madrid - El ministro del Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska, tuvo ayer que salir a responder ante la tormenta de críticas que ha recibido el Gobierno español por el traspaso de las competencias de Tráfico al Ejecutivo de Nafarroa. Esta transferencia está recogida en el punto tercero del acuerdo recién firmado entre PSOE y PNV para la investidura de Pedro Sánchez y ha sido criticada por los partidos de la derecha porque consideran que abre la puerta a la salida de la Guardia Civil de la Comunidad foral. El titular de Interior negó que las policías españolas vayan a marcharse y a renglón seguido reprochó a PP y Unión del Pueblo Navarro (UPN) que en 1997 los entonces presidentes español y navarro, José María Aznar y Miguel Sanz, acordaron la transferencia de esta competencia, e incluso llegaron a fijar fecha para ejecutarla, en 2001, aunque finalmente no se llevó a cabo.
Marlaska devolvió así la acusación a los partidos de derecha recordándoles que también ellos intentaron devolver a la Policía foral navarra la competencia de Tráfico retirada durante el franquismo. "Si se remiten a las hemerotecas, el presidente Aznar y el presidente Sanz, de UPN, hablaron del traspaso de las competencias", recordó el ministro para tratar de frenar las duras críticas de estos dos partidos, así como de Ciudadanos y de Vox, calificándoles incluso de "traidores".
En todo caso, Marlaska se vio obligado a decir lo evidente: el acuerdo no supone la salida de la Guardia Civil de Nafarroa. "Ningún guardia civil va a salir", subrayó, al tiempo que aseguró que "necesitamos guardias civiles allí, en el resto de España, como en el País Vasco, en Catalunya o cualquier otra comunidad".
El ministro dio estas explicaciones durante la presentación del balance de seguridad vial de 2019 en el conjunto del Estado, pero empleó buena parte de su comparecencia a explicar las derivadas del acuerdo entre jeltzales y socialistas sobre la transferencia de Tráfico al Gobierno navarro. Tras aclarar que se llevará a cabo de acuerdo con las posibilidades técnicas y económicas, Marlaska tuvo que responder a las críticas sobre el hecho de que haya sido el PNV el que haya forzado al Gobierno de Pedro Sánchez a comprometerse en la devolución de la competencia de Tráfico. Ayer mismo, y a pesar de las aclaraciones del ministro, el senador de UPN Alberto Catalán presentó varias iniciativas en el Senado en las que le exige explicaciones ante lo que considera "injerencias" del PNV al pedir la transferencia de la competencia de tráfico a Navarra en sus negociaciones con el PSOE.
En un comunicado, Catalán afirma que es "inaceptable" que Pedro Sánchez firme un acuerdo de investidura con el PNV "que recoge que la competencia de Tráfico deba ser transferida a Navarra de la misma forma que se llevó a cabo en la Comunidad Autónoma Vasca".
El senador regionalista manifestó que, "de transferirse la competencia de Tráfico como postula el PNV", se estarían "asumiendo sus tesis independentistas y la salida de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil de Navarra".
En un ejercicio de funambulismo, Marlaska tuvo que negar la evidencia recogida en el documento firmado por su partido y el PNV y señaló que el traspaso "no es consecuencia en modo alguno de un acuerdo" con la formación jeltzale para que estos apoyen la investidura de Sánchez. Tras ningunear lo acordado con el PNV, enmarcó la transferencia en lo acordado en octubre de 2019 entre los Gobierno español y el entonces Ejecutivo de Uxue Barkos para que la Policía foral navarra asumiera por completo la competencia todavía compartida con la Guardia Civil.