Donostia - Tras una hora de ceremonia en un salón de Plenos lleno de familiares y allegados a los corporativos, Eneko Goia fue designado ayer alcalde de Donostia, por segunda vez consecutiva, un momento que fue seguido de una larga tanda de aplausos, que aguantó con emoción contenida el regidor, makila en la mano. En esta ocasión, el mandatario jeltzale contó no solo con los votos de sus diez concejales sino, también, con los cinco del PSE, un gesto que agradeció posteriormente y que da muestra de que la negociación ya iniciada con los socialistas para repetir gobierno proseguirá desde la semana próxima para cerrar un ejecutivo con mayoría absoluta. A pesar de ello, Goia anunció su deseo de hacer de Donostia “una ciudad mejor, entre todos”, además de anunciar que trabajará con “humildad y honestidad”.
Los seis concejales de EH Bildu introdujeron papeletas en blanco en la urna de la votación al igual que los tres del PP mientras que los tres de Elkarrekin Podemos votaron a Aitzole Araneta, la única cabeza de lista, junto con Goia, que presentó su candidatura a la Alcaldía.
Cada uno de los nuevos corporativo tuvo que jurar o prometer su cargo antes de votar y cada grupo lo hizo de modo diferente. Todos los del PNV, los de EH Bildu y los de Elkarrekin Podemos hicieron alusión al imperativo legal de hacer cumplir la Constitución. La mayor parte de ellos lo hicieron en euskera. Araneta añadió a la promesa una dedicatoria al feminismo y la República. Por su parte, socialistas y populares juraron y prometieron sus cargos, la mayor parte de ellos en castellano, con la excepción de Duñike Agirrezabalaga (PSE) y Mikel Lezama (PP).
Este último corporativo, el más joven de la nueva corporación, con 26 años, junto con el socialista, Miguel Ángel Díez, de 63, y el secretario municipal, Juan Carlos Etxezarreta, compusieron la mesa de edad encargada de dirigir el proceso de constitución de la nueva corporación.
En su primer discurso tras ser reelegido alcalde, Goia se dirigió a las donostiarras y manifestó: “Gracias de corazón por ser como sois y por hacer lo que hacéis. Ha sido un auténtico placer haber podido acompañaros durante estos cuatro años”. En su alocución, en euskera y castellano, el regidor tuvo un recuerdo para el Consistorio de hace 40 años, el primero desde la restauración democrática, y su primer alcalde, Jesús Mari Alkain, también del PNV. “Los que hoy estamos aquí somos hijos e hijas de aquella época histórica, los sucesores de aquellos que lucharon antes por la libertad”, señaló.
El renovado regidor destacó también el honor que le supone encarnar la máxima autoridad de la ciudad y dijo querer responder a la confianza de los donostiarras. También recordó las heridas infligidas por el terrorismo y la violencia y pidió mirar adelante con esperanza, sin olvidar lo pasado y “construyendo el futuro entre todos”.
Los demás cabezas de lista de las formaciones políticas también pronunciaron palabras en la ceremonia, críticas con el gobierno PNV-PSE en el caso de Reyes Karrera y Aitzole Araneta.
Por su parte, el socialista Ernesto Gasco felicitó a Goia tras revalidar su cargo y abogó por mantener su colaboración para garantizar la “integración territorial” de todos los barrios y las políticas que consigan avanzar en la prosperidad. El popular Borja Sémper, por su parte, también ofreció a Goia colaborar para atraer la inversión y el talento hacia Donostia y lograr una ciudad “con ritmo”.
un hombre serio A sus 47 años y tras cuatro como alcalde, Eneko Goia Laso sigue siendo un hombre serio, que aparca su timidez para cumplir su día a día, repleto de reuniones con numerosas personas. Su amabilidad educada hace que no levante grandes críticas en su entorno y en su labor pública pocas veces deja traslucir su genio. La tranquilidad le caracteriza.
Licenciado en Derecho, fue profesor en Deusto, parlamentario vasco, diputado foral de Carreteras y portavoz foral, antes de presentarse a concejal. Amante de la política desde muy joven y abertzale desde siempre -reconoce que Winston Churchill y Xabier Arzalluz son sus referentes políticos-, este donostiarra nacido en Amara es también un lector ávido y un aficionado a las músicas más variopintas. Es un hombre familiar, aunque reconoce que no puede dedicar a su prole de cuatro hijos todo el tiempo que le gustaría. Tiene en su esposa, Leire Caridad, un gran apoyo, según sus allegados.