madrid - Unidas Podemos aguantó el temporal mejor de lo esperado. Sale tocado, pero no hundido, e incluso tiene opciones de ser decisivo en la formación del próximo Gobierno. Todas las encuestas pronosticaban una auténtica debacle para la formación de Pablo Iglesias, que al final no fue tanta. La sensación es agridulce ya que, a pesar de que la bajada fue fuerte y los morados se dejaron 29 escaños respecto a 2016, la aritmética parlamentaria les ofrece la oportunidad de aumentar su influencia en el Congreso e incluso les sitúa en condiciones de intentar empujar al PSOE a un Gobierno de coalición, en caso de que los socialistas no miren a su derecha y se acerquen a Ciudadanos.

Al contrario de la cita electoral de 2016, donde Unidos Podemos logró 71 escaños pero no consiguió el ansiado sorpasso al PSOE, las sensaciones ayer en la formación morada eran muy buenas, al haber evitado sobradamente una posible victoria de las tres derechas, y al quedar en una posición de fuerza para futuros pactos. Unidas Podemos se queda así con 42 escaños en el Congreso de los diputados -siete de ellos de la confluencia catalana-, perdiendo casi un millón y medio de sufragios en comparación con las generales de hace tres años.

En Euskadi, mientras tanto, la coalición de Podemos e Izquierda Unida también perdió fuelle y cedió la primera posición al PNV. Sin embargo, consiguió aguantar el tipo, al igual que en el resto del Estado, y empatar en escaños a los socialistas -cuatro para cada uno, aunque estos últimos terminaron imponiéndose en votos y se hicieron con la segunda plaza. Ahora, en la fase clave de pactos, números y acuerdos de investidura que se abre a partir de hoy, Pablo Iglesias puede ejercer un papel determinante. Está por ver qué apoyos o forma de Gobierno prefiere Pedro Sánchez, pero los morados intentarán arrastrarle a un Ejecutivo de coalición, aunque la mayoría parlamentaria no estaría asegurada en ese escenario. Pase lo que pase, es evidente que Podemos va a ser necesario en cualquier combinación y en unas negociaciones de investidura que se prevén muy complicadas por la amalgama de partido que habrá esta legislatura en el Congreso.

pablo iglesias sale reforzado Respecto a las circunscripciones, la formación morada cayó a la cuarta posición en Madrid con seis escaños, mientras que en Catalunya, donde fueron primera fuerza en 2016, se tuvieron que conformar con la tercera plaza y siete asientos. Llamativo es lo que sucedió en las comunidades de Castilla y León y Castilla-La Mancha, autonomías donde Unidas Podemos no obtuvo ni un solo diputado.

El liderazgo de Pablo Iglesias, cuestionado en algunos sectores del partido debido a las sucesivas crisis internas y al asunto de su chalé de Galapagar, sale claramente reforzado con el resultado de estos comicios, en los que la formación morada ha logrado sobreponerse a los augurios catastróficos y ha demostrado que cuenta con un electorado fiel y consolidado, a pesar de la pérdida de apoyos.

La estrategia de campaña de Unidas Podemos ha sido un acierto y recuerda en cierto modo a la llamada remontada que protagonizaron en las generales de 2015. Pablo Iglesias y su equipo han apostado en las últimas semanas por presentarse como una formación de izquierda responsable y seria, apelando a los artículos más sociales de la Constitución, los relativos a la distribución de la riqueza y al derecho al empleo y la vivienda, e intentado distanciarse del ruido y la guerra sucia entre el PSOE, PP y Ciudadanos. Así se evidenció en los dos debates televisivos, en los que Iglesias se dedicó a poner sobre la mesa las propuestas de su programa electoral y eludió el cuerpo a cuerpo con sus rivales, a los que afeó haber convertido la campaña en un espectáculo.

Otro eje de la campaña podemista ha sido el de azuzar el miedo a un posible pacto del PSOE con Ciudadanos, hipótesis que podría tornarse real tras la distribución de escaños que arrojan las elecciones, en la que socialistas y naranjas alcanzan la mayoría en la Cámara Baja con sus asientos. Sin embargo, parece difícil por el momento que ambas formaciones puedan pactar, tras el cordón sanitario que puso Albert Rivera a Pedro Sánchez al inicio de la campaña y el anunció de anoche de Rivera de que pasará a la oposición.

Paradójicamente, una vez que Iñigo Errejón se ha desvinculado de la formación y las candidaturas al Congreso las han copado los miembros del núcleo pablista, Podemos ha desarrollado una estrategia netamente errejonista, buscando la moderación e intentando alejarse del radicalismo que siempre se les ha achacado. Esta maniobra ha resultado ser efectiva y ha logrado parar la sangría de votos hacia el PSOE que todos pronosticaban.

tercera plaza en la cav En Euskadi, la formación morada perdió su condición de fuerza más votada en votos y escaños en favor del PNV, que recuperó el sexto escaños que sacó en 2015 y perdió en 2016. Así, Podemos se deja en la CAV dos escaños y queda como tercera fuerza, por debajo del PSE, al que iguala en asientos (cuatro cada uno). Se trata de un resultado mejor de lo esperado, ya que amarran el segundo escaño por Bizkaia, el de Miren Gorrotxategi, que estaba en juego.

Por territorios, Unidas Podemos fue tercera fuerza en Araba, donde logró revalidar su escaño de Juantxo López de Uralde, y en Bizkaia. En Gipuzkoa en cambio la formación morada tuvo que conformarse con la cuarta plaza y se dejó un escaño respecto a hace tres años. A Podemos le favorece en los tres herrialdes el llamado voto dual, según el cual los electores prestan el voto en los comicios generales a formaciones de carácter estatal, si bien luego en las elecciones locales o autonómicas apuestan en mayor medida por el PNV y EH Bildu. De cualquier manera, el partido morado ha demostrado que cuenta también en la CAV con una base fiel de votantes más allá de ese sufragio prestado. Lo que ha perjudicado en mayor medida a la candidatura vasca de Podemos ha sido la pujanza del PSE, que se ha beneficiado notablemente del efecto Sánchez y ha ejercido en esta ocasión como recolector de ese voto útil habitual en Euskadi en las últimas elecciones generales.