madrid - María Chivite siguió ayer el pleno de investidura de Pedro Sánchez con aparente tranquilidad desde la tribuna de invitados del Congreso de los Diputados. La presencia de la secretaria general de los socialistas navarros evidencia que el devenir de la investidura en Nafarroa está íntimamente ligado a lo que ocurra en el Congreso con el candidato de su matriz. Mientras la negociación en la Comunidad Foral espera a que se despeje la investidura de Sánchez, PP y Ciudadanos atizan al PSN por depender de EH Bildu.

Sin pretenderlo, Chivite fue protagonista indirecta durante algunos lances del debate. Sobre todo, durante las intervenciones de los líderes del PP y Ciudadanos, Pablo Casado y Albert Rivera, respectivamente, que no dudaron en reprochar a Sánchez por su presunto conchabeo con EH Bildu en Nafarroa. Para lograr sacar adelante su investidura con el apoyo de Geroa, Podemos e I-E, Chivite necesita además al menos tres abstenciones de la formación de Arnaldo Otegi. Los socialistas se niegan a hablar con EH Bildu y confían en que la coalición abertzale facilitará la investidura de Chivite y cerrar el paso a Navarra Suma, que fue la opción más votada en las elecciones forales.

Casado reprochó a Sánchez el “blanqueamiento” de EH Bildu, con hechos como el acuerdo alcanzado por el PSN en el Parlamento de navarro o la entrevista a Arnaldo Otegi en TVE. Por su parte, Rivera dijo que el presidente español en funciones “se ha tirado en plancha a pactar con Bildu” en Nafarroa, con los nacionalistas en Baleares y con los independentistas en la Diputación de Barcelona. “Se ríe de las familias a las que van a subir impuestos, del juez Llarena -instructor de la causa del procés independentista- al que le hacen pintadas en su casa. A mí no me hace gracia, aunque a usted sí le hace gracia”, espetó el líder de la formación naranja a Sánchez

Chivite, sentada muy cerca de su homóloga en la CAV, Idoia Mendia, seguirá escuchando estos argumentos cuando retome la negociación en Nafarroa con sus posibles aliados de gobierno, aunque una investidura fallida complicaría mucho las cosas de cara a poder suceder a Uxue Barkos como presidenta de la Comunidad Foral. Y eso a pesar de que las cuatro formaciones que buscan el acuerdo tienen mucho terreno avanzado una vez de que la semana pasada lograron consensuar el programa de gobierno para la próxima legislatura.

Los cuatro partidos se han dado un tiempo para dar forma a la estructura y la configuración del Gobierno. El futuro organigrama del Ejecutivo podría incluir hasta once consejerías y ahora el siguiente frente de debate será si se abre a un gobierno de coalición, como exigen Geroa Bai, Podemos e I-E, o se queda en un ejecutivo monocolor, como quiere Chivite, pero con un acuerdo de legislatura con sus socios. - H. Unzueta