BILBAO - La hegemonía del PNV en la Comunidad Autónoma Vasca ha vuelto a quedar patente en los comicios celebrados ayer al arrebatar a Podemos la primera plaza que la formación morada logró en las elecciones generales de 2016 y erigirse en el partido más votado y en el que más escaños se ha llevado de entre los 18 que se reparten en los tres territorios de la CAV. De este modo repite la supremacía electoral cosechada en los últimos comicios forales y municipales y se erige en el partido dominador de la política vasca. Además ha sido la fuerza más votada en Álava.
La formación jeltzale ha logrado seis escaños en el Congreso de los Diputados gracias a los 392.315 votos recibidos, lo que supone un porcentaje del 31%. Son alrededor de cien mil votos más que en las pasadas elecciones generales. Ni siquiera el PSOE ha podido mejorar los números del partido presidido por Andoni Ortuzar pese a tratarse de unas elecciones estatales y al tirón de Pedro Sánchez apoyado en el efecto Moncloa. Los socialistas han mejorado sus números y se sitúan como segunda fuerza en Euskadi con cuatro escaños (250.907 votos, un 19,8%), los mismos asientos que Unidas Podemos (221.807 sufragios, un 17,5%).
La ciudadanía ha reconocido en las urnas la garantía de buen hacer y la estabilidad que ofrecen los jeltzales en las principales instituciones vascas en las que gobiernan y ha premiado el trabajo desarrollado por el Grupo Vasco en el Congreso en defensa del autogobierno y de las inversiones vascas. También ha recompensado con su papeleta la campaña del portavoz de los jeltzales en el Congreso, Aitor Esteban, que ha ofrecido una imagen muy solvente y de gran seguridad.
El contrapunto al PNV lo ha puesto el PP vasco, que no ha podido sacudirse del batacazo de su matriz en el Estado español y ha cosechado 94.036 votos, un 7,4%. Ni siquiera ha podido retener el único escaño de Álava en el Congreso que logró las anteriores elecciones. Esa pérdida es el símbolo de la crisis de la formación popular en Euskadi que lleva una década en caída libre tanto en las generales como en las municipales y sobre todo en las autonómicas. Javier Maroto, que se queda fuera del Congreso, es el símbolo del descalabro del PP en Euskadi, lo mismo que Pablo Casado lo es de la formación popular en España.
EH Bildu tenía depositadas grandes esperanzas en su alianza estratégica con ERC en el Congreso y en el cambio de posición de la izquierda aber-tzale hacia el Parlamento español. Pese a ser la cuarta fuerza más votada en la CAV, la formación liderada por Arnaldo Otegi es una de las triunfadoras de la noche porque ha doblado su representación en la CAV, pasando de dos a cuatro escaños, gracias a sus 210.927 votos (16,7%).
Uno de estos escaños ha sido en Álava donde su candidato Iñaki Ruiz de Pinedo ha arrebatado el asiento parlamentario a Maroto por 384 escaños, según el sistema de recuento proporcional de d’Hondt. Es la segunda vez que la izquierda abertzale se interpone en el camino del dirigente popular; ya lo hizo en 2015 cuando frustró con sus votos que se convirtiera en alcalde de Gasteiz, pese a que su partido fue el partido más votado en las urnas. Además del escaño alavés, EH Bildu ha conseguido un segundo escaño en Gipuzkoa y mantener el que ya tenía en Bizkaia.
Ciudadanos sigue desaparecido en Euskadi y sigue sin conseguir acercarse al 15% del total de votos que le acercaría a conseguir un escaño en el Congreso. La campaña bronca y superexcitada de Albert Rivera en el conjunto del Estado y el perfil bajísimo de sus representantes vascos, unida a su desconexión con la realidad vasca merced a sus propuestas contrarias el Concierto económico y el Cupo, lastran al partido naranja y alejan la posibilidad de su asentamiento en Euskadi. La formación naranja ha sumado 39.658 votos, un 3,14% de la población vasca.
Vox no ha conseguido hacerse un hueco en Euskadi y lo único que se puede poner en su haber es el roto que le ha hecho al PP al comerle un puñado de votos muy necesarios para el último escaño alavés. La otra lectura es que, aunque no logra escaño alguno en suelo vasco, sus miles de votos le permiten exhibir cierto músculo en Euskadi y le otorgan un cierto papel en la refundación que pueda obrarse en el conjunto de la derecha.
Unidas Podemos ha salvado la cara en Euskadi y, frente a los vaticinios que le daban un desplome importante, ha mantenido el tipo. El 17% de apoyo en las urnas supone la consolidación de la marca Elkarrekin Podemos. Pese al descenso de votos y escaños -pasan de seis a cuatro- se asienta en el panorama político y sus dirigentes pueden resoplar con cierta tranquilidad al lograr esquivar una sangría de votos y escaños como la sufrida por el partido de Pablo Iglesias que ha sufrido una hemorragia de una treintena de asientos en el Congreso.
La movilización ha sido grande en la CAV ya que tres de cada cuatro ciudadanos (74,39%) llamados a votar han pasado por las urnas, mejorando en seis puntos la participación en las anteriores generales, prácticamente la misma que la del conjunto del Estado español durante la jornada de ayer. La amenaza de una alianza entre las tres fuerzas de la derecha para desbancar, si los números lo hubieran permitido, es uno de principales factores que explican la movilización también en Euskadi.
SENADo En el Senado, todavía con el escrutinio sin cerrar, el PNV lograría nueve senadores, cuatro más que los obtenidos en las elecciones de 2016, mientras que el PSE volvería a la Cámara Alta con dos representantes y EH Bildu con uno. Por su parte, Unidas Podemos pierde sus seis senadores y el PP el que tenía, mientras que el resto de partidos en Euskadi no han obtenido representantes en esta Cámara.