Madrid - La familia de Francisco Franco sigue con la batalla judicial para que el dictador sea enterrados en la cripta de la Catedral de la Almudena y ayer presentó su informe técnico, que defiende que si los restos son trasladados al cementerio de El Paro, tal y como quiere el Gobierno español, aumenta el riesgo de “profanación” y de actos vandálicos.

Según tres peritos contratados por la familia, la catedral madrileña es el lugar más seguro para inhumar los restos, ya que es un área protegida y controlada por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. En una vista pública celebrada en el Supremo ante el magistrado Pablo Lucas, los representantes de la familia -militates retirados- han insistido en el riesgo de “profanación” en el cementerio de Mingorrubio, en el distrito de El Pardo, ya que “carece de medidas de seguridad”, mientras que en la Almudena “hay controles de acceso y seguridad permanente”.

La Abogacía del Estado, por su parte, ha reprochado a los peritos de la familia que no hayan contemplado incidentes violentos que se puedan producir si el dictador es enterrado en La Almudena, que ya sufrió un intentado de atentado en 2013 por parte de un grupo anarquista.

queja formal al vaticano Por otra parte, el Gobierno español ya ha entregado al Vaticano la misiva con la que expresa formalmente su discrepancia con las declaraciones del hasta ahora nuncio en España, Renzo Fratini, en las que se mostraba contrario a la exhumación del dictador y acusaba al Ejecutivo de querer “resucitar a Franco”. El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, confirmó ayer que la carta ya ha sido entregada a través de la embajadora ante la Santa Sede, Carmen Peña, y que ha sido acompañada de una nota verbal de protesta de la vicepresidenta Carmen Calvo. Así, la ministra Calvo reclama al Vaticano que aclare si las declaraciones del ya exnuncio suponen un cambio respecto a la postura oficial de la Santa Sede en este ámbito.

Por último, el Vaticano comunicó ayer que el Papa aceptó la renuncia del nuncio Fratini, presentada al haber cumplido los 75 años que marcan la edad de jubilación de los prelados. La Santa Sede no había aceptado hasta el momento su retirada, y lo hace tras sus polémicas declaraciones.