gasteiz - ¿Cómo ha visto la evolución de la campaña de sus rivales dentro del territorio alavés?
-Es una constante, los partidos de ámbito estatal compiten por el Gobierno del Estado; aquí vienen a coger los votos una vez cada cuatro años y luego si te he visto no me acuerdo. Nosotros buscamos el bienestar de las alavesas y los alaveses, vamos a todas las instituciones donde estén los intereses de nuestro país en juego, y ese es nuestro objetivo. Vamos y volvemos, y eso no significa que solo pensemos en nosotros, queremos que lo nuestro vaya bien, pero también lo de nuestros interlocutores, porque los mejores acuerdos son los que dejan a todos satisfechos, en Madrid, en Bruselas o en cualquier institución. A nosotros no nos interesa que en ningún ámbito en el que estamos insertos las realidades vayan mal, y por eso estamos en contra del Brexit, y eso lo puedo ir reduciendo de escala.
¿Y en el caso concreto de Álava, cuál es su objetivo?
-Mejorar nuestra industria, prepararla para el futuro, afrontar el reto de la transición energética, de la descarbonización, la globalización, la digitalización de las empresas, cómo establecemos la formación dual para que nuestros jóvenes tengan unos empleos estables y de calidad en esa nueva industria, cómo mejoramos las pensionas, en definitiva lo que nos interesa como ciudadanos, vivir bien, no estar preocupados por el futuro de nuestros hijos.
¿Cómo puede la política contribuir a realizar una transición energética lo menos traumática posible?
-Los marcos políticos son los que crean los marcos económicos, la política y la economía no son realidades desligadas, cuando hay un marco político estable la actividad económica se desarrolla. La transición energética es una cuestión internacional y va a afectar a la producción de la energía, a los propios procesos productivos y a la movilidad y el transporte. La descarbonización es una decisión política, tomada en los Acuerdos de París, y ahora tenemos que acompasar la transición energética con una transición industrial, tienen que ir de la mano, y con una transición también de nuestros propios comportamientos vitales. En Álava la industria de la automoción es muy potente, el 90% de la producción de automoción se exporta, a Alemania, Francia y también Reino Unido, y por eso los globos sonda que lanzó el Gobierno socialista sobre el diésel no son un movimiento acompasado, sino un desastre.