Barcelona - Sin unilateralismos que solo conducen a la frustración. Así de rotundos se mostraron ayer los integrantes de El país de demà, plataforma bendecida por el sector moderado de la antigua Convergència y el PDeCAT, con la que se quiere frenar el independentismo que abandera Quim Torra y la propia Crida per la República de Carles Puigdemont. Unas 150 personas se citaron durante una reunión de trabajo en el palacio del Abad de Poblet, escenario de elevada carga histórica que alberga entre otros tesoros el archivo Tarradellas. Entre los reunidos, los exdiputados del PDeCAT en Madrid Carles Campuzano, Jordi Xuclà y Mercè Pigem; la senadora y excoordinadora general del partido Marta Pascal -que no se dejó ver-; el exconseller y exalcalde de Sant Cugat Lluís Recoder; Joan Aregio, expresidente de la Diputación de Tarragona y exalto cargo de CiU, ahora en la empresa privada; así como socialistas como Ramon García Bragado, exteniente de alcalde de Urbanismo con el PSC en el Ayuntamiento de Barcelona; o Josep Solé, director del Institut d’estudis Financers. Ninguno de ellos hizo declaraciones públicas antes de debatir en privado y a puerta cerrada su estrategia.

El cónclave sirvió para rubricar una posición en favor de los consensos para hacer avanzar el autogobierno y, sin renunciar a la independencia, apostar claramente por las vías legales y la transversalidad. Pese a que los portavoces de la reunión reseñaron que solo el 5% de los asistentes son políticos o expolíticos, lo cierto es que el ala más alejada de Puigdemont en el PDeCAT no descarta convertir esta especie de foro en el embrión de un partido, si bien hoy este paso “no está en el horizonte”, a la espera de que la sentencia del 1-O abra otro ciclo político más favorable a sus planteamientos. Esta iniciativa se ideó hace un año, pero el trabajo de documentos comenzó el pasado junio, con un núcleo de 40 personas que elaboró unos primeros borradores que, en las últimas semanas, han recibido aportaciones por vía telemática de unas 260 personas, buena parte de ellos procedentes del mundo académico y empresarial.

Con todo, “el futuro de Catalunya solo lo pueden decidir los catalanes democráticamente”, destacó Antoni Garrell, uno de los impulsores de la plataforma y que realizó las funciones de portavoz. “No nos presentamos como catalanistas no independentistas; en la medida que no tenemos Estado propio estamos obligados a sumar. Nuestro posicionamiento es muy claro, los presos no tendrían que estar presos, y la independencia es una legítima aspiración de los catalanes, a partir de aquí que cada uno asuma sus responsabilidades”, argumentó. Los impulsores de la iniciativa harán público el texto definitivo en los próximos días e iniciarán una rueda de contactos territoriales y con agentes sociales para darlo a conocer.