Madrid - Dos meses después de las elecciones generales del 28 de abril, Pedro Sánchez sigue sin dar el paso de fijar la fecha del pleno de su investidura. A lo sumo se ha apresurado esta pasada semana a decir que lo hará “en breve”, mientras que algunas fuentes socialistas han señalado que será a mediados de julio. El devenir de los acontecimientos ha llevado al líder del PSOE a descartar la opción de un apoyo vía abstención del PP y Ciudadanos y asegurar el respaldo de Unidas Podemos y de algunos partidos minoritarios, entre ellos el PNV. Sánchez y Pablo Iglesias están condenados a entenderse y en ello andan desde hace semanas pero no terminan de acordar la fórmula del emparejamiento. Los socialistas prefieren que no haya boda y abogan por un gobierno de cooperación, un neologismo cuyo alcance nadie ha definido pero que en cualquier caso no significa la coalición que pretende Iglesias. Enrocados en este concepto llevan dos semanas sin encontrar una salida, hasta el punto de que empiezan a reconocer el atasco y a filtrar mensajes a través de los medios.
El diputado del PSOE por Gipuzkoa, Odón Elorza, reconoció ayer el estancamiento en las conversaciones y señaló que la negociación “no acaba de arrancar”. Advirtió de que las relaciones con Unidas Podemos están en “un momento complejo”, aunque no tan mal como para poner en riesgo la alianza con un “socio y una fuerza prioritaria”. El exalcalde de Donostia urgió a Iglesias a que no se enroque en la exigencia de un gobierno de coalición y se abra a otras posibilidades, entre las que citó “un acuerdo programático, de legislatura o presupuestario”.
Los socialistas añadieron más presión a Iglesias y, tras recordarle que ellos ya se han “movido” de su posición inicial de gobernar en solitario, le urgen a que “haga lo propio” para facilitar la investidura. Unidas Podemos insiste en reclamar a Sánchez carteras ministeriales, pero los socialistas rechazan esta reclamación y solo les ofrecen cargos intermedios en la administración pública. A finales de la semana pasada, el presidente en funciones declaró que la formación morada “se ha ganado el derecho a tener representación” en la administración.
Las mismas fuentes del PSOE que ayer dijeron que están “a la espera” de la respuesta definitiva de Iglesias concretaron algo más los límites del gobierno de cooperación. Según señalaron, se trataría de una cooperación parlamentaria, de contenidos y de representación institucional. “La razón de la cooperación y no la coalición, a diferencia de lo que Unidas Podemos nos dice que sí estamos haciendo en las comunidades autonómicas, es porque en estas últimas se suman mayorías absolutas y en el Gobierno de España no”, explicaron desde Ferraz.
En las generales del 28A, el PSOE logró 123 diputados, quedando a 53 de la mayoría absoluta del Congreso fijada en 176. Con los 42 diputados de Unidas Podemos tampoco alcanzaría esa barrera y dependería de los partidos regionalistas y nacionalistas. Si convence al PNV tendría otros seis más, que unidos a uno más de Compromís y otro del PRC cántabro sumarían 173. Esta suma no daría para la mayoría absoluta necesaria en la primera votación de la investidura, pero podría ser suficiente en la segunda votación en la que es necesaria la mayoría simple. Bastaría con la abstención de ERC, que la semana pasada aseguró que no piensa bloquear la designación de Sánchez.