madrid - El PP, con la ayuda de Ciudadanos, ha lanzado un torpedo en la línea de flotación de la legislatura de Pedro Sánchez. Los dos partidos tumbaron ayer con su mayoría absoluta en la Mesa del Congreso la estrategia que había diseñado el presidente español para quitar cuanto antes la capacidad de veto del Senado en la tramitación del techo de gasto, una vía con la que intentaba escapar de la mayoría absoluta del PP en esa Cámara. Las filas de Casado y Rivera han sumado fuerzas para rechazar su intento de emprender la reforma con una enmienda sobre el pacto contra la violencia machista porque no guarda ninguna relación con el debate presupuestario.

PP y C’s han comprometido la estabilidad de Sánchez, que ahora ve cómo se complica la aprobación del techo de gasto que le iba a dar 6.000 millones extra de margen y, por extensión, se complica el visto bueno a sus Presupuestos porque podría verse obligado a diseñarlos con menos recursos económicos. Mientras tanto, los plazos se le echan encima, porque quería registrar las Cuentas en noviembre o diciembre. Además, el PP demostró que está dispuesto a ejercer de contrapoder desde su atalaya en la Mesa del Congreso y desde el Senado, y ayer instó a Sánchez a asumirlo y convocar elecciones. La decisión no es irreversible, aunque sí es difícil darle la vuelta. Unidos Podemos y los socialistas darán la batalla en esta tramitación, que se está convirtiendo en un juego de trileros.

En una maniobra que genera dudas, los cinco representantes de PP y C’s en la Mesa, con la presidenta Ana Pastor a la cabeza, se impusieron a los cuatro escaños del PSOE y Unidos Podemos, se llevaron por delante la enmienda sin solicitar siquiera un informe a los letrados, y rectificaron así a la Mesa de la Comisión de Justicia, que está presidida por los socialistas y que la semana pasada había avalado el texto. El PSOE barajó promover una reprobación contra Pastor, pero parece que lo descarta y pedirá a la Mesa del Congreso que reconsidere su decisión, una vía no muy prometedora. Va a esgrimir una resolución de la propia presidencia del Congreso del 23 de septiembre de 1986, que defiende la competencia de la Mesa de las comisiones para admitir enmiendas a trámite. Unidos Podemos va a recurrir al Tribunal Constitucional, también para defender la soberanía de la comisión. Esa vía es lenta, pero aún permanece abierta una tercera alternativa.

En ese sentido, lo que hicieron ayer PP y C’s fue tumbar la enmienda que había registrado el socialismo en la Comisión de Justicia, en el marco de la reforma de la Ley del Poder Judicial para incorporar las medidas del pacto contra la violencia machista. Esa iniciativa no tenía nada que ver con asuntos presupuestarios pero se encuentra en un estado muy avanzado de tramitación y permitía al PSOE quitar la capacidad de veto al Senado por la vía de urgencia, para presentar cuanto antes el techo de gasto y poner sobre la mesa sus Presupuestos en noviembre o diciembre. Sin embargo, ese atajo no era más que el plan B de Sánchez después de que PP y C’s torpedearan su planteamiento inicial: reformar la Ley de Estabilidad Presupuestaria para quitar el veto al Senado por la vía de urgencia. PP y C’s no quieren admitir esa urgencia y pueden vertarla en la Mesa del Congreso. Unidos Podemos y el PSOE insistirán hoy en la Junta de Portavoces.

pastor y las “amenazas” Ana Pastor aseguró que nadie le va a mover del cumplimiento de la ley, y dijo que no se pueden tramitar a la vez dos textos legales idénticos, y que el Constitucional avala la plena competencia de la Mesa para decidir sobre las enmiendas. “Puedo recibir amenazas, pero a mí no me mueven en el cumplimiento de la legalidad”, sentenció. El PSOE, por su parte, dijo en un comunicado que la decisión ha sido “arbitraria” e “inaceptable”.

La ministra Montero aseguró a Efe que presentará las Cuentas este año. La idea es hacerlo con o sin techo de gasto, y aprobarlas el primer trimestre de 2019. La principal baza que tiene Sánchez es que a ninguno de sus socios les interesa un adelanto electoral. Desde Unidos Podemos, Gloria Elizo confirmó que su grupo seguirá trabajando para que las Cuentas sean “completamente diferentes”, aunque resaltó la importancia de quitar el veto al Senado porque, sin dar ese paso, se perderán 6.000 millones para gasto social, e Iglesias perdería un argumento de calado para justificar su respaldo. La aprobación de las Cuentas es complicada, porque los nacionalistas catalanes tampoco han despejado sus intenciones. Sobre todo, al Gobierno español le preocupa ERC y en qué medida puede condicionar el diálogo a la suerte que corran los presos soberanistas. El PNV, por su parte, se muestra dispuesto a negociar porque quiere que la legislatura dure y se plasme el traspaso de las 37 competencias pendientes, pero reconoce que el horizonte se está oscureciendo.