BARCELONA- Barcelona vivió ayer una jornada de contrastes después de que los choques de la mañana entre miembros de los Comités de Defensa de la República (CDR) y los Mossos d’Esquadra dieran paso por la tarde a una manifestación pacífica de miles de personas con el mismo objetivo: criticar el Consejo de Ministros celebrado en la Ciudad Condal por considerarlo una “provocación”. Las escenas de tensión que se vivieron desde primera hora y durante el mediodía se saldaron con trece detenidos y 77 heridos de diversa consideración, aunque ninguno de gravedad, entre ellos 35 mossos. Una vez el gabinete Sánchez abandonó la capital catalana, los CDR desconvocaron los actos de protesta y la Policía autonómica dio por finalizado su dispositivo especial.
Horas después fue el turno de la movilización cívica con la presencia en las calles de Barcelona de 40.000 personas, según la Guardia Urbana, convocadas por una veintena de entidades independentistas bajo el lema Tumbemos al régimen. República catalana. Durante todo el trayecto, entre los Jardinets de Gràcia y la confluencia del paseo de Gràcia con Gran Via, predominaron las esteladas y los gritos a favor de la independencia y por la libertad de los presos soberanistas.
Representantes de ERC, JxCat y la CUP acudieron a la marcha y expresaron su disgusto por la reunión del Gobierno del PSOE y los acuerdos que anunció. “No han entendido nada, no nos valen gestos”, dijo la portavoz de ERC, Marta Vilalta. El portavoz de JxCat, Eduard Pujol, criticó que el Consejo de Ministros tuvo una carta de resultados muy pobre, a su juicio, y la portavoz de Arran -las juventudes de la CUP-, Núria Martí, defendió que “tirar piedras frente a 9.000 policías no es violencia”.
Al término de la manifestación, las entidades organizadoras, incluyendo la ANC, Òmnium Cultural y los propios CDR, anunciaron el inicio de un “ciclo de movilizaciones para derribar el régimen del 78” y ejercer el derecho de autodeterminación de Catalunya contra la “represión”. En la lectura de un manifiesto, pidieron hacer del 21-D el inicio de un ciclo de movilizaciones con un objetivo: “Recuperar la soberanía que se nos roba y niega, y que solo alcanzaremos con la República Catalana”. Apuestan por la autodeterminación para “construir un nuevo país” en que se vean reflejadas reivindicaciones como la lucha contra los desahucios, el antifascismo, el feminismo, la defensa de la escuela pública y la lengua catalana, los derechos laborales y las pensiones dignas, entre otras. Y recordaron que “el único momento en el que el régimen tembló” fue con las movilizaciones de las jornadas del 1 y el 3 de octubre de 2017.
Cortes de tráfico El independentismo se movilizó desde primera hora en toda Catalunya coincidiendo con la presencia del presidente del Gobierno español y sus ministros en Barcelona, convertida en el epicentro de las protestas de los sectores independentistas, que protagonizaron diversos enfrentamientos con los mossos al intentar saltar el cordón policial.
Las movilizaciones comenzaron a primera hora con decenas de cortes de tráfico por parte de miembros de los CDR en carreteras catalanas como la Ronda Litoral (B-10) y la de Dalt (B-20), la C-58 en el Vallès; la AP-7 en L’Ampolla (Tarragona) o la autovía A2 en Alcarràs (Lleida), lo que provocó importantes retenciones. Estos grupos, que en algunos puntos cortaron carreteras con la quema de neumáticos o colocando troncos de árboles, también realizaron interrupciones puntuales del tráfico en algunas de las principales calles barcelonesas, como la avenida Meridiana, la Diagonal, la Gran Vía o el Paral·lel.
Aunque la movilidad por carretera fue complicada durante toda la mañana, los servicios de transporte público funcionaron sin problemas tanto en el metro como la red de autobús de Barcelona y los trenes de Renfe, pese a que CGT había convocado una jornada de huelga en la compañía ferroviaria en todo el Estado. También las escuelas e institutos abrieron sin incidencias y mantuvieron las actividades propias del último día lectivo antes de las vacaciones de Navidad.
Los principales incidentes se produjeron en la parte baja del centro de Barcelona, donde centenares de miembros de los CDR que se dirigían desde Drassanes a la Casa Llotja de Mar, donde se celebró el Consejo de Ministros, se enfrentaron con los Mossos al intentar saltar el cordón policial. En la zona de Drassanes y el Paral·lel, los manifestantes arrojaron vallas, piedras y pintura a los agentes, con lo que se produjeron varias cargas policiales que acabaron con siete detenidos.
Otra de las detenciones fue la de un manifestante que intentó saltarse un cordón policial en la Via Laietana y que llevaba material para preparar un artefacto incendiario o explosivo, mientras que otro fue arrestado por arrojar objetos de forma reiterada a la línea policial cerca de la Llotja de Mar. Otras dos personas fueron detenidas en L’Ampolla (Tarragona) por desórdenes públicos y daños, en el marco del corte de la AP-7. El último arresto se produjo por atentado a agentes de la autoridad en Urquinaona.