gasteiz - Aunque el acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos forzado por los resultados de las elecciones del 10-N implicaba un imprescindible pacto de no agresión, a nadie se le escapa que el Gobierno de coalición va a traer consigo una pugna por el protagonismo político entre socialistas y morados y por el protagonismo personal entre sus líderes, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. En ese contexto se debe enmarcar el anuncio ayer de La Moncloa de que creará una cuarta vicepresidencia, frente a las tres que pactó Sánchez en diciembre con Iglesias, un movimiento que pilló a sus socios con el pie cambiado y que diluye el papel de Unidas Podemos en el Ejecutivo, cuya composición íntegra se conocerá el domingo.
Habrá un vicepresidente de Unidas Podemos, Iglesias, y tres vicepresidentas socialistas. Carmen Calvo será vicepresidenta de Presidencia y Relaciones con las Cortes, con competencias en Memoria Democrática, un área que hasta la fecha dependía del Ministerio de Justicia.
Por su parte, la nueva cartera de Asuntos Económicos y la Transformación Digital recaerá en Nadia Calviño. Así, Calviño continuará gestionando los asuntos económicos como hacía ya desde su cargo de ministra de Economía. Por último, Teresa Ribera ocupará la vicepresidencia para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, según confirmaron fuentes de Moncloa a Europa Press. Con esta medida se cumple el compromiso del presidente Sánchez de dar rango ministerial al reto demográfico, “avanzando más al situarlo en una vicepresidencia”.
silencio en unidas podemos Ayer Unidas Podemos prefirió guardar silencio con respecto al sorpresivo movimiento de Pedro Sánchez, aunque sí que el portavoz de En Comú Podem en el Congreso, Jaume Asens, confirmó en declaraciones a La Sexta que no conocían esa cuarta Vicepresidencia de Transición Ecológica y Reto Demográfico que Sánchez ha decidido otorgarle a Ribera. Asens rehusó hacer valoraciones al respecto, en un momento en el que la coalición morada extrema las precauciones para no dar al traste con un pacto de gobierno ya bien cimentado tras la investidura de Sánchez pero que debe fraguar en un día a día que no será sencillo por las rivalidades internas entre ambas partes, por no hablar de la presión externa a la que ya está siendo sometido. De hecho, para coordinar estrategias y evitar roces en un gobierno de coalición inédito a nivel estatal, PSOE y Unidas Podemos han creado una comisión de seguimiento de su acuerdo.
El anuncio de Sánchez a espaldas de sus socios se produce un día después de que se produjera la primera “minicrisis”, como la describió el senador del PP Javier Maroto, a cuenta del anuncio por parte de Unidas Podemos de los nombres de sus cinco ministros y ministras.
Aunque sin elevar el tono, como ayer hizo Asens, Carmen Calvo sí manifestó que “las formas son importantes”, y de hecho este primer desencuentro provocó el retraso en los nombramientos del gabinete de Sánchez. En todo caso, ayer Moncloa confirmó a esos cinco ministros, y solo a ellos. Además de Iglesias, vicepresidente de Derechos Sociales y Agenda 2030; Irene Montero será ministra de Igualdad, Alberto Garzón, de Consumo; Yolanda Díaz, de Trabajo; y Manuel Castells, de Universidades.
La conformación de este primer Gobierno de España de coalición implica que el gabinete de Sánchez tendrá una veintena de integrantes, con más mujeres que hombres, y será el que más vicepresidencias haya registrado en cuarenta años de democracia. Con José Luis Rodríguez Zapatero llegó a haber tres, y también se rodeó de tres vicepresidencias Adolfo Suárez.
Las cuatro vicepresidencias del nuevo gobierno supondrán, por otro lado, que la partida destinada a sueldos pase de los 78.000 euros actuales a 312.000 euros, lo que fue duramente criticado por la oposición. El vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Montesinos, afirmó estos nombramientos son un “ejemplo de despilfarro” porque supone “más altos cargos, asesores y coches oficiales”. Vox, por su parte, denunciaba a través de la cuenta de Twitter de su grupo parlamentario que las cuatro vicepresidencias supondrán el gasto de un 28% más en sueldos de “ministros y enchufados”.