Pamplona - Navarra vuelve a tener Ley de Símbolos. Tres años después de que la mayoría del cuatripartito derogara la norma de 2003 con la que se sancionaba la colocación de la ikurriña, el Parlamento aprobó ayer con los votos a favor de Navarra Suma y PSN -31 de 50 escaños, mayoría absolutísima- un nuevo texto cuyas repercusiones políticas van mucho más allá de la regulación del escudo, el himno o la bandera. Porque la ley, en sí, regula poco más que lo obvio (la disposición y uso de la bandera, el himno y el escudo de Navarra) y no incluye ni multas ni exaltaciones populistas en colegios o pueblos, como preveía inicialmente el texto de Navarra Suma. La aprobación de la ley sirvió, sin embargo, para volver a avivar las cenizas del debate identitario que de cuando en cuando suele provocar algún incendio en Navarra.

Y en todo ese escenario, el PSN ha ido evitando pisar brasas, pero al final ha terminado por quemarse un poco: en octubre permitió la tramitación de la ley pese a un informe desfavorable del Gobierno; luego, en comisión, lideró el bloque progresista que tumbó todos los preceptos más identitarios del texto; pero al final ha acabado votando a favor de la propuesta de Navarra Suma. Ya descafeinada y sin los inconvenientes que veía el Gobierno, sobre todo, el código sancionador. Pero aun así eso le provocó una bronca con sus socios, especialmente con Geroa Bai, que le afeó haber sido cobarde y no enterarse de que Navarra Suma no buscaba una Ley de Símbolos, sino agrietar al Gobierno y enfrentar a los socios. Algo que la derecha consiguió.

La sesión de ayer dejó claras varias cosas. Por primera vez se quebró el criterio unitario de los socios del Gobierno. El PSN se unió a Navarra Suma y Geroa Bai y Podemos, dentro del Gobierno, votaron en contra junto con EH Bildu e I-E, que no entiende cómo, en su día, el PSN no evitó la tramitación de esta ley.

Sin el código sancionador y con la ley en mínimos, el PSN pensó que aprobar un texto blanco le ayudaba a zanjar el debate. Incluso la intervención de Ramón Alzórriz, portavoz socialista, fue por ahí. Pero es una versión que no compró Geroa Bai, principal aliado del PSN en el Gobierno, formación que “no va a danzar con la música de Navarra Suma”, como dijo Uxue Barkos, que insinuó que el voto de los socialistas es una especie de maniobra de compensación después de aprobar los Presupuestos con Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e I-E.

Otra de las reflexiones políticas que dejó la mañana: el debate fue un balón de oxígeno tremendo para la derecha, un “bote salvavidas”, que definió Adolfo Araiz (EH Bildu), en una intervención en la que lamentó la aprobación de una ley “restrictiva e intolerante” que sigue sin dar respuesta a quienes se identifican con la ikurriña.