que hubieran podido darse rencillas políticas porque cada institución la gestiona un partido, siempre se podría haber reservado la decisión final. Nosotros no discutíamos la necesidad del estado de alarma, sino su aplicación concreta, porque concentraba el poder de decisión y actuación en una sola mano, en lugar de actuar como Alemania, con un poder compartido.
El PNV viene de forzar la Comisión de las Comunidades Autónomas en el Senado pero, ¿se puede dar por cerrado el capítulo o habrá más consecuencias por la actitud de Sánchez?
—Vamos a ir viendo medida a medida. Nos gustaría que en la relación con el lehendakari hubiera cooperación y no actuar al dictado.
¿Ha contemplado retirarle el apoyo a Sánchez en todas las votaciones?
—No, el PNV es un partido institucional. Nos hemos quejado, pero lo importante ahora es luchar contra esta pandemia y la crisis económica que vendrá aparejada. Hemos dado los toques de atención que creemos que había que dar. Si se corrige el rumbo, lo importante es la mayor unidad posible. No estamos en tiempo de rupturas. Estamos en tiempo de trabajo en común, auzolan. La propuesta del Senado no hay que dramatizarla. Es una comparecencia. Eso no pone en riesgo a ningún gobierno.
¿Sigue queriendo que la legislatura dure, que se eviten otras elecciones generales en 2020?
—Claro. No estamos al cálculo político, sino a sacar a la gente de los hospitales y que la crisis económica sea lo menos profunda posible. Si no, nos mereceríamos un sopapo político.
¿Le seduce la idea de los Pactos de La Moncloa de 1977 que ahora invoca Sánchez?
—El PNV estuvo en aquellos pactos, estuvo Juan Ajuriaguerra, y fue una medida que provocó que los de siempre en Euskadi se quejaran de que estábamos allí. Fueron unos pactos importantes. Se salía de una dictadura y había que hacer frente a una crisis económica y de modelo productivo. Ahora estamos en una situación diferente, pero todo lo que se gestiona desde la colaboración y no la imposición es bueno. Otra cosa es eso, que hay que hacerlo así. Sería malo que alguien quiera unos grandes pactos y, en el fondo, fuera un cheque en blanco para seguir haciendo y deshaciendo desde un mando único que no consideramos lo más oportuno.
¿Se inclina por facilitar unos Presupuestos estatales de reconstrucción en otoño?
—Tendremos que ver qué Presupuestos se hacen. Primero, ver qué ingresos tenemos, porque el impacto de esta crisis va a ser enorme. Después está la deuda pública, cuya gestión en el Estado es difícil y más en crisis, cuando la prima de riesgo sube. Arrimaremos el hombro, pero tiene que estar presente que estos no son unos Presupuestos de floritura, sino de guerra.
¿Ve a Sánchez cediendo ante las ideas de Podemos? ¿Complicaría el apoyo del PNV?
—Podemos tiene que hacer un viaje a la realidad. Le va a tocar mancharse las manos, porque para gestionar la crisis económica y sociolaboral que viene, va a haber que huir de los planteamientos universitarios y de salón para gestionar unos problemas reales desde las opciones y soluciones reales, no desde las ensoñaciones y los manuales de socialismo periclitado, que ya fracasaron en su momento. Ahora le toca aterrizar en la política real tomando decisiones que muchas veces no van a ser muy populares.
¿Teme que Sánchez mantenga la recentralización tras la crisis, que quede en papel mojado lo pactado sobre la reforma territorial?
—No, no. Sería un error tan profundo, injusto e innecesario que no quiero ni contemplarlo.
En las fricciones con Sánchez, ¿el PSE ha actuado con lealtad hacia el PNV?
—El PSE en su fuero íntimo creo que comparte nuestra posición, pero no lo puede expresar así, porque le debe lealtad y está unido con un cordón umbilical clarísimo a Pedro Sánchez.
Pero ha habido declaraciones duras de Eneko Andueza o de José Antonio Pastor, que ha deslizado que el PNV se queja de que Sánchez no le comunica las medidas, pero el Gobierno vasco ha actuado parecido con el PSE en el cierre de las escuelas. ¿Esto es verdad?
—No es así. Todas las medidas en Euskadi se han adoptado en el Consejo de Gobierno, en el que participan consejeros socialistas, y el lehendakari nos tiene informados a mí y a Idoia Mendia. Lo que pasa es que, cuando te pillan en un renuncio, lo más fácil es echar la tinta de calamar y decir que todos cometemos errores, que puede que sea así, pero eso no quita que lo que pasó el fin de semana pasado fue muy grave.
¿El PNV va a dejar correr las críticas del PSE? ¿No han hablado en privado?
—Sabemos que esto se debe a la tinta del calamar. Además, no son personas de la primera línea del PSE como para darles relevancia.
¿No va a haber consecuencias en los pactos de la comunidad autónoma?
—No. No tendría por qué haberlas. Esta cuestión afecta a la relación entre el PNV y el PSOE en Madrid. Por cierto, al que le interesa esa relación más es al PSOE, no al PNV.
“Que la industria retome la actividad era nuestra posición de salida, y Sánchez se ha dado cuenta de que lo que decía el PNV era razonable”
“Estuvimos en los Pactos de La Moncloa, pero sería malo que alguien lo planteara para que fuera un cheque en blanco y seguir en el mando único”
“Los gobiernos vasco y español están hablando de cuáles pueden ser las medidas de relajamiento para los niños o hacer deporte”
“El PSE en su fuero íntimo
comparte nuestra posición, pero no lo puede expresar así porque le debe lealtad a Pedro Sánchez”